"A los ni?os con trastornos mentales hay que tratarles y a sus familias tambi¨¦n"
Llu¨ªs San lleva apenas un a?o al frente de la unidad de psiquiatr¨ªa y psicolog¨ªa del Hospital Sant Joan de D¨¦u de Barcelona, pero admite sentirse afortunado. Durante estos 12 meses ha estrenado un nuevo edificio de hospitalizaci¨®n infanto-juvenil, separado del central, lo que ha mejorado la atenci¨®n sanitaria hacia estos ni?os y adolescentes. Adem¨¢s, las anchuras de la infraestructura permite separarles por grupos de edad, lo que repercute positivamente en los tratamientos.
Pregunta. Las estad¨ªsticas demuestras que cada vez aumentan el n¨²mero de ni?os atendidos en centros de salud mental.
Respuesta. Realmente no creemos que haya aumentado la prevalencia, es decir, la frecuencia de diagn¨®sticos psiqui¨¢tricos entre ni?os y adolescentes. Pero ahora disponemos de mejores dispositivos asistenciales que nos ayudan a identificar la posible existencia de trastornos psiqui¨¢tricos en esta franja de poblaci¨®n. Hasta hace pocos a?os se cre¨ªa que el diagn¨®stico psiqui¨¢trico era un terreno exclusivo de la poblaci¨®n adulta y que un ni?o no pod¨ªa deprimirse o padecer un trastorno psic¨®tico como est¨¢bamos acostumbrados a ver entre la poblaci¨®n adulta. Esta situaci¨®n ha cambiado y ahora se acepta el hecho de que los ni?os pueden tener pr¨¢cticamente los mismos diagn¨®sticos que los adultos y algunos, adem¨¢s, son propios de la infancia y la adolescencia. Por ejemplo, los trastornos de conducta, los de d¨¦ficit de atenci¨®n, los generales de desarrollo, autismo. Todos ellos son diagn¨®sticos m¨¢s propios de la infancia que no de la edad adulta. No es que hayan aumentado los casos sino que ahora los diagnosticamos mejor.
P. ?Qu¨¦ diagn¨®sticos son los m¨¢s frecuentes entre los ni?os y adolescentes?
R. En los ni?os predominan m¨¢s los trastornos generales de conducta y en cambio en las ni?as son los relacionados con los trastornos derivados de la conducta alimentaria. Por ejemplo, la anorexia y la bulimia.
P. ?Por qu¨¦ los ni?os son m¨¢s proclives que las ni?as a padecer alg¨²n tipo de trastorno mental?
R. Es dif¨ªcil llegar a conocer todos los factores que pueden concurrir para explicar esta situaci¨®n. Pueden influir aspectos de tipo educativo, cultural o incluso modas. Podr¨ªamos, por ejemplo, hablar de la influencia de los medios de comunicaci¨®n en determinados tipos de trastornos. Aunque la anorexia est¨¦ tipificada como una enfermedad mental, no es menos cierto que hemos demostrado que las modas, respecto al peso o la est¨¦tica, favorecen algunas conductas anorexiantes entre los adolescentes. Existen algunos elementos y variables de este tipo que a menudo son dif¨ªciles de controlar, porque tampoco disponemos de instrumentos para conocer el peso espec¨ªfico que tienen estos factores de riesgo. En cualquier caso, est¨¢ bien tenerlos presentes y afirmar que m¨¢s all¨¢ de los componentes gen¨¦ticos o ambientales, tambi¨¦n puede haberlos de tipo cultural, de moda etc¨¦tera que pueden influir en determinados fen¨®menos y que en el caso de los trastornos de la conducta alimentaria ser¨ªan un buen ejemplo.
P. ?En qu¨¦ grado influye la situaci¨®n socioecon¨®mica familiar? Los expertos afirman que la pobreza multiplica los factores de riesgo.
R. No me atrever¨ªa a afirmar con total contundencia que el factor socioecon¨®mico influye por s¨ª s¨®lo, sino que se unen un conjunto de elementos, por ejemplo la inmigraci¨®n, marginaci¨®n, desestructuraci¨®n familiar, consumo de sustancias, escolarizaci¨®n normalizada, entorno social, afecto entre padres e hijos o el grado de amistad. Todos estos elementos sumados pueden convertirse en factores de riesgo y favorecedores, pero no causales. En cualquier caso, no creo que determinada situaci¨®n socioecon¨®mica pueda influir por s¨ª sola. Es muy dif¨ªcil establecer una relaci¨®n causa-efecto en las enfermedades mentales porque hay ciertos componentes de tipo gen¨¦tico, incluso en los trastornos de conducta alimentaria. Por tanto, existen componentes gen¨¦ticos y ambientales y estos ¨²ltimos son multicausales.
