Brotes verdes en la c¨¢rcel
El Proyecto Ox¨ªgeno busca la vuelta de los presos a la sociedad mediante el cuidado del medioambiente
La valla de espino que Jos¨¦ lleva tatuada en el brazo derecho le cost¨® seis cajetillas de Winston. Fue dibujada bajo su piel con tinta china, una aguja de coser y el motor de un walkie talkie durante su tercera estancia en prisi¨®n, todas por robo con fuerza. En el primer a?o de los dos de la condena que todav¨ªa cumple, curs¨® las 1.104 horas de los t¨ªtulos de Forestal y Jardinero, gracias al Proyecto Ox¨ªgeno, que busca la reinserci¨®n social de reclusos mediante el cuidado del medioambiente.
"Cambia tu manera de ver las plantas", explica Jos¨¦, mientras fuma uno de sus 20 ducados rubios diarios, "ves c¨®mo crecen, c¨®mo est¨¢n mejor si les hablas... es un trabajo complicado". Tras salir en tercer grado -tiene que estar en prisi¨®n solo ocho horas diarias de lunes a jueves-, el 23 de diciembre de 2008, ahora, ya con la condicional, suple hasta el pr¨®ximo lunes las vacaciones de los trabajadores del parque de Soto del Real, en Madrid. Tiene 39 a?os e "intenci¨®n de seguir chollando de esto y no volver a delinquir".
"El germen del Proyecto Oxigeno", explica Julia Vera, directora de sensibilizaci¨®n y formaci¨®n de la fundaci¨®n Biodiversidad, "naci¨® en 2006, cuando un preso nos solicit¨® material para hacer unos talleres de sensibilizaci¨®n medioambiental en la c¨¢rcel". Atendieron la petici¨®n y reflexionaron: quiz¨¢ hab¨ªa m¨¢s internos con inquietudes similares y eso podr¨ªa convertirse en una salida profesional; contactaron con Instituciones Penitenciarias y Parques Nacionales e iniciaron un proyecto piloto en la c¨¢rcel de Navalcarnero. Los profesores los proporcion¨® la Fundaci¨®n Tomillo -una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que promueve el desarrollo entre la poblaci¨®n m¨¢s desfavorecida- "que est¨¢n acostumbrados a trabajar con personas en riesgo de exclusi¨®n social".
El proyecto se extendi¨® a otras seis c¨¢rceles. Algeciras, Mallorca, Segovia y tres m¨¢s en Madrid. En sus tres a?os de vida han pasado por el programa unos 300 presos. "El resultado es espectacular", asegura Vera, "por el cambio en los alumnos, tanto an¨ªmico como de comportamiento; por su gran capacidad de reinserci¨®n social y potencial terap¨¦utico incre¨ªble". Adem¨¢s de las ense?anzas de las titulaciones, los internos reciben una clase semanal de habilidades sociales. El 45% de los presos que han pasado por ¨¦l est¨¢n reinsertados. La reincidencia entre el resto de internos oscila entre el 40 y 70%, seg¨²n fuentes no oficiales.
El curso en Andaluc¨ªa
En la c¨¢rcel de Algeciras, con cerca de 1.800 presos, Ignacio y Victoria imparten clase a 15 internos. Si dan positivo en un an¨¢lisis de drogas, son sustituidos por otros presos. "Unos profesores muy capaces", en palabras del director de la prisi¨®n. Su jornada empieza a las nueve, cuando atraviesan diez puertas de seguridad hasta entrar en la zona de los m¨®dulos.
All¨ª tienen un peque?o espacio de tierra, que todav¨ªa est¨¢n aclimatando, para realizar las pr¨¢cticas. "Intentamos que sea lo m¨¢s asim¨¦trico posible", Ignacio se?ala el huerto, la tierra del futuro c¨¦sped, el invernadero, el camino curvo en construcci¨®n, "aqu¨ª dentro las cosas ya son lo bastante cuadradas". "El otro d¨ªa uno me dijo que una de las gu¨ªas estaba mal", explica Victoria, "ven¨ªa que la oliva era una baya y seg¨²n sus notas era una drupa [dos tipos de frutos carnosos]". "Da gusto ver lo que se involucran algunos", concluye.
Bajo la carpa blanca del invernadero est¨¢ Vicente, de 24 a?os y que acabar¨¢ su condena en 2012. "Nos dan una beca de 50 euros al mes", dice mientras limpia con un cepillo la tierra sobrante de los semilleros, "que menos da una piedra". El gasto l¨ªmite semanal es de 60 euros. "Pronto pasar¨¦ a tercer grado y llevar¨¦ una pulsera negra, muy grande, para estar localizado", abre la mano para ejemplificar el tama?o, "esper¨® no trabajar de camarero, dar¨ªa muy mala imagen".
