Harry Patch, la ¨²ltima memoria de las trincheras
Fallece a los 111 a?os el ¨²ltimo soldado de infanter¨ªa que quedaba vivo del frente occidental de la Primera Guerra Mundial
Nadie recuerda ya el infierno de sangre y fango que se vivi¨® en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. El brit¨¢nico Harry Patch, el ¨²nico soldado que quedaba vivo de aquella guerra de posiciones en el frente occidental muri¨® el s¨¢bado por la ma?ana a los 111 a?os en la residencia de Wells (Somerset, al suroeste de Inglaterra) donde resid¨ªa. Con ¨¦l se extingue la memoria de uno de los episodios m¨¢s terribles de la historia de la humanidad, el horror sin precedentes de millones de hombres recluidos en agujeros y empantanados en una guerra de posiciones en el fuego cruzado del fr¨ªo, las balas y las enfermedades.
"Ha tenido un final tranquilo y ha muerto en paz", aseguraba por correo electr¨®nico a este peri¨®dico Nick Fear, quien fuera su amigo y contacto con el mundo exterior. Seg¨²n Fear, en los ¨²ltimos meses la salud de Patch hab¨ªa empeorado y hab¨ªa perdido casi totalmente el o¨ªdo, aunque segu¨ªa gozando de buen humor. En agosto de 2008 su m¨¦dico le aconsej¨® rechazar ya cualquier entrevista con la prensa, aunque sigui¨® participando en actos de homenaje a sus compa?eros. El 11 de noviembre de ese a?o pudo v¨¦rselo sonriente junto a sus camaradas Bill Stone y Henry Allingham en Londres en la ceremonia que recordaba el 90 aniversario del fin de la Gran Guerra. La foto, con los tres veteranos en silla de ruedas, es ya irrepetible. Stone, que sirvi¨® en la marina, muri¨® el 10 de enero de este a?o a los 109 a?os. Y Allingham, ¨²ltimo superviviente de la batalla de Jutlandia, falleci¨® hace apenas una semana, el 18 de julio a los 113.
Patch hab¨ªa nacido en Combe Down, cerca de Bath, el 17 de junio de 1898. Dej¨® la escuela para hacerse fontanero pero cuando cumpli¨® 18 a?os tuvo que ingresar en el Ej¨¦rcito para servir en la Guerra. Su destino fue manejar una ametralladora del cuerpo de Infanter¨ªa Ligera del Duque de Cornualles y fue enviado a Ypres, en B¨¦lgica, donde los alemanes hab¨ªan usado en 1915 por primera vez los gases venenosos. All¨ª se libraba la tercera batalla de Ypres, conocida tambi¨¦n como de Passchendaele, una de las m¨¢s terribles de la guerra. Solo en aquel sector se calcula que murieron en los cuatro a?os de guerra unos 300.000 soldados brit¨¢nicos. Patch tuvo mejor suerte: en septiembre de 1917 fue herido en la ingle por un proyectil alem¨¢n que mat¨® a tres de sus cuatro compa?eros de ametralladora y pas¨® el resto de la guerra en un hospital de la isla de Whigh. 90 a?os despu¨¦s, en el cementerio de guerra de Flandes comentar¨ªa su perplejidad por ser el ¨²nico superviviente de aquella carnicer¨ªa. "Cualquiera de ellos podr¨ªa haber sido yo", dijo entonces, "millones de hombres vinieron aqu¨ª a luchar y es incre¨ªble que yo sea el ¨²nico que quede vivo".
Despu¨¦s de la guerra volvi¨® a su trabajo como fontanero y en 1919 se cas¨® con una joven que hab¨ªa conocido cuando se recuperaba de sus heridas, Ada Billington. No particip¨® en la Segunda Guerra Mundial -ten¨ªa ya 42 a?os cuando Inglaterra le declar¨® la guerra a Hitler- pero se apunt¨® como bombero voluntario para apagar los fuegos que causaban los bombardeos alemanes. Con Ada, que muri¨® en 1976, tuvo dos hijos, que tampoco le han sobrevivido. En 1980 volvi¨® a casarse, pero su nueva mujer, Jane, falleci¨® cuatro a?os despu¨¦s. En sus ¨²ltimos a?os tuvo una tercera pareja, Doris, compa?era de la residencia y muerta hace dos a?os.
