La vida salvaje vuelve a Central Park
Una hembra de coyote fue vista el pasado febrero en Central Park, en Nueva York. Se piensa que quiz¨¢ haya alg¨²n otro ejemplar intentando establecerse en el pulm¨®n verde de la gran metr¨®poli
La operaci¨®n no fue sencilla, como recuerdan cuatro a?os despu¨¦s los encargados del cuidado de los tesoros que esconde Central Park, en Nueva York. Fueron 20 horas detr¨¢s de Hal, un joven coyote que andaba suelto por el pulm¨®n de la isla de Manhattan. Hasta tuvo que evacuarse una pista de patinaje sobre hielo al sur del parque para evitar paralizar con los dardos a un humano si el animal se pon¨ªa a tiro.
Hal fue capturado m¨¢s al norte de la ciudad y poco despu¨¦s muri¨®. Hab¨ªa ingerido veneno para matar ratas, la especie aut¨®ctona de la ciudad de los rascacielos. A Stanley Gehrt, profesor de biolog¨ªa en la Universidad de Ohio, no le sorprendi¨® entonces que un coyote deambulara por Central Park.
La Universidad de Columbia ha pedido cautela a los alumnos si ven a este animal
Los coches y el veneno para ratas son sus principales enemigos en la ciudad
Gehrt aventur¨® que la historia se repetir¨ªa. El departamento de parques tiene localizados al menos a tres de estos caninos -tambi¨¦n conocido como el chacal americano- en Central Park. "Es una buena se?al que la vida salvaje regrese a Nueva York", comenta Vickie Karp, del departamento de parques neoyorquino, que asegur¨® que los est¨¢n siguiendo de cerca. "No hay motivo de alarma" para los vecinos, reitera.
Pero podr¨ªan ser m¨¢s. El servicio de seguridad de la Universidad de Columbia, situado a pocas manzanas del parque, comunic¨® por e-mail a los estudiantes que tengan cautela si ven alguno de estos predadores por el campus, y que no se acerquen a ellos para fotografiarlos o darles de comer. Tambi¨¦n se han visto animales recientemente en Harlem, unas calles m¨¢s al norte.
Karp comenta que no les han puesto a¨²n nombres a los nuevos visitantes, porque quieren saber si el animal visto en Central Park es el mismo que el de Columbia. Es posible incluso que se trate de una pareja, porque es la ¨¦poca en la que la especie se aparea. Su departamento est¨¢ ya en contacto con las agencias de agricultura y salud para definir protocolos de actuaci¨®n.
Quiz¨¢ est¨¦n s¨®lo de paso, buscando comida. O quiz¨¢ est¨¦n cansados de la vida en su ambiente natural y buscan establecerse en la gran ciudad, comentan en los corrillos en el Upper West Side de Nueva York. Lo ¨²nico verificado hasta el momento del animal que literalmente pos¨® a comienzos de febrero para la c¨¢mara de Veryl Witner en Central Park es que es una joven hembra.
Witner es un aficionado a la fotograf¨ªa que vive en el barrio, muy cerca de donde fue capturado hace cuatro a?os Hal. El animal, dice, iba caminando con tranquilidad, aunque con timidez, sobre un estanque helado, como si quisiera mantenerse distante o evitar el contacto con los humanos. Quiz¨¢ por eso sea m¨¢s activo durante la noche.
El coyote es una especie nativa del Estado de Nueva York. Su h¨¢bitat se expande r¨¢pido. Se cree que tanto Hal como esta hembra llegaron bajando por los bosques de Riverdale, en el Bronx, desde Westchester. De ah¨ª cruzaron a Manhattan y siguieron hacia el sur por el parque que bordea el Hudson, donde el pasado verano fueron protagonistas una pareja de halcones con sus tres cr¨ªas.
En la ¨²ltima d¨¦cada se han contabilizado cuatro coyotes en Manhattan. "Aunque se trata de predadores, suelen alimentarse de peque?os animales, como ratones y p¨¢jaros", explica Karp. Pero son tambi¨¦n "omn¨ªvoros muy oportunistas", lo que les lleva a buscar comida entre la basura en caso de necesidad.
Stanley Gehrt empez¨® a estudiar hace 10 a?os el desarrollo y el comportamiento de los coyotes en ¨¢reas metropolitanas como las de Chicago (Illinois). "Est¨¢n aprendiendo a explotar todas las partes de su territorio, hasta el punto de que son capaces de vivir m¨¢s que los coyotes en zonas rurales", comenta. Esta habilidad para adaptarse al entorno urbano sorprende a los cient¨ªficos.
"Son animales muy listos", afirma. Si no, que se lo pregunte a los agentes que siguieron a Hal. Nada que ver con el coyote torpe que intenta cazar al correcaminos en la popular serie de dibujos animados de Warner Brothers. La prohibici¨®n de la caza de esta especie y la ca¨ªda en el precio de las pieles desde finales de los a?os ochenta tambi¨¦n explican su crecimiento.
Hace dos siglos, cuando las grandes ciudades como Nueva York o Chicago eran m¨¢s j¨®venes y se desarrollaban, no hab¨ªa tolerancia para los coyotes. Es m¨¢s, daba notoriedad matarlos. Por eso es f¨¢cil encontrar peri¨®dicos de la ¨¦poca con cazadores en su portada. Y encima ten¨ªan la recompensa de vender sus pieles. En tres d¨¦cadas, el cambio de actitud hacia estos animales fue total.
Ahora, como entonces, los humanos son m¨¢s peligrosos para los coyotes que los coyotes para los humanos. El veneno, pero sobre todo los coches, son las principales causas de muerte de estos animales. Y como se?ala Gehrt, "les da mucho miedo el hombre". "Los casos de agresividad son m¨¢s bien de animales adultos que tratan de defender su territorio", explica.
No es s¨®lo el desarrollo urbano lo que est¨¢ detr¨¢s de este mayor contacto entre el coyote y los humanos. Otro factor determinante para que los coyotes se lancen a esta aventura es su sistema social. Los animales adultos fuerzan a los m¨¢s j¨®venes a salir de su entorno natal y buscar nuevos h¨¢bitats para establecerse. Sucede, sobre todo, cuando tienen entre uno y dos a?os de edad.
"Eso les lleva a estar probando continuamente nuevas zonas donde nunca antes estuvieron o se atrevieron a visitar", explica el bi¨®logo. Y opina que, como suelen ser animales solitarios, casos como el de Central Park son aislados. Es m¨¢s, Gehrt ve casi imposible que puedan mantener una poblaci¨®n en pleno coraz¨®n de Manhattan, "porque antes o despu¨¦s los echan".
Dicho de otra manera, el animal que es capturado en Central Park y rehabilitado en otro entorno no volver¨¢, porque no estuvo el tiempo suficiente para establecerse. Pero Gehrt, como ya dijo hace cuatro a?os, apunta que habr¨¢ una inmigraci¨®n hacia la zona mientras la especie siga en el entorno. "Es su naturaleza ir m¨¢s all¨¢ de sus l¨ªmites y explorar nuevos territorios", concluye.
Algunos neoyorquinos creen que los coyotes ayudar¨¢n a echar a vecinos no deseados como pichones y ratas. Otros ven detr¨¢s una gran historia y que quiz¨¢ acudan a la ciudad por la misma raz¨®n que todos. Lo que m¨¢s preocupa es que se contagien de la rabia por comer ratas y mapaches enfermos. Entonces, la ¨²ltima leyenda urbana de Nueva York ser¨¢ un problema real.
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