La hormona que hace crecer
Es el m¨¢s bajo de la clase. Le sirve la ropa del a?o pasado. Algo ocurre. Uno de cada 10.000 ni?os menores de 14 a?os tiene d¨¦ficit de la hormona GH, que regula el crecimiento, adem¨¢s de procesos metab¨®licos y nutricionales. Su tratamiento es sencillo y eficaz. El futbolista Leo Messi es la prueba de que funciona. Y c¨®mo. Pero conseguir que se apruebe su administraci¨®n no es un camino f¨¢cil
Desde que al futbolista Leo Messi le llamaban La Pulga en el equipo infantil argentino de Rosario han pasado a?os y ha ido acumulando adjetivos que le han elevado a la categor¨ªa de mejor jugador del mundo. Su ¨¦xito en el f¨²tbol y el inter¨¦s por la historia de ese pibe casi diminuto que maravillaba a los que le ve¨ªan hacer magia con el bal¨®n frente a ni?os siempre m¨¢s altos que ¨¦l ha familiarizado a sus seguidores con dos t¨¦rminos: d¨¦ficit y hormona del crecimiento (GH). A lo mejor no tienen muy claro en qu¨¦ consiste esta patolog¨ªa, pero el caso Messi ha popularizado la existencia de una hormona que se genera en la hip¨®fisis (una gl¨¢ndula situada en la base del cerebro) y cuya misi¨®n principal es ocuparse de que crezcamos, aunque tambi¨¦n interviene en procesos metab¨®licos y nutricionales que tienen que ver con la construcci¨®n del organismo.
S¨®lo el 5% de los ni?os que acuden al pediatra preocupados por su talla tienen una patolog¨ªa. El resto son normales
A Fernando, que tiene 13 a?os, le gusta m¨¢s Cristiano Ronaldo porque es de su equipo, pero tiene un sitio para Messi: "?Mira c¨®mo juega, y adem¨¢s, se ha pinchado hormona del crecimiento como yo!". Leo Messi hace ya a?os que dej¨® atr¨¢s el caro tratamiento (entre 3.000 y 12.000 euros anuales de media) que hizo a su padre viajar hasta Barcelona en busca de un club que lo costeara. Hoy considera que "es un asunto m¨¦dico normal que no quiere convertir en un circo medi¨¢tico porque todo est¨¢ ya explicado", en palabras de Rodrigo Messi, hermano del jugador. Seguramente el futbolista desconoce que para uno de cada 10.000 ni?os menores de 14 a?os compartir con su ¨ªdolo el mismo problema m¨¦dico supone saber que su vida podr¨¢ ser normal y minimizar un tratamiento que exige una inyecci¨®n diaria antes de acostarse.
Fernando midi¨® al nacer casi lo mismo que su hermana mayor, 52 y 51 cent¨ªmetros, respectivamente. Ninguno tuvo problemas importantes durante sus primeros a?os de vida. Sin embargo, a los cuatro a?os Teresa, su madre, observ¨® en ¨¦l algo que le pareci¨® raro en comparaci¨®n con su primera hija: los rasgos de su cara se manten¨ªan demasiado infantiles y ?la ropa de temporada le serv¨ªa de un a?o para otro! Las consultas con el pediatra siempre ten¨ªan la misma respuesta: "El ni?o est¨¢ sano, vaya observ¨¢ndole".
Fue el comentario de una amiga de su hermana lo que la puso en alerta: "?Hay que ver qu¨¦ bien habla este ni?o para lo peque?o que es!". La frase desat¨® las carcajadas entre las hermanas, que sab¨ªan que el peque?o S¨¦neca ten¨ªa ya seis a?os y su verborrea era similar a la de otros ni?os de la misma edad, pero tambi¨¦n empuj¨® a su madre a buscar un especialista.
Mar¨ªa Teresa Mu?oz, endocrin¨®loga pedi¨¢trica y presidenta de la Sociedad de Pediatr¨ªa de Madrid y Castilla-La Mancha, coincide con otros especialistas en que el diagn¨®stico de talla baja patol¨®gica exige recorrer un camino: "Del 100% de las consultas de talla baja, el 95% de los ni?os son normales. En la mayor¨ªa de los casos, por talla baja familiar o retraso constitucional de crecimiento. S¨®lo un 5% se pueden considerar patol¨®gicas, debido a un d¨¦ficit de hormona del crecimiento, a la existencia de un tumor o por problemas derivados de la cirug¨ªa o traumatismos".
Por tanto, lo primero que se debe hacer, seg¨²n la doctora, es pesar y medir al ni?o, y comprobar que su altura est¨¦ por debajo de -2 desviaciones para las curvas de crecimiento que utilizan los m¨¦dicos. Despu¨¦s hay que valorar durante seis meses la velocidad de crecimiento y si se sit¨²a tambi¨¦n por debajo del percentil 10 (es decir, de 100 ni?os de su misma edad, 90 son m¨¢s altos que ¨¦l). Si existe, adem¨¢s, un retraso en la maduraci¨®n de los huesos, es el momento de realizar pruebas espec¨ªficas. Un proceso en el que antes ya se ha descartado la existencia de enfermedades cr¨®nicas comunes que afectan al crecimiento, como las digestivas o respiratorias.
