Comienza la toma de muestras en el ?rtico
La toma de muestras de agua oce¨¢nica ha comenzado a bordo del buque cient¨ªfico noruego Jan Mayen justo en la zona donde se juntan el Atl¨¢ntico Norte y el ?rtico, a 73.5 grados de latitud norte. Poco despu¨¦s de las seis de la tarde han empezado las operaciones en cubierta, con dos rosetas, unos dispositivos en forma de doble rueda con una fila de botellas de agua alrededor que se tiran al mar hasta las profundidades deseadas y van tomando muestras.
Para planificar la maniobra, con el barco parado, los diferentes grupos de cient¨ªficos que integran el proyecto han especificado sus necesidades, la cantidad de agua que cada uno quiere y a qu¨¦ profundidad; de manera que todos, los que analizan las bacterias y los virus, los de plancton, los de otros microorganismos naturales, etc¨¦tera, obtengan su material de trabajo. La roseta, adem¨¢s, registra autom¨¢ticamente las caracter¨ªsticas fisico-quimicas del agua, como salinidad, temperatura y clorofila, adem¨¢s de la profundidad.
La tripulaci¨®n del buque se ocupa del grueso de las operaciones en cubierta (cuatro personas bien entrenadas bastan) para bajar la roseta por un costado del Jan Mayen, sujeta con un cable y una gr¨²a, y luego subirla. Los cient¨ªficos recogen el agua de las botellas cuando llegan a cubierta y la llevan a sus laboratorios. El fr¨ªo sol y las gaviotas han hecho de la toma de muestras una agradable actividad en cubierta.
Toda la operaci¨®n es seguida a trav¨¦s de un circuito cerrado de televisi¨®n desde el puente y el centro de control de la operaci¨®n. Una vez repartida la cantidad de agua para cada laboratorio de a bordo, se prepara el dispositivo principal: las botellas son cilindros abiertos por ambos extremos que se van cerrando automaticamente a diferentes profundidades de manera que queda dentro el agua de cada nivel. Luego se sube la roseta al barco y se recoge de cada botella (de cinco litros) el agua de cada profundidad. Esta tarde el fondo estaba a 170 metros y se ha muestreado el agua mas profunda, a media profundidad y a cinco metros de la superficie. Tambi¨¦n se ha utilizado una segunda roseta espec¨ªfica para zooplancton que han tra¨ªdo los cient¨ªficos rusos.
Parte de los an¨¢lisis se est¨¢n haciendo en los laboratorios del Jan Meyen, pero el grueso del agua se conserva en refrigeradores para realizar los experimentos despu¨¦s en la Universidad de Svalvard (Noruega), en la segunda parte de la campa?a. Se han planteado incompatibilidades frigor¨ªficas, es decir, muestras que no pueden compartir neveras porque podr¨ªan contaminarse o deteriorarse entre s¨ª, pero estando en el ?rtico esto no es un problema: el jefe de campa?a ha propuesto almacenar unas en cubierta, donde la nevera natural esta en acci¨®n constantemente con pocos grados sobre cero (3,5 en el momento de bajar las rosetas al agua) y todos de acuerdo.
Cient¨ªficos espa?oles
Para ma?ana esta previsto realizar un par de muestreos m¨¢s, sobre todo para los espa?oles. ??igo Garc¨ªa Tarandona, del Instituto Mediterr¨¢neo de Estudios Avanzados, necesita dos litros de agua de superficie, dos del fondo y uno intermedio para sus estudios de procariotas. Lo que ¨¦l busca es la zona con el m¨¢ximo de clorofila, que estar¨¢ a diferente profundidad en diferentes muestras pero siempre rondando los 40 metros. La clorofila, explica, indica el m¨¢ximo de productividad del fitoplancton. Elena Lara, experta en virus marinos, necesita seis litros en superficie, seis en el nivel m¨¢ximo de clorofila y dos en medio. Ellos son solo un ejemplo. Cada equipo del proyecto a bordo tiene sus requisitos.
Una vez acabados los muestreos, el Jan Mayen ha reanudado la marcha hacia la isla del Oso por un oc¨¦ano ?rtico poco agitado (aunque en las primeras horas de navegaci¨®n por mar abierto empezaron algunos leves mareos a bordo, incluso entre los veteranos). El buque en funcionamiento durante una campa?a como esta cuesta 18.000 euros al d¨ªa, y forma parte de la contribuci¨®n que hace Noruega a este programa, financiado con cinco millones de euros en tres a?os, por parte de la Comisi¨®n Europa, m¨¢s otros dos millones que aportan -en metalico o en especies- los pa¨ªses participantes.
La campa?a se desarrolla ya en el llamado corredor del ?rtico al este de Groenlandia, con las islas Svalbard en medio. Es una zona cr¨ªtica de contacto de las aguas m¨¢s templadas del Atl¨¢ntico que ascienden hacia el Norte, y las m¨¢s fr¨ªas del oc¨¦ano ?rtico. Los cient¨ªficos que van a bordo del Jan Mayen, en uno de los estudios que se desarrollan en el programa trianual europeo ATP -de cambios bruscos en el ?rtico- quieren analizar las propiedades de las masas de agua, sus flujos y corrientes, pero sobre todo, los ecosistemas biol¨®gicos.
Parte de las muestras que se han empezado a tomar ya se procesan en los laboratorios del Jan Mayen, pero gran parte de ellas se est¨¢n guardando en las neveras para los experimentos que se realizar¨¢n en tierra, en Svalbard, durante tres semanas m¨¢s. All¨ª se someter¨¢n los distintos grupos de microorganismos a diferentes temperaturas controladas, desde cero hasta nueve grados cent¨ªgrados, para ver c¨®mo cabe esperar que reaccionen ante diferentes escenarios de calentamiento global futuro.
"Queremos tener un modelo del sector europeo del ?rtico para saber c¨®mo funcionan los ecosistemas e identificar los cambios bruscos pasados y futuros", ha explicado Wassman durante su primera presentaci¨®n cient¨ªfica a bordo. La idea central es que los sistemas naturales tienen una variabilidad normal, pero cuando algo los fuerza en exceso pueden modificarse de tal modo que nunca vuelven a ser lo que eran. Un ejemplo es el calentamiento global: puede variar la temperatura anualmente, a veces es m¨¢s alta y a veces m¨¢s baja en torno a una media; pero si la concentraci¨®n de gases de efecto invernadero en la atm¨®sfera fuerza un cambio clim¨¢tico, la variabilidad de la temperatura rondar¨¢ en torno a los nuevos valores medios m¨¢s altos, sin volver a su tendencia anterior. El ATP quiere ver si este mecanismo de cambio brusco se produce en los ecosistemas ¨¢rticos.
Wassmann se?al¨®: "El mundo inalterable, eternamente sin cambio, de Peter Pan no existe. Con el cambio clim¨¢tico, la expectativa incluso de que los ecosistemas pudieran volver a la situaci¨®n del pasado si se frenase totalmente la presi¨®n de la actividad humana, las emisiones de gases de efecto invernadero -con lo que no contamos- es tan poco probable como el mundo de Peter Pan. El cambio clim¨¢tico est¨¢ actuando y no hay vuelta atr¨¢s". El proyecto cient¨ªfico que dirige pretende comprender los impactos de ese cambio en esta regi¨®n polar del mundo especialmente afectada por el problema. Adem¨¢s, recalca, la informaci¨®n debe ser ¨²til para las decisiones pol¨ªticas que se discuten en el marco del Protocolo de Kioto.
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