Las alpargatas de invierno existen (y se hacen as¨ª)
La firma espa?ola Vidorreta acaba de lanzar una colecci¨®n de zapatillas y botas con suela de yute. Visitamos su f¨¢brica en Cervera (La Rioja) para conocer de primera mano c¨®mo fabrican sus dise?os.
Cervera del R¨ªo Alhama es un pueblo alpargatero. Desde tiempos inmemoriales, esta localidad riojana de unos 2.000 habitantes es cuna de artesanos expertos en el tradicional calzado. A las afueras del municipio tiene su f¨¢brica la marca de calzado Vidorreta. Regentada por Jos¨¦ Vidorreta y Lurdes Pomar, el hijo del fundador y su mujer, esta firma nacida en 1979 inventa, temporada tras temporada, nuevas formas de actualizar las alpargatas. Antes utilizaban c¨¢?amo y ahora yute, la versi¨®n moderna que se emplea hoy en d¨ªa para fabricar las suelas. Antes produc¨ªan para terceros y ahora tienen su propia ense?a, que consigue despachar un par de alpargatas por minuto en pa¨ªses tan dispares como Alemania o China. Antes, se limitaban a los modelos estacionales como el resto de alpargateros de la zona. Pero ahora se han lanzado con su primera colecci¨®n de invierno. Puede sonar descabellado pero ya es una realidad. Desde hace unos meses, los 50 trabajadores de su f¨¢brica han aprendido a lidiar con nuevas t¨¦cnicas para crear botas de esparto revestidas de borreguito, zapatillas de deporte que en realidad son esparte?as y hasta slippers destalonadas con pelo al m¨¢s puro estilo Gucci.
?De momento hemos lanzado solo la colecci¨®n de mujer a modo de prueba, pero est¨¢ funcionando bien?, asegura Jos¨¦ Vidorreta mientras nos ense?a c¨®mo han aprendido a moldear la ca?a de una bota. Aunque algunas firmas alpargateras han probado con zapatos cerrados con suela de yute, la mayor¨ªa prefieren sustituirlo por materiales m¨¢s asociados al invierno cuando dise?an botas. Ellos han querido mantener la esencia de lo que mejor saben hacer tambi¨¦n cuando bajan las temperaturas. ?Producir zapatos y fabricar alpargatas es muy distinto. Normalmente cada uno es bueno en lo suyo y por eso hemos querido crear modelos para la temporada de fr¨ªo fieles a la t¨¦cnica alpargatera?, reconoce Lurdes. Su l¨ªnea invernal, presentada en ferias internacionales como la de Mil¨¢n, Berl¨ªn o Jap¨®n, incorpora suelas hidrofugadas para aislar el yute del agua y experimenta con piel de conejo o de potro para crear modelos m¨¢s c¨¢lidos que sus tradicionales esparte?as.
Eso s¨ª, sin perder la esencia de la marca: elementos de fantas¨ªa (apliques brillantes, hilos metalizados y algunas lentejuelas) y elaboraci¨®n artesanal. En la entrada de la f¨¢brica se apilan las suelas de yute, que compran ya terminadas en Orihuela (Alicante). Javier, uno de sus artesanos, nos muestra c¨®mo se hac¨ªan antes de que las m¨¢quinas facilitaran la tarea: el yute se enrollaba sobre un banco conocido como ¡®alpargatero¡¯ y despu¨¦s se cos¨ªa con un punz¨®n. ?Nos daba tiempo a hacer dos docenas en una jornada normal?, asegura mientras atraviesa la suela con la gruesa aguja. Ahora las cosas van m¨¢s r¨¢pido pero Vidorreta sigue apostando por mantener, en la medida de lo posible, las t¨¦cnicas de siempre. Cortan las pieles y telas en la f¨¢brica, montan el zapato y externalizan el toque final: son las mujeres del pueblo, experimentadas en el arte de coser alpargatas, las que puntada a puntada terminan cualquier modelo en peque?os talleres o en sus propias casas. ?Cuando vamos a ferias internacionales, Inma y Mari, dos de nuestras costureras, nos suelen acompa?ar y causan sensaci¨®n por lo r¨¢pido que cosen?, asegura Pomar.
Sus dise?os ¨Cde media cuestan unos 100 euros¨C se venden en tiendas multimarca y en su reci¨¦n estrenada shop online, que naci¨® la pasada primavera. Fabrican m¨¢s de medio mill¨®n de pares al a?o y el 90% de su producci¨®n es exportada a Latinoam¨¦rica, Asia o el Norte de Europa, de ah¨ª que la numeraci¨®n de sus alpargatas varie desde el 35 reclamado por las asi¨¢ticas hasta el 42 que utilizan algunas n¨®rdicas. ?A¨²n recuerdo la primera vez que vi unas Vidorreta en la Puerta del Sol. Y a¨²n siento escalofr¨ªos cuando veo nuestros dise?os en distintas partes de Espa?a y del mundo?, reconoce la due?a de la firma.
A esperas de comprobar c¨®mo recibe el mercado ¨Cnacional e internacional¨C las primeras espadre?as de invierno, lo cierto es que corren buenos tiempos para este calzado. Desde que muchos payeses abandonaran el campo para trabajar en la ciudad sustituyendo su calzado de esparto por un zapato con suela, el auge de la alpargata ha ido fluctuando como cualquier tendencia. Pero desde hace varios a?os, han logrado hacerse un hueco en cualquier zapatero que se precie. Ya no est¨¢n de moda: son un b¨¢sico. Y cada vez m¨¢s marcas pugnan por reinventarlo. Solo hay que ver la ¨²ltima colaboraci¨®n entre Casta?er y Manolo Blahnik, una colecci¨®n de h¨ªbridos entre las alpargatas en su sentido m¨¢s cl¨¢sico y los stilettos de taconazo. O las de colores y planaforma que Pedro Garc¨ªa subi¨® a la pasarela londinense de la firma Temperley London. Hasta Chanel o Valentino tienen sus propias versiones con logo o encaje, respectivamente. ?Cu¨¢nto tardar¨¢n otras firmas en lanzar sus propios modelos m¨¢s all¨¢ del verano?
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