Un jard¨ªn de desechos
En medio de la urbe india de Chandigarh, dise?ada con las pautas de Le Corbusier, surge una obra fara¨®nica de reciclaje. El Rock Garden es la segunda atracci¨®n tur¨ªstica del pa¨ªs, tras el Taj Mahal
La ciudad india de Chandigarh iba tomando la forma que ide¨® el gran arquitecto modernista Le Corbusier en los a?os cincuenta. En esta ciudad, al norte del subcontinente, se realizaba uno de los m¨¢s grandes experimentos urbanos del siglo XX. La primera ciudad planeada en India que intentaba dar una esperanza al pa¨ªs despu¨¦s del trauma que sufri¨® en la partici¨®n con Pakist¨¢n en 1947.
El primer ministro de la India independiente, Jawaharlal Nehru, apost¨® por erigir esta urbe como "un s¨ªmbolo de la libertad del pa¨ªs y una expresi¨®n de su confianza en el futuro". As¨ª, Chandigarh se caracteriza por sus avenidas anchas y arboladas, con bonitas glorietas y su divisi¨®n en 47 sectores, que suponen unidades autosuficientes para la vida de sus habitantes: con sus propias escuelas, mercados y templos.
Y a la par que crec¨ªa esta gran obra urban¨ªstica, otra historia suced¨ªa en Chandigarh. Nek Chand, entonces un humilde inspector de caminos, al volver cada tarde en su bicicleta del trabajo recog¨ªa toda la basura que ve¨ªa en la calle y que le parec¨ªa ¨²til. Por las noches, escondido en un terreno lleno de maleza detr¨¢s de su humilde casa, moldeaba con estos desechos acumulados figuras de hombres y animales. "Lo hice durante varios a?os: era mi vicio transformar la basura en esculturas de personajes reales o fant¨¢sticos. Cuando me di cuenta, ya ten¨ªa cientos", cuenta. Por una parte quer¨ªa aprovechar las cosas que ya no serv¨ªan; por otra, expresarse.
Al principio, Chand ten¨ªa miedo de que su trabajo fuera descubierto y destrozado. Ese temor estaba bien fundado: cuando las autoridades encontraron las esculturas, su primera intenci¨®n fue destruirlas con el pretexto de que estaban en un ¨¢rea ilegal.
Sin embargo, Chand tuvo un gran golpe de suerte. Uno de los oficiales de alto rango encargados de demoler sus figuras, al ver la belleza de su obra, decidi¨® que deb¨ªa conservarse: para ello le asign¨® un buen trozo de tierra en lo que era entonces la periferia de la ciudad en construcci¨®n de Le Corbusier.
Y para gran sorpresa del escultor, el funcionario tambi¨¦n le asign¨® un salario para que se dedicara a tiempo completo a seguir con sus figuras y le provey¨® con 50 empleados para que le ayudaran a seguir materializando sus ideas. As¨ª surgi¨® hace unos 37 a?os el Rock Garden (jard¨ªn de roca, en ingl¨¦s). Ahora es uno de los grandes orgullos de Chandigarh, la ciudad capital de dos Estados: Punjab y Haryana.
Por su valor art¨ªstico y por el gran cari?o que le tienen los indios, el jard¨ªn se ha ampliado en varias ocasiones, hasta alcanzar el ¨¢rea actual de m¨¢s de 100.000 metros cuadrados, en los que se distribuyen miles y miles de esculturas. Todas estas figuras y el paisaje del jard¨ªn est¨¢n formados a partir de desechos.
El Rock Garden surge como un mundo de fantas¨ªa enclavado en la modernista Chandigarh. El visitante va descubriendo poco a poco un sinf¨ªn de sorpresas: desfiladeros, alt¨ªsimas paredes, pasajes abovedados y muy diferentes ambientes. Las escalas son tan diferentes que unas veces el visitante se siente gigante, y otras veces, enano.
Una serie de cascadas interconectadas (y alimentadas con agua reciclada) crean la sensaci¨®n de estar en un oasis en el caluroso norte de India. El paseante recorre muchos patios de mosaico y se va encontrando con las esculturas. En uno de los patios se ve a cientos de campesinos en plena faena; en otro, una manada de toros con largos cuernos retoza. Tras pasar un alto muro, un ej¨¦rcito de cientos y cientos de monos sorprenden al visitante. Hay tambi¨¦n ambientes m¨¢s surrealistas, con personajes fant¨¢sticos surgidos de la imaginaci¨®n de Chand.
El jard¨ªn entero es un homenaje al reciclaje y al uso de los desechos. En las esculturas y en los paisajes se adivinan trozos de escusados, de platos, de tazas y de mosaicos. Tambi¨¦n se ven cables usados, partes de bicicleta y hasta cabello humano recogido de las barber¨ªas. Una cantidad de materiales ser¨ªan basura si no hubiesen sido transformados en este mundo fant¨¢stico.
El proceso no ha terminado: las figuras y el jard¨ªn siguen construy¨¦ndose, y a¨²n se ve a trabajadores formando trozo a trozo figuras en los muros. La zona m¨¢s reciente recuerda al estilo de Gaud¨ª en el parque G¨¹ell de Barcelona.
Chand, a sus 86 a?os, acude cada d¨ªa a una peque?a oficina a la entrada del Rock Garden. Ah¨ª est¨¢n enmarcados todos los reconocimientos nacionales e internacionales que ha recibido y fotos de las personas famosas que han visitado el jard¨ªn, entre las que resalta la ex primera ministra Indira Gandhi.
Es muy parco en palabras, pero atina a decir que, a pesar de que es basura, tambi¨¦n es en cierta forma arte. La modestia de Chand es tal que es su trabajo quien habla por ¨¦l. Solo cuenta que le preocupa el vertiginoso ritmo en que aumenta la basura en India y que, fuera de casos puntuales, poca cosa se hace para procesarla.
Mientras tanto, a su jard¨ªn llegan cada d¨ªa m¨¢s de 5.000 visitantes, lo que lo hace la segunda atracci¨®n tur¨ªstica en India. Solo le gana la perla tur¨ªstica por excelencia: el Taj Mahal, seg¨²n los datos de la propia administraci¨®n del jard¨ªn. Ir¨®nicamente, entre las esculturas de desechos se ven m¨¢s parejas en pleno romance que en el monumento del amor. Sindhu y Kartikeya, una pareja que ha viajado m¨¢s de 30 horas en tren desde el sur del subcontinente para ver el jard¨ªn, lo alaban: "Es un lugar hermoso. Y es una pena que ejemplos como este no se hayan replicado por el pa¨ªs, transformando lo que ya nadie quiere en este mundo de ensue?o".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.