Nadie quiere dormir en Bel¨¦n
La cuna del cristianismo, ubicada actualmente en el territorio palestino de Cisjordania, no consigue que los numerosos turistas que llegan cada a?o pernocten en sus hoteles en lugar de hacerlo en los israel¨ªes
Nada hac¨ªa prever que Bel¨¦n pasar¨ªa al imaginario colectivo como un lugar amable. El relato b¨ªblico de Mar¨ªa y Jos¨¦, agotados y desesperados ante el avanzado embarazo de ella, llamando a puerta tras puerta para acabar durmiendo en un pesebre, no habla precisamente bien de la hospitalidad de esta poblaci¨®n de Oriente Pr¨®ximo. Y sin embargo all¨ª naci¨® Jes¨²s, y la paja se convirti¨® en una mullida cuna, y el buey y la mula en una suerte de radiadores port¨¢tiles. En no pocos hogares la escena se recrea en una especie de id¨ªlica Suiza, donde la abundante agua del r¨ªo baja de las monta?as nevadas para regar, eso s¨ª, los palmerales. Un lugar salido de la imaginaci¨®n y que, de existir, no carecer¨ªa precisamente de turistas.
Pero la realidad de Bel¨¦n es bien distinta. Pese a los muchos cristianos que visitan cada a?o esta localidad, que se ubica actualmente en la franja palestina de Cisjordania; pocos son los que all¨ª pernoctan.
El motivo no es precisamente reprochar a los betlemitas el desplante que hicieron a la Virgen y San Jos¨¦. Hay razones m¨¢s prosaicas para ello. "El verdadero problema del turismo a Bel¨¦n es que llega a trav¨¦s de operadores tur¨ªsticos israel¨ªes, que los devuelven a dormir a Israel. [Los turistas] vienen aqu¨ª en autobuses a visitar los santos lugares y luego vuelven a comer y dormir en Israel, a gastar all¨ª el dinero. De ellos no nos queda nada", se queja V¨ªctor Batarse, alcalde de la localidad, en declaraciones recogidas por EFE.
Luego cita otra serie de inconvenientes, como la inseguridad que la gente asocia con los territorios palestinos o lo complicado que puede ser llegar hasta all¨ª pese a encontrarse a solo 8 kil¨®metros de la frontera con Israel. Todo ello impide a los turistas, que frecuentemente pasan unas cuantas horas en la ciudad, disfrutar m¨¢s de la gastronom¨ªa palestina o aprovechar para dormir en hoteles m¨¢s baratos que los israel¨ªes.
Ello sin contar con el agravante de la recesi¨®n econ¨®mica mundial, que ha frenado el crecimiento del n¨²mero de visitantes (1.250.000 en 2008) que pasean por la Plaza del Pesebre, visitan la Bas¨ªlica de la Natividad o hacen compras en el mercadillo navide?o de la localidad.
Por eso, Batarse no duda de que alg¨²n d¨ªa se alcanzar¨¢ la m¨¢gica cifra de 2.000.000 de turistas. Y hasta entonces, o precisamente para que ese d¨ªa llegue antes, pide como buen cristiano -pese a que Ham¨¢s gan¨® las ¨²ltimas elecciones municipales, una ley municipal obliga a tener un alcalde de esa confesi¨®n- una sola cosa: "Tener paz en Bel¨¦n, en Palestina y en todo el mundo".

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