"Yo me enganch¨¦ a la coca", explica Daniel; que clasifica una monta?a de piedras para acabar el camino que separa el huerto del futuro c¨¦sped, "empec¨¦ a parar con mi camello, y el d¨ªa que la secreta lo pill¨® estaba con ¨¦l". "Ahora me estoy sacando el bachillerato", tiene 30 a?os, dos hijas y una condena de tres, "mi novia lo est¨¢ cursando fuera y pensamos seguir estudiando juntos".
"No tengo ni la ESO", sonr¨ªe Jos¨¦ Manuel, con 22 a?os y c¨¢rcel para 26 meses, mientras rastrilla la tierra donde plantar¨¢n el c¨¦sped, "y as¨ª al salir tengo algo". "Fuimos al parque de la Almoraina", los presos realizan unas 30 excursiones durante el curso de Forestal, a realizar pr¨¢cticas en las fincas de Parques Nacionales, "a talar ¨¢rboles y hacer cortafuegos, a ver chopos y alcornoques". "Adem¨¢s, la comida aqu¨ª es mal¨ªsima y gracias al huerto tenemos tomates y pimientos buenos".
"Podo las tomateras, rehago los surcos del riego", ense?a Andr¨¦s, que sale en 11 meses y est¨¢ al principio del huerto, "soy electricista y ahora tambi¨¦n jardinero". "Estoy deseando empezar con la irrigaci¨®n, tiene muchas salidas". Tras pasar por las lechugas, las remolachas, las cebollas, las berenjenas, sand¨ªas y melones, est¨¢ Mustafa, que corta un poco de hierbabuena para hacer un t¨¦ moruno. Es de Ceuta, donde espera ir a partir de diciembre, cuando empieza su tercer grado. "All¨ª vive mi hermana", comenta tras unas gafas de sol, "y dice que si me porto bien trabajar¨¦ en su tienda"
Aselimo coloca piedras en el camino. Aprovecha para reivindicar "f¨¢bricas ocupacionales en las c¨¢rceles, con las que los internos pudi¨¦ramos ganar dinero para nuestras familias". "Si te vas como has entrado", solo le quedan seis meses, "se te acaba el paro y vuelves a las andadas".
El ambiente desenfadado del huerto se acaba a las 12, cuando vuelven al modulo de residencia a dar clase. Un peque?o patio para los 134 internos que duermen all¨ª, con pesas, porter¨ªas de f¨²tbol, un economato en el que la cerveza sin alcohol cuesta 40 c¨¦ntimos y una conversaci¨®n com¨²n: el tercer grado. Tras un caf¨¦ suben a un aula decorada con carteles de insectos y plantas. Los internos se sientan en parejas, abren sus cuadernos, descapuchan sus bol¨ªgrafos y apuntan las partes de un invernadero. Como escolares.
Aselimo tiene un recorte de revista. "Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el g¨¦nero humano no escucha". Es una cita de V¨ªctor Hugo.
![Internas de la c¨¢rcel Alcala-Meco hacen pr¨¢cticas de jardiner¨ªa](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/7NKXRDT5PBVQNYXSYRNYSBLGXE.jpg?auth=06604ba42d6cce5e0216fb79562558d79a001e183133ffa9291726f185f63792&width=414)
![Una presa de Alcal¨¢-Meco cuida el resultado de su trabajo y sus pr¨¢cticas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MV47TA32BVEJQ65FGI4YZQJT5E.jpg?auth=f29ebece4c6a15d86499d797141cb50360a466f6658ea68dd73ec257b6454ddc&width=414)
Perspectivas para el empleo medioambiental
El mercado global de productos y servicios medioambientales se duplicar¨¢ de hoy a 2020, seg¨²n datos del Programa Emplea Verde. De los 1.000 billones de euros anuales en la actualidad pasar¨¢ a los 2.200. El mercado ambiental en Espa?a representa actualmente el 1,2% del Producto Interior Bruto, gestiona unos 10.800 millones de euros y da trabajo a 250.000 personas. Espa?a es el primer productor europeo de agricultura ecol¨®gica, que creci¨® un 33% en 2008 respecto a 2007, con 1,3 millones de hect¨¢reas. Actualmente hay 6,3 millones de hect¨¢reas de ¨¢reas protegidas. Se espera que cu¨¢ndo la Red Natura 2000 se materialice sean 14 millones, un 28% del territorio nacional. Con este incremento se pasar¨¢ de los 4.000 puestos de trabajo directos actuales a 10.000 en 2013. La inversi¨®n directa en la gesti¨®n de estos espacios naturales alcanzar¨¢ los 300 millones de euros.
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