?Se enamoran los ni?os?
Puede que den su primer beso o jueguen a los m¨¦dicos, pero antes de la pubertad no est¨¢n preparados para desplegar su potencial afectivo. Su sexualidad s¨ª empieza a manifestarse. Los expertos recomiendan preguntar menos si tienen novio y?responder m¨¢s a sus preguntas (sin recurrir a la cig¨¹e?a)
A menudo, los ni?os comentan que tienen un novio o una novia en clase. Incluso pueden contar que les han dado un primer beso. Pero los ni?os no se enamoran. "Antes de llegar a la pubertad, todav¨ªa no est¨¢n preparados biol¨®gicamente para segregar las sustancias qu¨ªmicas que regulan la atracci¨®n f¨ªsica", explica Jos¨¦ Luis Pedreira, psiquiatra y psicoterapeuta en el hospital infantil universitario Ni?o Jes¨²s de Madrid. Tampoco est¨¢n equipados cognitivamente para desplegar su potencial afectivo ni llevar a la pr¨¢ctica el concepto de "elecci¨®n mutua" propio del enamoramiento. "Lo que s¨ª sienten es una inclinaci¨®n o preferencia por uno de sus iguales, normal en su proceso de socializaci¨®n, y que en muchos casos, debido a la influencia sociocultural, puede acabar resumida en la palabra novio", asegura Victoria Noguerol, psic¨®loga cl¨ªnica especializada en abusos sexuales y maltrato infantil. Ambos expertos coinciden en que, con frecuencia, los mismos adultos que insisten en preguntarle a un ni?o de cinco a?os si tiene novia, luego eluden contestar con mensajes claros y comprensibles a sus primeros interrogantes sobre sexualidad.
A los dos a?os surgen las primeras dudas sobre anatom¨ªa
Seg¨²n Pedreira, tambi¨¦n presidente de la secci¨®n de psiquiatr¨ªa infantil de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa (AEP), "una exploraci¨®n progresiva y guiada de las dudas y juegos sexuales que aparecen durante la infancia ayuda a forjar la comunicaci¨®n que necesitan cuando llegan a la adolescencia y empiezan -entonces s¨ª- a enamorarse". Pero son muchos los padres que se turban ante estas primeras expresiones de la sexualidad y prefieren aplazar el tema hasta que llega la pubertad. En cambio, permiten que su hija de ocho a?os pueda elegir sin interponer l¨ªmite alguno la ropa que m¨¢s le guste en una tienda o acceder sin matiz ni control al alud de mensajes altamente sexualizados que le llegan a trav¨¦s de Internet o los anuncios publicitarios. Noguerol asegura que para que estos futuros adultos tengan una vida sexual satisfactoria, los padres deber¨ªan hablar de sexo con ellos "siempre y de forma continua" y ayudarles a regular sus deseos, as¨ª como a descodificar la informaci¨®n que les llega por otros canales.
Pero ?c¨®mo?, ?cu¨¢ndo empezar? "?stas son las demandas que surgen m¨¢s a menudo en las sesiones que tenemos con los padres en la pr¨¢ctica profesional diaria", advierte esta psic¨®loga cl¨ªnica, directora del Centro Noguerol y supervisora de la unidad de cl¨ªnica de la Facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). En la respuesta coincide con otros expertos: casi nunca hace falta sentar a un ni?o para hablar de sexo. A lo largo de todas las etapas evolutivas, los ni?os obsequian a sus padres con maravillosas y puntiagudas preguntas o escenas que ofrecen oportunidades de intervenci¨®n. Algunos ejemplos pueden ser de gran utilidad. Imaginemos que Juan y Mar¨ªa son compa?eros de clase. Tienen seis a?os. Est¨¢n jugando a m¨¦dicos cuando de repente empiezan a desnudarse. La madre de Juan entra en el cuarto y observa la situaci¨®n, pero en lugar de rega?arlos, aprovecha ese escenario improvisado para preguntarles qu¨¦ est¨¢n haciendo y entablar una conversaci¨®n con ellos. Con esta actitud receptiva, los ni?os van a preguntarle, seguramente, por qu¨¦ sus ¨®rganos sexuales son diferentes o c¨®mo se hacen los beb¨¦s.
?C¨®mo contestar? "Las respuestas deber¨ªan ser cortas, directas y honestas, adecuadas a su posibilidad de comprensi¨®n, y contener los elementos de respeto, privacidad, ausencia de culpa e intercambio afectivo, propios de una sexualidad sana", asegura Pedreira. Un ni?o de seis o siete a?os est¨¢ preparado para entender una primera pincelada de c¨®mo funciona la reproducci¨®n en los humanos. Pero si a la pregunta se responde que vienen de Par¨ªs con una cig¨¹e?a, el menor entender¨¢ que no puede confiar en ese adulto y volver¨¢ a indagar m¨¢s adelante, quiz¨¢ en otro entorno menos adecuado. "Los ni?os hacen estas preguntas para tantear si pueden confiar en el adulto", insiste el psiquiatra, que advierte que "hay tres temas que les preocupan desde peque?os: el del amor, el del sexo y el de la muerte". Los primeros interrogantes aparecen ya en torno a los dos a?os y versan sobre las diferencias anat¨®micas que observan entre las personas de su entorno. Pero la sexualidad se manifiesta en todos los estadios evolutivos, y los juegos de m¨¦dicos o las primeras masturbaciones son, a?ade Noguerol, "pura exploraci¨®n sana", que requiere que el adulto detecte cuando se hacen demasiado persistentes o ense?e a respetar los l¨ªmites de la privacidad.
Hasta los 10 a?os, el entorno familiar del ni?o es el que modela este proceso evolutivo y constituye el modelo del que se nutren. Por eso, Noguerol subraya la importancia de que "los adultos den ejemplo, con mensajes de una sexualidad incorporada como expresi¨®n saludable de sus actitudes afectivas, y eviten turbarse o dar respuestas evasivas, porque lo que se oculta puede convertirse en un factor de riesgo". "Cuando el ni?o ha podido explorar todos estos temas con naturalidad y sin culpa, llega a la adolescencia preparado para confiar en sus padres, en su pareja y, no menos importante, para respetar los deseos del otro", afirma Pedreira.
Un estudio reciente, publicado en la revista Pediatrics de la Academia Americana de Pediatr¨ªa (AAP), evidenci¨® que muchos adolescentes tienen poca o ninguna comunicaci¨®n con sus padres sobre sexo. Los autores alentaban a los padres a iniciar este intercambio antes de la pubertad.
Noguerol asegura que buena parte de los adolescentes que ya han tenido sus primeras relaciones sexuales expresan en la consulta un grado de satisfacci¨®n muy bajo con estas experiencias, acompa?ado de una enorme frustraci¨®n "por una sensaci¨®n de haber empezado demasiado pronto, sin haber tenido el suficiente tiempo para explorar la sexualidad, arrastrados por la presi¨®n del grupo". Esta psic¨®loga cl¨ªnica insiste en que "tan importante como la formaci¨®n y la informaci¨®n sexual es la educaci¨®n en el conocimiento de los l¨ªmites de sus conductas". Una de las demandas que reciben en la terapia tiene que ver con una dificultad a poner l¨ªmites a sus actitudes verbales, a veces incluso violentas. La psic¨®loga advierte que empezar a ense?arles entonces a regular sus deseos y sus frustraciones puede ser demasiado tarde.
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