?chele lentejas al carro
La cesta de la compra de los espa?oles tiene menos legumbres y m¨¢s pescado que hace 20 a?os. Es un batiburrillo de alimentos b¨¢sicos y caprichos: boller¨ªa industrial junto a yogures 'light' con omega 3
Si cotilleamos un poco en nuestra cesta de la compra, vemos que contiene menos pan, legumbres y patatas que hace 20 a?os. Lleva parecida cantidad de carnes, frutas y hortalizas, y m¨¢s pescado y platos preparados. Vale, y esto ?qu¨¦ significa? Pues que la ingesta de hidratos de carbono -que ha de ser la base de la alimentaci¨®n, seg¨²n recuerda Mar¨ªa Garriga, dietista-nutricionista del hospital Ram¨®n y Cajal de Madrid- ha cedido terreno en favor de grasas y prote¨ªnas. Circunstancia no precisamente beneficiosa para la salud, seg¨²n alerta Garriga. "El consumo excesivo de prote¨ªnas de origen animal como carnes, pescados, embutidos, huevos o productos l¨¢cteos suele estar acompa?ado de un exceso tambi¨¦n de grasa saturada y colesterol", apunta.
En 2009 aument¨® la venta de pizzas, cereales, 'snacks', pasta y arroz
La experta hace notar que el carrito rueda cada vez m¨¢s por la gran superficie que por el mercado tradicional o la tienda de barrio. Y detecta que le sobran refrescos azucarados y bebidas alcoh¨®licas, platos preparados y boller¨ªa industrial... Al menos no ha disminuido el avituallamiento de frutas y verdura. "Pero ahora, debido a los invernaderos, podemos consumirlas no s¨®lo en temporada. Disponemos de m¨¢s variedad durante todo el a?o, pero hemos reducido en muchos casos la calidad organol¨¦ptica [sabor, textura, olor, color] y aumentado el precio", rebaja el optimismo.
"Tenemos m¨¢s diversidad de alimentos que antes y m¨¢s saludables, porque est¨¢n m¨¢s controlados en cuanto a higiene, seguridad, conservantes y aditivos utilizados", tercia Alfredo Mart¨ªnez, catedr¨¢tico de nutrici¨®n y codirector del Instituto de Ciencias de la Alimentaci¨®n de la Universidad de Navarra (UNAV). Otra cosa es lo que luego escoge y descarta el consumidor. El bollo industrial en lugar de pan, el n¨¦ctar en tetrabrik en vez de la fruta. "Hicimos encuestas por comedores escolares, y los ni?os dejaban muy claras sus preferencias: arroz sin tropiezos, pollo o tortilla de patata. Si hab¨ªa que comer fruta, un pl¨¢tano, m¨¢s f¨¢cil de pelar, y si no, zumo de naranja", recuerda Mart¨ªnez, que, insiste mucho, no est¨¢ en contra de la comida r¨¢pida, las hamburguesas, las pizzas ni pr¨¢cticamente ning¨²n alimento, pero no como dieta monogr¨¢fica.
Andamos regular de educaci¨®n nutricional, seg¨²n el catedr¨¢tico de la UNAV. Tampoco el etiquetado ni la publicidad explican siempre bien las cosas, seg¨²n denuncian los especialistas: cu¨¢ntas calor¨ªas, grasas trans, colesterol, az¨²car o sal se esconden tras ese envase que acabamos de coger de un lineal de supermercado. "Creo que el gran cambio en la cesta de la compra radica en que hemos pasado de los productos frescos a una presencia cada vez mayor de preparados y precocinados. Esto no tiene por qu¨¦ ser negativo si hay un control de las caracter¨ªsticas de esos alimentos. Por eso insistimos tanto en una publicidad y en un etiquetado correctos", demanda Pilar Enterr¨ªa, coordinadora del grupo de nutrici¨®n de la Sociedad Espa?ola de Endocrinolog¨ªa y Nutrici¨®n (SEEN).
Dice Garriga que, gracias al avance en la tecnolog¨ªa alimentaria, la bolsa de la compra va cada vez mejor servida de vegetales frescos, limpios, cortados y envasados que hay que mantener en fr¨ªo. Y de productos refrigerados, cocinados y listos para consumir a falta de un golpe de calor en el horno o el microondas. Estos productos conviven con la oferta light, baja en grasa, sin sal, sin az¨²car, sin gluten. Y con las estrellas emergentes: los alimentos funcionales con calcio, omega 3, esteroles y estanoles vegetales (para ayudar a reducir el colesterol), vitaminas, fibra, lactosa, probi¨®ticos... En 2009, los espa?oles emprendieron una vuelta al hogar como consecuencia de la crisis, con un aumento del 6% de las comidas realizadas en casa, seg¨²n cifras de Kantar Worldpanel. Las cuatro categor¨ªas cuya venta m¨¢s ha crecido son los cereales para el desayuno, pizzas refrigeradas, snacks, pasta y arroces. El estudio detecta una "vuelta a los b¨¢sicos y los peque?os caprichos". Tambi¨¦n que la salud contin¨²a siendo un argumento importante a la hora de decidir qu¨¦ producto pasar por caja, como tambi¨¦n lo son "el placer y la conveniencia". Esas diferentes motivaciones se traducen luego en los batiburrillos muchas veces incongruentes que se observan en los carros que circulan por el h¨ªper: patatas fritas de bolsa y boller¨ªa industrial junto a alimentos funcionales y light.
"El consumidor reconoce los beneficios de tomar alimentos que le ayuden a mejorar su salud o a prevenir enfermedades, pero tampoco quiere renunciar a productos econ¨®micos, f¨¢ciles de adquirir, con sabores intensos, que proporcionan saciedad inmediata y se suelen asociar con momentos de ocio", admite la dietista del Ram¨®n y Cajal. No obstante, "en Espa?a se sigue consumiendo m¨¢s fruta y verdura que en el centro y norte de Europa, menos platos listos para tomar y aceite de oliva en lugar de mantequilla, margarina o nata", observa. "En el norte de Europa se est¨¢ modificando en positivo el patr¨®n, mientras que los pa¨ªses meridionales estamos empeorando", se lamenta.
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