Sorolla y la inversi¨®n en ciencia
Algunas cabezas pensantes creen que una reducci¨®n del escaso gasto que este pa¨ªs hace en ciencia puede contribuir a mejorar las expectativas de salir de la crisis, aunque probablemente estemos diferencialmente inmersos en ella, entre otras cosas, por el raquitismo cr¨®nico de nuestra ciencia. Resulta f¨¢cil en estas circunstancias recordar el cuadro de Sorolla titulado A¨²n dicen que el pescado es caro, donde el maestro valenciano de la luz representa a dos pescadores atendiendo a un joven compa?ero herido en el suelo de la bodega de un barco, entre maderos, cuerdas, aparejos y alguna cesta de pescado; mientras uno de ellos tapona la herida, el otro lo abraza por las axilas. Con esta viva imagen el gran pintor parece indicarnos que detr¨¢s del pescado que llega a nuestra mesa hay m¨¢s de lo que vemos y saboreamos; hay mucho trabajo, esfuerzo y riesgo. Desgraciadamente, en estos momentos de crisis resulta obligado recordar tambi¨¦n a algunos que detr¨¢s de la ciencia, de sus productos que posibilitan el bienestar de la sociedad, hay mucho trabajo, esfuerzo y riesgo, y que ¨¦stos son, hoy m¨¢s que nunca, necesarios para apuntalar la todav¨ªa d¨¦bil estructura de nuestra ciencia.
El camino para llegar a ser cient¨ªfico en Espa?a es exigente, duro y prolongado. Algunos de los pocos buenos alumnos capaces de finalizar sus estudios universitarios con una nota media cercana al sobresaliente obtendr¨¢n una beca/contrato predoctoral. Para este reducido pelot¨®n empieza entonces la tarea de aprender a ser cient¨ªfico. Tras cuatro a?os de trabajo sin casi vacaciones y con jornadas laborales generalmente por encima de las diez horas, el contratado est¨¢ a punto de "leer la tesis". Atr¨¢s quedan, junto a su investigaci¨®n doctoral, el estudio de idiomas, de t¨¦cnicas avanzadas de an¨¢lisis estad¨ªstico o de lenguajes de programaci¨®n, los varios meses cada a?o en laboratorios de otros pa¨ªses, las depresiones por los art¨ªculos rechazados por los editores y la euforia por el buen trabajo publicado, la alegr¨ªa inmensa de alg¨²n peque?o gran descubrimiento y d¨ªas y noches de felicidad creativa.., de ver nacer la ciencia.., de disfrutar de una aventura dif¨ªcil de explicar.
Finalizada la tesis, el aspirante a cient¨ªfico optar¨¢ a contratos posdoctorales, soliendo pasar, como poco, dos a?os en un laboratorio de un pa¨ªs extranjero. Si durante su posici¨®n posdoctoral consigue buenos resultados cient¨ªficos, estar¨¢ en condiciones de obtener un contrato posdoctoral para volver a Espa?a o continuar su carrera investigadora en otro pa¨ªs. En todo caso, una parte de este selectivo y esforzado grupo no conseguir¨¢ ning¨²n tipo de contrato y deber¨¢ abandonar la carrera investigadora, reconduciendo por otros caminos su vida profesional. El resto, una aut¨¦ntica minor¨ªa, acceder¨¢ finalmente a un puesto de funcionario o a un contrato indefinido, con treinta y muchos o m¨¢s de cuarenta a?os, tras un concurso-oposici¨®n. La recompensa econ¨®mica al final de este largo trayecto ser¨¢ de unos 1.900 euros mensuales. Sin embargo, tendr¨¢n la satisfacci¨®n de dedicarse a lo que les apasiona, la ciencia. ?Acaso parece un salario elevado para el notable esfuerzo de formaci¨®n de una parte de nuestros mejores universitarios? S¨®lo tiene el lector que compararlo con los sueldos de la ¨¦lite de las finanzas, el deporte o la banca.
Desde luego, pensamos que los relativamente bajos salarios iniciales en la carrera cient¨ªfica son una seria dificultad para atraer hacia la investigaci¨®n a las m¨¢s brillantes mentes de Espa?a u otros pa¨ªses. Sin embargo, no creemos que estos tiempos de crisis sean los adecuados para reivindicar mejoras salariales, por justas y estrat¨¦gicas que sean. Pero igual de poco adecuado es plantear, en un pa¨ªs con el atraso cient¨ªfico de Espa?a, reducciones en los magros fondos que dedicamos a investigaci¨®n. Es momento de profundizar en las reformas del sistema de ciencia y tecnolog¨ªa para conseguir mayor eficiencia en el gasto y m¨¢s exigencia en sus resultados. Hay que abrir el sistema y hacerlo realmente competitivo y rentable para el beneficio de la sociedad espa?ola. Estabilicemos el esfuerzo econ¨®mico y mejoremos los mecanismos de distribuci¨®n y control. Una ciencia competitiva y flexible no es cara, sino la m¨¢s rentable de las inversiones, como demuestran una y otra vez los mejores centros de investigaci¨®n del mundo. Recordaba hace unos d¨ªas Joan Guinovart que si piensan que la ciencia es cara prueben con la ignorancia y la mediocridad. Nunca es m¨¢s evidente que en ¨¦pocas de crisis que dar la espalda a la ciencia es lastrar las posibilidades de recuperaci¨®n en un futuro inmediato.
En estos ¨²ltimos a?os las mejoras en investigaci¨®n han venido, de forma muy personal, de la mano del presidente Rodr¨ªguez Zapatero. Fue ¨¦l quien se comprometi¨® a doblar en su primera legislatura el gasto en I+D en Espa?a, y ¨¦l quien lo impuls¨® y acab¨® consigui¨¦ndolo. En esta crisis es necesaria, de nuevo, su implicaci¨®n directa. No s¨®lo para impedir la reducci¨®n del gasto en I+D en los presupuestos, sino tambi¨¦n para impulsar los cambios administrativos y normativos que hagan m¨¢s ¨¢gil y eficiente la inversi¨®n en ciencia. En el fondo, los que propugnan la reducci¨®n del gasto en ciencia son los mismos que han frenado durante a?os los imprescindibles cambios administrativos en OPIS y universidades encaminados a hacer m¨¢s eficiente y rentable nuestra ciencia. A ellos hay que explicarles que la ciencia, como el pescado, no es cara si se valoran la dificultad para conseguirla y, sobre todo, sus beneficios posteriores. En las postrimer¨ªas del XIX, cuando Sorolla pint¨® el cuadro, no se conoc¨ªan los efectos positivos que tiene el pescado sobre la salud, pero ahora s¨ª sabemos la rentabilidad que para la sociedad tiene la ciencia. El indudable esfuerzo econ¨®mico que supone mantener la inversi¨®n en tiempo de crisis merece la pena.
Fernando Hiraldo Cano (Premio BBVA 2004, Biolog¨ªa de la Conservaci¨®n); Miguel Delibes de Castro (Premio Nacional de Investigaci¨®n Alejandro Malaspina, 2005); Jordi Bascompte i Sacrest (Premio Euryi, 2004); Gin¨¦s Morata P¨¦rez (Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Ciencia, 2007)
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