Salvar al m¨¢s peque?o
El rinoceronte de Sabah, con 50 ejemplares, est¨¢ al borde de la extinci¨®n. Un programa intenta recuperar la especie y frenar la deforestaci¨®n de su entorno
S¨®lo quedan unos 50 ejemplares del rinoceronte de Sabah, una subespecie del de Sumatra y el m¨¢s peque?o del mundo con su metro treinta de estatura y un peso de entre 500 y 600 kilos. Su h¨¢bitat natural est¨¢ gravemente amenazado. Los supervivientes de la especie viven en el bosque h¨²medo de las tierras bajas del Estado malayo de Sabah, en el norte de la isla de Borneo, una de las zonas de mayor biodiversidad del mundo, ubicada en el sureste asi¨¢tico. El primer gran desastre lleg¨® en los a?os ochenta con las talas masivas para conseguir la apreciada madera tropical. Despu¨¦s aparecieron las multinacionales a la b¨²squeda de terrenos para llenarlos de plantaciones de aceite de palma. Todo ello aderezado con la caza furtiva. Ahora el medio centenar de rinocerontes sobrevive en una isla dentro de la isla, un terreno de 1.200 kil¨®metros cuadrados -la extensi¨®n total de Borneo es de 743.330 kil¨®metros cuadrados- rodeado de plantaciones de aceite de palma. La situaci¨®n se ha agravado porque, adem¨¢s, el terreno que habitan est¨¢ fragmentado, lo que ha provocado que est¨¦n separados en al menos dos grupos, a los que les es imposible contactar y, por tanto, reproducirse.
La esperanza para salvar la especie ha llegado desde Alemania. Cient¨ªficos del Instituto Leipzig para la investigaci¨®n zool¨®gica y de animales salvajes (IZW) han iniciado un programa para evitar su desaparici¨®n junto con el Zoo de Leipzig, el Gobierno malayo, la organizaci¨®n -tambi¨¦n malaya- para la protecci¨®n de la naturaleza de Sabah (SWD) y la Alianza del Rinoceronte de Borneo (BORA). "Se trata de parar su retroceso, aumentar la poblaci¨®n y sensibilizar a la poblaci¨®n local de la importancia de este animal, s¨ªmbolo de la selva h¨²meda", explica Petra Kretzschmar, investigadora del IZW y coordinadora del proyecto.
La meta no es f¨¢cil y, adem¨¢s, falta tiempo. El primer paso es conseguir un macho y una hembra f¨¦rtiles para que se reproduzcan. La investigadora piensa que lo podr¨¢n lograr en un plazo de unos dos a?os. "Y no se trata de llev¨¢rtelos de la jungla sin m¨¢s. Capturamos a los que est¨¢n aislados en las plantaciones de palma, sin contacto con los dem¨¢s", explica. En noviembre del a?o pasado empezaron a obtener esperma de un macho, pero la hembra con la que cuentan tiene 30 a?os. Demasiado mayor para poder ser madre.
Adem¨¢s, es un animal que no se aparea con facilidad en cautividad. Kretzschmar explica que si s¨®lo hay una hembra y un macho conviven como si fueran hermanos. "Las hembras necesitan competencia para estimularse. Necesitan hacer una selecci¨®n". Ante todas estas facilidades, los investigadores se han planteado combinar la reproducci¨®n natural con la inseminaci¨®n artificial. "Se extraen los ¨®vulos, se inseminan con el esperma y se implantan en un rinoceronte".
Un esfuerzo que se tornar¨¢ completamente in¨²til si se termina con su h¨¢bitat. "Porque entonces, aunque lo consigamos, ?d¨®nde los podremos reintroducir?". Kretzschmar ha creado, junto con otros colegas, la Fundaci¨®n Rinoceronte y Bosque con el objetivo de frenar la deforestaci¨®n, que para muchos es irreversible. Pretenden adquirir suelo y reforestarlo de tal manera que se pueda establecer un corredor entre las dos poblaciones de rinocerontes que quedan.
Para garantizar el ¨¦xito del proyecto es imprescindible que los habitantes est¨¦n concienciados de la importancia del lugar donde viven y de sus especies. Con este fin se desarrollar¨¢ un programa de sensibilizaci¨®n local e internacional que har¨¢ especial hincapi¨¦ en los ni?os. "De momento no entienden que su rinoceronte es algo muy especial, porque s¨®lo existe en este lugar del mundo y esto al final se traduce en riqueza para la zona al servir de foco de atracci¨®n tur¨ªstico", opina. En lo que s¨ª se aprecia ya un cambio importante es en la forma de pensar del Gobierno de Malasia. "Est¨¢n muy receptivos y han invertido dinero para construir la estaci¨®n de cr¨ªa". La culminaci¨®n del proyecto llegar¨¢ cuando sean los propios habitantes de Malasia los que tomen las riendas. "Les vamos a ense?ar y quiz¨¢ en un plazo de 10 a?os lo puedan hacer sin ayuda".
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DFUIIMQQOR53I7L2RB2KPNBT6Y.jpg?auth=d03c56372708a1c6321265a91c8d9d7e5e820885571d3236885f546852bc9a28&width=414)
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