A Patch no le gustaba hablar de la guerra que le toc¨® vivir, y que seg¨²n ¨¦l no mereci¨® la pena. Odiaba recordar aquellos agujeros "de seis pies de alto por tres de ancho" donde se paseaban "ratas del tama?o de gatos". La consideraba una "disputa familiar": el rey Jorge V de Inglaterra era primo hermano del Zar Nicol¨¢s II y del Kaiser Guillermo II. De hecho durante d¨¦cadas no habl¨® del conflicto ni con su mujer, ni volvi¨® a ver una pel¨ªcula b¨¦lica. S¨®lo cuando ya rondaba los 100 a?os cambi¨® de opini¨®n al darse cuenta de que sus compa?eros veteranos empezaban a convertirse en "una especie en extinci¨®n". El punto de inflexi¨®n se produjo en 1998, cuando particip¨® en un programa de testimonios de soldados organizado por la BBC. A partir de ah¨ª, y a medida que se reduc¨ªa el n¨²mero de ex combatientes, se fue convirtiendo en una celebridad en Reino Unido. El pasado 9 de marzo, en una de sus ¨²ltimas apariciones p¨²blicas, Patch recibi¨® la Legi¨®n de Honor, en grado de oficial, de manos del embajador de Francia en Reino Unido.
En agosto de 2007 vio la luz su autobiograf¨ªa, The Last Fighting Tommy. Parte de sus vivencias en el frente hab¨ªan sido recogidas tambi¨¦n en Last Post, publicado en 2005 por Max Arthur con testimonios de 21 supervivientes brit¨¢nicos de la Primera Guerra Mundial. Entre sus recuerdos m¨¢s v¨ªvidos del campo de batalla estaba la muerte de un compa?ero que agonizaba en tierra de nadie y que le ped¨ªa que le disparara para acortar su sufrimiento. Antes de que pudiera sacar su arma, el soldado muri¨® pronunciando la palabra "madre". Pero no era un grito de dolor, sino de gozo y sorpresa, c¨®mo el de alguien que encuentra a un conocido de forma inesperada. Despu¨¦s supo que la madre del militar hab¨ªa fallecido hac¨ªa tiempo y comprendi¨® entonces que "la muerte no es el final". "Creo desde ese d¨ªa", dec¨ªa en su relato para Last Post, "que la palabra madre es la m¨¢s sagrada en lengua inglesa".
En el mismo libro relataba c¨®mo ¨¦l y su compa?ero Bob manten¨ªan siempre el arma -la ametralladora- apuntando hacia abajo, para herir en las piernas pero no matar a sus enemigos. "Creo que nunca mat¨¦ a un alem¨¢n", contaba. Otra an¨¦cdota, confirmaba el car¨¢cter pac¨ªfico y sensible del soldado: cuando dispar¨® en el hombro, y luego sobre la rodilla, para no acabar con la vida de un soldado enemigo que ven¨ªa hacia ¨¦l bayoneta en mano.
Tras la muerte de Patch s¨®lo queda vivo un veterano brit¨¢nico de la I Primera Guerra, Claude Choules, de 108 a?os, que sirvi¨® en la marina y en la actualidad vive en Australia. Adem¨¢s, quedan otros dos supervivientes de aquella guerra reconocidos por sus respectivos Gobiernos, un canadiense y un estadounidense, aunque ninguno de ellos estuvo en las trincheras. Las principales autoridades de Reino Unido han lamentado el fallecimiento. "Nunca olvidaremos la valentia y el sacrificio de su generaci¨®n, que sigue siendo un ejemplo para todos nosotros", ha dicho la Reina Isabel II. El Principe de Gales, el primer ministro, Gordon Brown, o el l¨ªder conservador, David Cameron, tambi¨¦n han tenido palabras de reconocimiento para Patch.
El duelo tambi¨¦n ha llegado internet. Se cuentan ya por centenares los mensajes de condolencia en el grupo Harry Patch Appreciation Sociaty de Facebook, que ten¨ªa hasta ayer m¨¢s de 2.300 miembros. Tras conocerse el fallecimiento se cre¨® otra decena de grupos en la misma red social en recuerdo del soldado, que en pocas horas congregaron a m¨¢s de 3.000 seguidores. All¨ª se multiplican los p¨¦sames, las alabanzas al soldado y se debat¨ªa la idea lanzada en el blog de Damian Thompson, en el Daily Telegraph, apenas una hora despu¨¦s de anunciarse la muerte: ?Deber¨ªa ser honrado Patch con un funeral de Estado? Varios internautas recordaban que el fallecido, por pura modestia, hab¨ªa rechazado esta posibilidad en sus memorias. Otros propon¨ªan aprovechar su muerte para rendir un homenaje conjunto a todos los soldados de la Gran Guerra y no contravenir as¨ª el ¨²ltimo deseo del fallecido. A la espera de una decisi¨®n de la familia, un portavoz del ministerio de Defensa anunci¨® ayer que el funeral se celebrar¨ªa en la catedral de Wells en una ceremonia centrada en la paz y la reconciliaci¨®n.
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