Namibia juzga la esterilizaci¨®n forzosa de mujeres seropositivas en hospitales p¨²blicos
Organizaciones de Derechos Humanos investigan casos tambi¨¦n en Sur¨¢frica
En algunos casos, los m¨¦dicos se negaron a practicar ces¨¢reas a menos que las mujeres accedieran primero a ser esterilizadas. En otros, las mujeres firmaron su consentimiento camuflado entre los otros papeles para su hospitalizaci¨®n. Otras, firmaron cuando estaban de parto y mientras eran conducidas a quir¨®fano. Muchas se enteraron de que eran est¨¦riles al acudir meses despu¨¦s al centro de planificaci¨®n familiar donde les informaron de que ya no iban a necesitar anticonceptivos. La mayor¨ªa son pobres, muchas analfabetas y todas seropositivas. El tribunal supremo de Namibia juzga estos d¨ªas los casos de seis mujeres que fueron esterilizadas a la fuerza en tres hospitales p¨²blicos del pa¨ªs (de trece casos detectados). Mientras, el pa¨ªs vecino, Sur¨¢frica, investiga la esterilizaci¨®n forzada de, al menos, quince mujeres, en una pr¨¢ctica que se teme sea extensiva a buena parte del pa¨ªs.
La Comunidad Internacional de Mujeres con VIH-sida (ICW) comenz¨® a detectar los casos el pasado a?o en unos talleres sobre derechos humanos y mujeres seropositivas, "eran los primeros talleres al respecto, las instituciones u organizaciones se centran o bien en derechos en mujeres en general o en los de seropositivos en general, por eso no nos dimos cuenta antes de la situaci¨®n", explica Veronica Kabambi, portavoz de ICW en Namibia que recuerda que algunos de los casos se remontan a 2001. No es una pr¨¢ctica oficial, advierten en ICW, pero s¨ª un protocolo no escrito entre determinados m¨¦dicos y personal sanitario, tanto en Namibia como en Sur¨¢frica, que imprimen a sus pr¨¢cticas "una visi¨®n paternalista e ignorante de la infecci¨®n del VIH", de acuerdo con la letrada Mushahida Adhikari, del Centro Legal para las Mujeres, en Ciudad del Cabo. De hecho, las constituciones de ambos pa¨ªses africanos son de las m¨¢s progresistas del mundo y protegen a los m¨¢s d¨¦biles contra violaciones de los derechos humanos.
Los protocolos m¨¦dicos de ambos requieren que la mujer d¨¦ su consentimiento a la esterilizaci¨®n con pleno conocimiento de causa. Pero en los hospitales involucrados en las esterilizaciones en Namibia, explica Kabambi, no se dispone ni de traductor para explicar a las mujeres que no hablan ingl¨¦s qu¨¦ es lo que firman. La esterilizaci¨®n forzosa contraviene la Convenci¨®n para la Eliminaci¨®n de toda forma de Discriminaci¨®n de las Mujeres y de acuerdo con el Estatuto de Roma, es un crimen contra la humanidad. En el pasado, fue practicada en la poblaci¨®n m¨¢s marginada (determinadas etnias, enfermas mentales, discapacitadas o epil¨¦pticas), hasta que su pr¨¢ctica fue condenada a nivel mundial en la d¨¦cada de los noventa.
En ?frica las m¨¢s marginadas son las mujeres seropositivas. "Tenemos que recordar que se tiende a ver al m¨¦dico y a las enfermeras con tremendo respeto y las mujeres j¨®venes o pobres no van a cuestionar f¨¢cilmente sus decisiones", explica Adhikari. La letrada recuerda que en muchas sociedades africanas el valor de la mujer se mide en gran manera por su capacidad para tener hijos, "el admitir infertilidad significa ser marginada por la comunidad y puede ser causa de separaci¨®n matrimonial. Ahora, adem¨¢s, explicarlo supone dar a conocer que eres seropositiva y ser doblemente estigmatizada". Es por ello que tanto en Namibia como en Sur¨¢frica se teme que hayan sido muchas m¨¢s las mujeres las forzadas a esterilizarse por "personal m¨¦dico que, por ignorancia, puede creer que la ligadura de trompas es una pr¨¢ctica preventiva contra la infecci¨®n del VIH, dado que la mujer seropositiva ya no seguir¨¢ pariendo ni?os seropositivos, como si no existiera tratamiento para evitar la infecci¨®n del beb¨¦", explica la abogada surafricana que apunta que, adem¨¢s, las mujeres corren m¨¢s riesgo de reinfecci¨®n porque al no poder quedar embarazadas no usan cond¨®n. En Sur¨¢frica todav¨ªa est¨¢n recogiendo informaci¨®n acerca de nuevos casos y siguen en conversaciones con el gobierno. La v¨ªa judicial llegar¨¢ dependiendo de los deseos de las afectadas.
"Est¨¢n muy traumatizadas, muy enfadadas y tristes", dice Kabambi, que explica que las seis mujeres que han denunciado al gobierno de Namibia (otras no han podido porque fueron esterilizadas hace m¨¢s de tres a?os y ya no pueden litigar, de acuerdo con la legislaci¨®n del pa¨ªs), pretenden que o bien se revierta su situaci¨®n o se les compense por el da?o infligido, "pero sobre todo que se adopte una pol¨ªtica m¨¢s proactiva, de informaci¨®n a los m¨¦dicos, a las enfermeras y a las mujeres sobre su derecho a decidir libremente el n¨²mero de hijos y con qu¨¦ frecuencia tenerlos". El tribunal supremo decidi¨® el pasado jueves en Windhoek posponer el juicio hasta el pr¨®ximo mes de enero para estudiar las alegaciones del gobierno (que reducir¨ªa la posibilidad de litigar a s¨®lo un a?o desde la comisi¨®n del delito, lo que invalidar¨ªa la denuncia de las seis mujeres).
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