S¨®lo hace falta darse una vuelta por Internet para encontrar numerosos foros en los que la pregunta recurrente es: "?Puedo ser m¨¢s alto usando GH?". Itxaso Rica, jefa de endocrinolog¨ªa pedi¨¢trica del hospital de Cruces en Bilbao, comenta que el tema de la altura "se vive hoy de una forma muy distinta de hace 20 a?os por la presi¨®n social y la asociaci¨®n del aspecto f¨ªsico con el ¨¦xito. Hoy la talla baja es una consulta prioritaria. Los padres deben saber que el crecimiento es variable seg¨²n la edad, pero si se diagnostica una deficiencia, empezar el tratamiento cuanto antes juega a favor de recuperar la talla diana (o altura probable seg¨²n la herencia gen¨¦tica)".
En Espa?a, la hormona del crecimiento s¨®lo est¨¢ autorizada, y cubierta, por el sistema sanitario nacional en casos de d¨¦ficit de GH, s¨ªndrome de Turner, afectados por s¨ªndrome de Prader-Willi, ni?os con insuficiencia renal cr¨®nica antes de la pubertad, un peque?o porcentaje de ni?os que nacen con talla baja para su edad gestacional y, desde 2008, en casos de alteraciones del gen Shox. Desde 2003, la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos permite la administraci¨®n de GH en todos los casos de talla baja idiop¨¢tica, aquella en la que no se encuentran causas patol¨®gicas.
Mientras que su equivalente europea, la European Agency for Evaluation of Medicinal Products (EMEA), mantiene esta posibilidad en estudio. ?El motivo? Intereses comerciales y econ¨®micos aparte, en casos de insuficiencia, el tratamiento es sustitutivo y "te¨®ricamente implica poco peligro", explica Juan Pedro L¨®pez Siguero, presidente de la Sociedad Espa?ola de Endocrinolog¨ªa Pedi¨¢trica. "Pero cuando los niveles de GH son normales, se cuestiona correr riesgos innecesarios y el elevado coste-beneficio del tratamiento. Lo que es urgente es incorporar nuevos criterios a un sistema de diagn¨®stico cuyas pruebas se han quedado obsoletas porque no han cambiado en m¨¢s de 40 a?os y unificar las pautas cient¨ªficas de los comit¨¦s de cada autonom¨ªa que son los que controlan la autorizaci¨®n de los tratamientos".
Su colega Antonio Carrascosa, jefe del servicio de pediatr¨ªa del hospital Vall d'Hebron y catedr¨¢tico en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, concreta que existe un estudio del Consell, el equivalente catal¨¢n a los comit¨¦s asesores de otras comunidades aut¨®nomas para la utilizaci¨®n terap¨¦utica de GH, que advierte que los test que se realizan para aprobar la administraci¨®n de esta hormona "significan cierto peligro y no son definitorios". "El mismo ni?o", contin¨²a Carrascosa, "puede responder a los test de una manera o de otra. El criterio m¨¢s importante es que el ni?o no crezca y se hayan descartado todas las otras causas que pueden producir retraso en el crecimiento".
Pero esto en ning¨²n caso significa que se recomiende su uso a cualquier persona que desee aumentar su estatura. "Siempre se debe estar bajo la supervisi¨®n de unidades especializadas en endocrinolog¨ªa", afirma rotundo L¨®pez Siguero. Fernando no se libr¨® de an¨¢lisis de sangre, resonancia magn¨¦tica para descartar la existencia de tumores y de los test de hipoglucemia insul¨ªnica y clonidina que requieren realizarse bajo vigilancia sanitaria. Los resultados de GH siempre estaban por debajo de los valores normales, pero en su caso el descubrimiento de un problema de hipotiroidismo provoc¨® que se retrasara la administraci¨®n de la hormona. Primero hab¨ªa que normalizar las hormonas tiroideas, tambi¨¦n responsables del crecimiento, para descartar que ¨¦sta fuera la causa de su baja estatura.
Dos a?os despu¨¦s del inicio del proceso lleg¨® la autorizaci¨®n del tratamiento y las explicaciones de c¨®mo utilizar el aplicador, a qu¨¦ hora (siempre antes de irse a dormir, ya que durante las primeras horas de sue?o es cuando se produce de forma natural el principal pico liberador de GH) y cu¨¢ndo (todos los d¨ªas y como m¨ªnimo hasta llegar a la pubertad). Para ¨¦l, que no hab¨ªa llegado a tener los problemas de autoestima que afectan a muchos de los ni?os con talla baja, ¨¦sa fue la peor noticia. "?Es que no hay una pastilla para esto?", dice todav¨ªa cinco a?os despu¨¦s de haber comenzado su tratamiento. Pues no, la GH, para que sea efectiva, s¨®lo se puede aplicar de forma inyectable y subcut¨¢nea, as¨ª que desechen esos supuestos sprays o pastillas de GH cuyos anuncios de venta proliferan en la Red.
