Un homenaje civil para un hombre digno
Numerosas personalidades del mundo de la cultura, la pol¨ªtica y la empresa acudieron al acto en honor de Jes¨²s de Polanco
Jes¨²s de Polanco era un apasionado de la m¨²sica, del flamenco y de cualquier m¨²sica, y esta noche Diego el Cigala abri¨® con su voz de piedra marina el multitudinario homenaje que le dedic¨® la sociedad civil espa?ola en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid.
En la primera fila, su mujer, Mar¨ªa Jes¨²s Moreno, y sus hijos, Mar¨ªa Jes¨²s, Isabel, Manuel; su hijo mayor, Ignacio, sucesor suyo al frente de PRISA, estaba en el estrado, con Emilio Lled¨®, con Felipe Gonz¨¢lez, con Alberto Ruiz Gallard¨®n y con Juan Luis Cebri¨¢n, consejero delegado de PRISA y primer director de EL PA?S, el peri¨®dico que impuls¨® Polanco con Jos¨¦ Ortega Spottorno.
En un importante discurso, el ex presidente Gonz¨¢lez describi¨® su amistad "civil" con Polanco, dijo que ¨¦ste ahora estar¨ªa entristecido porque se est¨¢ produciendo, otra vez, como cuando la primera guerra del f¨²tbol, "una situaci¨®n absurda" en la que "el fuego amigo" es capaz de generar graves "da?os colaterales".
El fil¨®sofo de su generaci¨®n, el pol¨ªtico cuya vida coincidi¨®, y divergi¨®, tanto en los primeros a?os de EL PA?S, el alcalde, el compa?ero de singladura y el hijo iban a ser los que dos meses despu¨¦s del fallecimiento del empresario glosaran su figura, ya desde la historia y, sin duda, sobre todo desde la amistad.
En la sala del teatro del C¨ªrculo de Bellas Artes no cab¨ªa nadie m¨¢s, y una multitud se qued¨® fuera. Una relaci¨®n de los que estaban deja forzosamente fuera a muchos que quisieron estar en el homenaje civil al hombre que en vida muchos tomaron, como dijo I?aki Gabilondo en la presentaci¨®n del acto, como un apodo o como una diana. Y no fue ni una cosa ni otra, fue un hombre digno y sobrio, y esa dignidad sobria que presidi¨® su vida fue tambi¨¦n la atm¨®sfera del homenaje.
No pod¨ªa ser, dijo Gabilondo, una tarde alegre, pero Polanco no nos hubiera perdonado, destac¨® el periodista, que la convirti¨¦ramos en una ocasi¨®n triste. Polanco, explic¨® Gabilondo, en esas primeras palabras, pespunteadas por las im¨¢genes de la vida del fallecido presidente de PRISA, acompa?¨® de manera activa a este pa¨ªs desde el subdesarrollo hasta los momentos de la modernidad. La M¨²sica Camerae de Madrid y El Cigala le dieron a las palabras que vendr¨ªan luego un contrapunto que fue tambi¨¦n el que busc¨® Jes¨²s de Polanco a lo largo de la vida: la actividad, el trabajo en equipo y la vida de la cultura, la ansiedad tranquila de buscar en la m¨²sica el equilibrio que requer¨ªa una labor que le absorbi¨® siempre: la de emprender.
Gabilondo quiso traer tambi¨¦n la poes¨ªa a esta celebraci¨®n civil de una vida llena, y cit¨® a Jos¨¦ Hierro, que en los a?os juveniles fue amigo y muchas veces sost¨¦n en las aventuras de un Polanco que, a¨²n adolescente, se buscaba a s¨ª mismo en el horizonte de Madrid. Hierro escribi¨®, dijo Gabilondo, versos rotos, doloridos, sobre el pasado de Espa?a, para que no se repitiera; Polanco us¨® esa misma experiencia para emprender una tarea que en la Transici¨®n tuvo el empe?o principal de la modernizaci¨®n a partir de la reconciliaci¨®n.
?se fue el mensaje de Gabilondo, y de Hierro. La m¨²sica de El Cigala fue de recuerdo y dolor; esa voz de piedra marina, que Polanco acompa?¨® como un apasionado del flamenco, trajo ecos de algunos versos de otros compa?eros generacionales, como ?ngel Gonz¨¢lez o Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald. "Se me olvid¨® que te olvid¨¦, a m¨ª que nada se me olvida". Memorioso como pocos, esos versos hubieran desatado siempre, en Polanco, la iron¨ªa sobre esa facultad de la que tanto se enorgullec¨ªa, la memoria.