P. Cada vez m¨¢s los servicios de psiquiatr¨ªa detectan un n¨²mero mayor de adolescentes con adicciones, tanto a la droga como al alcohol.
R. La poblaci¨®n adolescente no tiene problemas de alcoholismo como los entendemos en un adulto, sino que son personas que usan sustancias. Es muy t¨ªpico en los adolescentes que, a pesar de no tener un grado de dependencia, se impregnan y se intoxican de alcohol los fines de semana. Un comportamiento que puede responder a un patr¨®n muy anglosaj¨®n y poco habitual en nuestro medio. Este fen¨®meno s¨ª ha aumentado entre la poblaci¨®n. El consumo de sustancias -alcohol, tabaco, cannabis- representa un riesgo claro para la salud mental de esta poblaci¨®n y empeoran su estado mental.
P. Y la mezcla de trastorno mental y adicciones puede resultar explosiva.
R. Por supuesto. Si fuesen ni?os que ¨²nicamente presentaran vulnerabilidad por este tipo de enfermedades pero el resto estuviera bien estructurado a nivel familiar, personal, social y no consumiesen sustancias, es probable que estos trastornos no se presentaran nunca. En la medida que sumamos factores de riesgo, crece la probabilidad de que aparezca la enfermedad. Y en este sentido el consumo de sustancias tiene un peso espec¨ªfico predominante sobre todo el cannabis respecto a patolog¨ªas graves como la esquizofrenia.
P. Pero trastornos mentales y adicciones pueden ser fen¨®menos bidireccionales.
R. Totalmente. Existen enfermedades mentales que te hacen m¨¢s proclive a consumir determinadas sustancias y viceversa. Hay sustancias que provocan un trastorno mental. La complejidad de esta relaci¨®n se basa en que no es una relaci¨®n lineal, causa-efecto, sino que A,B,C puede provocar A, B, C y viceversa. Y tambi¨¦n la necesidad de tener mensajes muy claros sobre el consumo de estas sustancias. Cuidado porque no aportan nada positivo y siempre comportan riesgos.
P. ?Ha aumentado el consumo de coca¨ªna entre adolescentes?
R. El consumo de coca¨ªna se ha incrementado entre la poblaci¨®n general, pero no entre los adolescentes. En esta franja predomina sobre todo el consumo de alcohol. El problema m¨¢s grave que tenemos en la actualidad con la poblaci¨®n adolescente no est¨¢ relacionado con las drogas ilegales sino con el alcohol. El problema es que muchas veces la gente infravalora los riesgos del consumo de alcohol. Es una observaci¨®n bastante frecuente, porque s¨®lo identifican como peligrosas sustancias ilegales, tipo cannabis, coca¨ªna etc¨¦tera, pero no aprecian el peligro respecto al alcohol.
P. En estos casos es fundamental un diagn¨®stico precoz para aplicar los tratamientos cuanto antes.
R. El diagn¨®stico precoz es un factor clave. El tiempo que perdemos hasta que damos con el diagn¨®stico correcto empeora de forma sustancial el pron¨®stico. Cuanto antes se diagnostique e intervengamos, el pron¨®stico mejora much¨ªsimo. Si dej¨¢ramos que estas enfermedades evolucionaran espont¨¢neamente, estas situaciones empeorar¨ªan. Y por tanto, cuanto antes detectemos este posible trastorno y todos los componentes de riesgo que lo envuelven mucho mejor ser¨¢ el pron¨®stico.
P. En una familia ?cu¨¢ndo debe sonar la se?al de alarma en los padres respecto a sus hijos?
R. Las familias son un elemento clave porque cuando atendemos a un ni?o, tambi¨¦n atendemos a la familia. A menudo el ni?o sufre una patolog¨ªa, pero la familia tambi¨¦n. En una familia, podr¨ªamos decir 'normal' y 'sana', los padres deber¨ªan fijarse sobre todo en la intensidad, frecuencia pero sobre todo en el cambio cualitativo respecto a la situaci¨®n precedente del ni?o. Entonces, deber¨ªan preocuparse. Por ejemplo, cuando un ni?o empieza a tener una conducta que no es la habitual, se relaciona con otro tipo de gente, cambia sus horarios, vestimenta, empieza a tener cambios cualitativos y persistentes respecto a su plan de vida. Tambi¨¦n es cierto que la adolescencia es una etapa dif¨ªcil, de cambio y que tambi¨¦n pasan muchas cosas de este tipo que son muy normales. La se?al de alarma deber¨ªa sonar cuando esta conducta es persistente, cuando el trastorno va m¨¢s all¨¢ de lo esperable y va acompa?ada de cambios en la din¨¢mica vital de este adolescente. Entonces, los padres deber¨ªan buscar asesoramiento.
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