Una carrera (medi¨¢tica) hacia la libertad
La televisi¨®n de Arabia Saud¨ª emite series donde las mujeres aparecen en actitudes modernas. ?Es solo ficci¨®n o es el germen de la conquista de derechos para las ¨¢rabes?
La ficci¨®n libera a la mujer en Arabia Saud¨ª. Para las feministas que luchan por sus derechos en los pa¨ªses ¨¢rabes no es m¨¢s que un espejismo. Como Noura al Faiz, la primera mujer en formar parte del Consejo de Ministros del pa¨ªs m¨¢s fundamentalista del mundo ¨¢rabe, quien debe contar con un permiso para aparecer en la televisi¨®n. O como Shema, la saud¨ª condenada hace un a?o a 10 latigazos por conducir, y las promotoras de la plataforma Women2drive, con p¨¢gina en Facebook. Pero para los m¨¢s radicales es un esc¨¢ndalo.
Cuando el rey Abdullah nombr¨® en 2009 al nuevo ministro de Cultura e Informaci¨®n, Abdel Aziz Khoja, un grupo de 35 cl¨¦rigos dirigi¨® una carta al pol¨ªtico en la que dogmatizaban que la mujer no debe aparecer bajo ning¨²n concepto en los medios. ?Nos hemos dado cuenta de lo bien que echa ra¨ªces la perversidad en el Ministerio de Informaci¨®n. Depositamos la esperanza en que usted acometa la reforma necesaria?.
Para irritaci¨®n de los cl¨¦rigos y regocijo de los paladines de la libertad, Aziz Khoja no esper¨® a que terminara el a?o para permitir que la voz femenina entrara en la televisi¨®n local. La voz, porque las mujeres que se asoman a la pantalla lo hacen completamente cubiertas con el niqab, como una enorme sombra, un agujero negro, el vac¨ªo, la nada. Excepto en la ficci¨®n. El del Ramad¨¢n es, curiosamente, el mes de las series liberales en las televisiones de Arabia Saud¨ª. Entre ellas Hush Hush, una comedia en la que las mujeres conducen. En uno de los episodios m¨¢s pol¨¦micos, una encantadora dama sale del asiento del conductor de un sed¨¢n lila. Un grupo de hombres lascivos se ofrece para arreglar el coche. A lo que ella responde: ??Qui¨¦n ha dicho que se me haya estropeado? Estoy esperando a mi amiga?. Ellas nunca aparecen conduciendo, la c¨¢mara corta en el momento en el que el motor quema rueda contra el asfalto. Una elipsis como la que durante a?os ha usado la televisi¨®n occidental con el tab¨² de la homosexualidad: no se ve¨ªa, pero se sab¨ªa que estaba ah¨ª.
La mayor parte de las series que se emiten en Arabia Saud¨ª se graban realmente en Dub¨¢i. Como The Girls¡¯ Room, el Sexo en Nueva York ¨¢rabe, donde unas amigas charlan en un sal¨®n de cualquier cosa menos de sexo. La responsable
de esta producci¨®n es Rotana Network, un potente grupo audiovisual, con televisiones, radio, productora de cine y revistas, cuya presidenta es una mujer: Hala Sarhan.
?En Siria?, cuenta la reportera Mayte Carrasco, ?las mujeres se re¨²nen por la noche para ver una telenovela en la que las actrices aparecen sin velo, muy maquilladas y operadas de la nariz. Parece un gesto de apertura en un momento en el que estos pa¨ªses deben decidir hacia d¨®nde caminan?. El futuro es incierto. La Primavera ?rabe ha supuesto en algunos casos un retroceso en los derechos de las mujeres. Es el caso de Egipto. All¨ª la periodista F¨¢tima Nabil estuvo apartada durante 10 a?os de la pantalla porque se negaba a quitarse el velo: una ley prohib¨ªa aparecer en la televisi¨®n si no era con la cabeza al descubierto. Tras la revoluci¨®n de 2011, fich¨® por el canal Misr 25, controlado por los Hermanos Musulmanes. ?Acept¨¦ la oferta porque fueron los ¨²nicos en todo este tiempo que me dieron la oportunidad de trabajar como yo quer¨ªa?, cont¨® en una entrevista a El Confidencial. ?Pienso que es una demostraci¨®n de libertad y un logro de la revoluci¨®n?.
La conquista de este derecho es un arma de doble filo. Desde este verano el sat¨¦lite egipcio emite un nuevo canal, Maria TV, en el que las presentadoras desaparecen tras un burka negro. Una de ellas, Abeer Shahin, estudi¨® en una universidad estadounidense en El Cairo: ?Me ense?aron que una presentadora de la televisi¨®n no pod¨ªa trabajar con el rostro cubierto, por la importancia del lenguaje corporal?, cuenta a AFP. ?Pero el tono de mi voz puede transmitir mis emociones y reacciones?, defiende. La pantalla se llena de velos y en Arabia Saud¨ª ellas siguen sin conducir. La semilla del aperturismo para las mujeres no crece en las calles, sino en las series de ficci¨®n. Ahora solo falta quien la riegue.
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