Pero no estaba. Para recordarle estaban Lled¨®, Gonz¨¢lez, Gallard¨®n, Cebri¨¢n, su hijo Ignacio. Y, sin duda, muchos de los que acudieron al C¨ªrculo. Aparte de sus familiares, de sus amigos personales, de los consejeros de PRISA y de directivos y personal de todas las empresas del Grupo, all¨ª estaba su gran amigo Pl¨¢cido Arango; la vicepresidenta Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega; el presidente del Congreso, Manuel Mar¨ªn; la vicepresidenta de la misma instituci¨®n, Carmen Calvo; el presidente de Andaluc¨ªa, Manuel Chaves; los ministros de Justicia, Mariano Fern¨¢ndez Bermejo; de Defensa, Jos¨¦ Antonio Alonso; una emocionada Elena Salgado, ministra de Administraciones P¨²blicas y amiga y compa?era de muchas tardes musicales de Polanco; el ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba; el ministro de Sanidad, Bernat Soria; la ministra de Educaci¨®n, Mercedes Cabrera; el de Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos; Jos¨¦ Blanco, secretario general del PSOE; el Defensor del Pueblo, Enrique M¨²gica; Fernando Moraleda, secretario de Estado de Comunicaci¨®n; Trinidad Jim¨¦nez, secretaria de Estado de Exteriores; Jos¨¦ Enrique Serrano, jefe del Gabinete del presidente del Gobierno.
Pol¨ªticos, como los vascos Josu Erkoreka e I?aki Anasagasti; el catal¨¢n Jordi Vilajoana; el portavoz socialista Diego L¨®pez Garrido; In¨¦s Saban¨¦s; el teniente de alcalde de Madrid; Manuel Cobo; el ex ministro Bono; el Nuncio de Su Santidad; el eurodiputado Enrique Bar¨®n?
Muchos nombres propios: Ana Patricia Bot¨ªn; Francisco Gonz¨¢lez, presidente del BBVA; ?ngel Ron; Alejandro Echevarr¨ªa; Antonio Garrigues Walker; Santiago Carrillo; Luis Fern¨¢ndez (presidente de RTVE); ?lex Grijelmo (presidente de la agencia EFE); Antonio Fern¨¢ndez Galiano (consejero delegado de EL MUNDO); Santiago Alonso (de ABC); Nuria Espert; Jos¨¦ Luis G¨®mez; Juan Eduardo Z¨²?iga; V¨ªctor Manuel; Raphael; Luis Mar¨ªa Anson; Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn Patino; Fernando Carro (alto directivo de Bertelsmann, venido de Berl¨ªn); Javier Moll (presidente del Grupo Moll); Baltasar Garz¨®n; Fernando Savater; Manuel Vicent; Forges; Clemente Auger; Ian Gibson; Rosa Conde; M¨¢ximo Cajal; Juan Manuel Su¨¢rez del Toro (presidente de Cruz Roja). Dos pisos llenos, personalidades y amigos: imposible un recuento justo.
"Me ha salido del alma"
El profesor Lled¨® cont¨® dos recuerdos personales que le juntaron a Polanco en una amistad emocionante. En noviembre de 2005 Polanco acudi¨® a un acto en el que el fil¨®sofo recibi¨® un homenaje. "Vengo porque soy tu amigo". Y luego le vio, en junio de este mismo a?o, en la Junta de Accionistas en la que Polanco presidi¨® por ¨²ltima vez. Fue en esa ocasi¨®n cuando el presidente de PRISA pronunci¨® unas palabras sobre el clima pol¨ªtico que se viv¨ªa en Espa?a. Al final le dijo a Lled¨®: "A lo mejor me he pasado con algo de lo que he dicho. Pero me ha salido del alma". A esas palabras sigui¨® una campa?a "de enorme hostilidad" contra ¨¦l; su amigo Lled¨® calific¨® anoche esa campa?a: "Injusta, injustificada, inapropiada".
El alcalde de Madrid fue al origen del nacimiento de EL PA?S, el llamado Pacto de Sacha, el que mantuvo en los albores del diario con Juan Luis Cebri¨¢n, para describir los aspectos humanos que adornaron la figura del empresario. "Tenaz, vital, en¨¦rgico, creativo, audaz, minucioso, sobrio, educado pero no protocolario"; Polanco ten¨ªa "car¨¢cter de resistente" y emprendi¨® grandes aventuras porque para ¨¦l "nunca se acababa el horizonte". La lealtad, de la que es s¨ªmbolo aquel pacto, fue tambi¨¦n una lealtad con la modernizaci¨®n de Espa?a, en la que particip¨® con los valores que le adornaron y que hoy se celebra con la gratitud con la que Gallard¨®n acab¨® su discurso.
Las guerras del f¨²tbol
Felipe Gonz¨¢lez sobrecogi¨® a la audiencia con una memoria personal que naci¨® en los albores de EL PA?S y sigui¨® hasta que verdaderamente se hizo amigo personal de Jes¨²s de Polanco, cuando ¨¦ste empezaba a ser v¨ªctima de "la primera guerra del f¨²tbol" y ¨¦l mismo hab¨ªa sido "abandonado por el poder". Ahora parece que hay, se?al¨® el ex presidente socialista, "otra guerra del f¨²tbol". A Polanco le habr¨ªa entristecido "el fuego amigo" y le habr¨ªan entristecido tambi¨¦n "los da?os colaterales" de esta situaci¨®n actual que ¨¦l no dud¨® en calificar de "absurda". Fue un discurso vibrante, amistoso, autobiogr¨¢fico; su Gobierno mantuvo una distancia visible con EL PA?S, a pesar de lo cual se mantuvo la ficci¨®n de que los socialistas iban a favorecer "a sus amigos". La concesi¨®n a Canal Plus fue la m¨¢s arriesgada de las que hizo el Gobierno; se dijo entonces que pod¨ªa arruinar a Polanco, y se us¨® luego para declarar paladinamente que ese favoritismo era consecuencia de las relaciones de EL PA?S con el poder.
