Adi¨®s al term¨®metro de mercurio
Europa proh¨ªbe su fabricaci¨®n pero indulta a los de m¨¢s de cincuenta a?os de antig¨¹edad por considerarlos bienes culturales
La imagen es recuperable en la memoria de casi todos los que han superado ya la adolescencia. Cuando el aparato romp¨ªa contra el suelo, daba inicio un divertido juego: atrapar las escurridizas bolitas de mercurio que hab¨ªan salido desprendidas al partirse el tubo. Ese entretenimiento, cuestionable por los riesgos nocivos del mercurio para la salud y el medioambiente, no volver¨¢ a repetirse en los hogares europeos. La Uni¨®n Europea ha dado hoy su visto bueno final a la directiva que proh¨ªbe, de aqu¨ª a a?o y medio, la fabricaci¨®n de term¨®metros que contengan ese metal.
El Parlamento Europeo indulta, en cambio, a los de m¨¢s de 50 a?os de antig¨¹edad por considerarlos bienes culturales. Los pa¨ªses miembro de la Uni¨®n Europea disponen de 18 meses para retirarlos del mercado.
La prohibici¨®n de los aparatos con mercurio se enmarca en una estrategia de la UE para erradicar el uso industrial de este metal. La comunidad cient¨ªfica ha advertido de los efectos nocivos del mercurio sobre la salud y el medioambiente.
El mercurio afecta el sistema nervioso y puede da?ar nuestra capacidad para o¨ªr, hablar, ver, caminar, sentir y pensar. De hecho, mucho antes de que conoci¨¦ramos los hechos cient¨ªficos que confirmaron la toxicidad de este metal pesado ya hab¨ªa evidencia de que el envenenamiento por mercurio produc¨ªa da?o neurol¨®gico.
La demanda mundial de mercurio roza las 3.600 toneladas al a?o, de las que unas 300 corresponden a la Uni¨®n Europea. De estas ¨²ltimas, unas 33 se destinan a la fabricaci¨®n de aparatos de medici¨®n, y casi el 90 por ciento para term¨®metros m¨¦dicos y dom¨¦sticos, seg¨²n datos difundidos por la Euroc¨¢mara.
El pasado 16 de junio, el Parlamento Europeo aprob¨® otra directiva que proh¨ªbe exportar mercurio desde la UE a pa¨ªses terceros al tiempo que abog¨® por instalar un almac¨¦n para sus residuos en Almad¨¦n (Ciudad Real), localidad que alberga la mayor mina de este metal del mundo desde tiempos de los antiguos romanos.
El sombrerero loco
En 1800 los sombrereros estuvieron expuestos al mercurio durante el proceso de fabricaci¨®n de los fieltros de lanas. El comportamiento extra?o e impredecible del Sombrerero loco del cuento de Lewis Caroll Alicia en el pa¨ªs de las maravillases la descripci¨®n de la actitud de los fabricantes que se volvieron "locos" por el envenenamiento por mercurio.
Alarma ecologista
El ¨²ltimo informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) Evaluaci¨®n global del mercurio, de 2006, asegura que los usos de este metal en el mundo, a pesar de su toxicidad, no se han reducido. Aunque el estudio reconoce su disminuci¨®n en los pa¨ªses industrializados, destaca el incremento de la dependencia a esta sustancia contaminante de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. El PNUMA afirma que su comercio se ha estabilizado en unas 3.500 toneladas. Las organizaciones ecologistas han recordado que las instalaciones europeas cloroalcalinas, fabricantes de cloro para la producci¨®n de pl¨¢sticos, incumplir¨¢n la directiva europea que las obliga a sustituir su tecnolog¨ªa de c¨¦lulas de mercurio para otros sistemas m¨¢s modernos y limpios, pero tambi¨¦n m¨¢s caros, antes del pr¨®ximo octubre. Jap¨®n lleva a?os implantando tecnolog¨ªas m¨¢s limpias, tras el desastre de la bah¨ªa de Minamata, donde en los a?os 50 y 60 fallecieron m¨¢s de mil personas tras ingerir pescado envenenado con mercurio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.