Para sus padres, el momento de mayor angustia fue la firma del consentimiento del tratamiento que detallaba poco probables pero posibles efectos secundarios: retenci¨®n de l¨ªquidos, estado de hipotiroidismo, aumento de los niveles de glucemia, dolor de cabeza, n¨¢useas, v¨®mitos y, lo que sonaba peor, hipertensi¨®n intracraneal. "No son frecuentes y en los casos que autoriza la sanidad espa?ola, la relaci¨®n coste-beneficio es muy buena. Sin embargo, en los procesos de talla baja idiop¨¢tica se desconocen los efectos secundarios a largo plazo y se debe ser prudente", aclara Mar¨ªa Teresa Mu?oz.
Fernando no tuvo efectos secundarios y respondi¨® de forma espectacular al tratamiento: creci¨® 11,8 cent¨ªmetros durante el primer a?o. "Es lo que se llama crecimiento de recuperaci¨®n. Despu¨¦s, lo habitual es seguir haci¨¦ndolo al ritmo normal para cada edad hasta alcanzar la talla gen¨¦tica y, si no hay problemas hormonales asociados, que el desarrollo puberal se produzca de forma espont¨¢nea", especifica Itxaso Rica. "Cuando finaliza la pubertad (entre los 15 y 16 a?os en las ni?as y alrededor de los 18 en los ni?os), el tratamiento se suspende para volver a evaluar los niveles de GH unos meses despu¨¦s", explica Rica.
Si se han normalizado y son suficientes, fin de la historia. Si se mantienen bajos, los deficientes adultos deben valorar, junto a su facultativo, c¨®mo se sienten con y sin medicaci¨®n y en muchos casos volver a la rutina de las inyecciones diarias, pero en dosis m¨¢s bajas, como ocurre en un organismo normal que va disminuyendo su producci¨®n de GH con la edad.
Nuestro conejillo de indias ya ha llegado a su talla diana, est¨¢ en el percentil 78 y le preocupan m¨¢s las notas del colegio que las revisiones semestrales que tiene que realizar para comprobar que otros par¨¢metros relacionados con la GH se mantienen en los niveles adecuados. Sigue compar¨¢ndose con Messi, "yo creo que voy a ser m¨¢s alto que ¨¦l porque he empezado a pincharme antes", y aunque a ¨¦l no le interesa mucho que en el futuro, como adelanta L¨®pez Siguero, "podr¨¢n aumentar las indicaciones para la hormona del crecimiento", s¨ª presta atenci¨®n cuando el mismo doctor asegura que "en poco tiempo es posible que dispongamos de un preparado de administraci¨®n semanal".
?Fuente de eterna juventud?
Antonio Ayala, investigador y miembro de la junta de la Sociedad Espa?ola de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL), es rotundo: "A mediados de los noventa se empez¨® a vender la idea de que el envejecimiento poco menos que se pod¨ªa curar con c¨®cteles de hormonas y suplementos. Nada m¨¢s lejos de la realidad". Despu¨¦s del boom de las hormonas, lleg¨® el momento de los estudios que han demostrado que algunas pueden provocar m¨¢s da?os que beneficios. En el caso de la GH es cierto que en los adultos mantiene el tono muscular, el volumen de los tejidos y el buen aspecto de la piel, pero tambi¨¦n que aumenta el riesgo de padecer c¨¢ncer si se administra en individuos con niveles normales de esta hormona.
"No tenemos mucho margen para intervenir sobre el envejecimiento, pero s¨ª podemos hacer que se retrasen las p¨¦rdidas que se producen en el organismo con el paso de los a?os", explica Ayala. "Es cierto que con la administraci¨®n de GH el efecto a corto plazo es sorprendente", contin¨²a, "los michelines desaparecen, la masa muscular mejora..., pero a largo plazo aumenta la proliferaci¨®n celular, y el riesgo que eso implica est¨¢ ah¨ª". Lo mejor, seg¨²n este investigador, es ser conservador y quedarse con algunas recomendaciones que inducen de forma natural los picos de GH que se suceden a lo largo del d¨ªa y especialmente durante el sue?o: hacer ejercicio f¨ªsico de fuerza; no comer nada al menos una hora antes de irnos a dormir (si picamos antes, aumentamos la glucosa en sangre, se libera insulina y ¨¦sta interfiere en el pico nocturno de GH), y tener un sue?o de calidad para ayudar a conseguir ese pico nocturno que es el m¨¢s importante del d¨ªa.
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