Con una an¨¦cdota desmont¨® el ex presidente aquella campa?a que a¨²n colea. En uno de los desencuentros entre el presidente y EL PA?S, el director del diario, entonces Juan Luis Cebri¨¢n, le dijo a Gonz¨¢lez, en presencia de Polanco: "Ustedes ded¨ªquense a gobernar y d¨¦jennos a nosotros los editoriales". La relaci¨®n fue dif¨ªcil en muchos momentos, Gonz¨¢lez dijo que s¨®lo en una ocasi¨®n, antes de llegar al poder, y por indicaci¨®n de su antecesor en el cargo, hab¨ªa llamado al peri¨®dico, sin ¨¦xito, para que no se diera una informaci¨®n y un editorial, con motivo del asalto al Banco Central de Barcelona.
Fuera del poder, el ataque desaforado a Polanco y a su Grupo, a cuyos directivos se quiso meter en la c¨¢rcel para desactivar al empresario, convirti¨® a Gonz¨¢lez en amigo de Jes¨²s; no hab¨ªa intereses, "yo no ten¨ªa intereses en PRISA, s¨®lo ten¨ªa intereses en las libertades, y ah¨ª estaban gravemente amenazadas". Las coincidencias de la vida, vino a decir Felipe Gonz¨¢lez, hacen que este homenaje p¨®stumo se celebre en una ocasi¨®n "absurda" que hubiera entristecido a Jes¨²s "porque lo que est¨¢ sinti¨¦ndose es fuego amigo". "Si Jes¨²s estuviera aqu¨ª estar¨ªa sufriendo".
Juan Luis Cebri¨¢n, que le acompa?¨® en una larga singladura que s¨®lo ha podido interrumpir la muerte, hizo un discurso apasionado, autobiogr¨¢fico, y por tanto transit¨® por todas las ¨¦pocas de Polanco, desde que comenzaron esta navegaci¨®n de la que EL PA?S fue el primer barco. El primer director del peri¨®dico se bas¨® en la Divina Comedia para narrar los episodios de infierno, purgatorio y para¨ªso que constituyen la obra maestra de Dante. El infierno son los bobos, los envidiosos que hicieron de la calumnia una obra falaz que los idiotas confunden con la brillantez cuando no se dirige contra ellos y que los jueces consideran normal cuando no les ataca. En el purgatorio de la vida Polanco encontr¨® una senda cuyo t¨²nel le ayud¨® a descubrir la luz de la que ¨¦l siempre huy¨®. ?El para¨ªso? El ¨¦xito de EL PA?S result¨® imperdonable, los adversarios crecieron, pero Polanco vio siempre m¨¢s gente en el lado de los amigos. El problema fue EL PA?S. Dijo Cebri¨¢n: "No se puede editar un peri¨®dico as¨ª impunemente. El ¨¦xito nos arrastraba; corr¨ªamos detr¨¢s de ¨¦l no para alcanzarlo sino porque hab¨ªamos sido alcanzados y pretend¨ªamos dominarlo in¨²tilmente. La mejor manera de defenderse era el sentido del humor, mirarse al espejo cada ma?ana y contemplar la realidad escueta".
Concluy¨® Cebri¨¢n: "A Jes¨²s correspondi¨® pagar el precio de la independencia, ese valor tan caro, ese valor tan pobre".
El hijo de Jes¨²s, Ignacio Polanco, presidente de PRISA, hizo una alocuci¨®n emocionada, familiar, ¨ªntima, en la que agradeci¨® lo que hab¨ªa escuchado y donde puso de manifiesto la virtudes de dignidad, intimidad y sobriedad de su padre. Entre esas virtudes de sobriedad, habl¨® Ignacio del escepticismo con el que afront¨® siempre el ¨¦xito, y a partir de ah¨ª dej¨® un ejemplo en el que se puede mirar hoy el resultado de su empresa editorial y humana, de su trabajo con otros.
Clara Polanco, uno de los nueve nietos de Jes¨²s, concluy¨® el acto. Su abuelo era simp¨¢tico, ocurrente, bailaba con ellos, les hac¨ªa cantar en Navidades, ten¨ªa una memoria prodigiosa para jugar al trivial. Un trivial que se inventaba ¨¦l.
Las palabras de Clara fueron precedidas por una confesi¨®n de I?aki Gabilondo que le hab¨ªa hecho Isabel Polanco, hija de Jes¨²s. Polanco era un hombre educado que en todas las ocasiones trataba de que los inseguros se sintieran con ¨¦l como los primeros de las reuniones. Contestaba todas las cartas, todas las llamadas. Ayer muchos de los que recurrieron a ¨¦l se sintieron reconocidos por el acto y en esas palabras.
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