Cartas 'perdidas' aclaran el descubrimiento de la estructura del ADN
La historia cient¨ªfica m¨¢s famosa se completa con correspondencia reci¨¦n hallada entre los rivales y amigos Crick y Wilkins
"Conf¨ªo en que el humo de la brujer¨ªa salga pronto de nuestros ojos", escribi¨® el investigador Maurice Wilkins a su rival y amigo Francis Crick en enero de 1953, meses antes de que Crick y su colega James Watson dilucidaran la estructura en doble h¨¦lice del ADN. Wilkins se refer¨ªa a la inminente partida de su laboratorio de su colega Rosalind Franklin, con la que ambos no simpatizaban pero sobre cuyo trabajo Crick y Watson basaron su famoso descubrimiento.
El hallazgo de cartas como esta, hasta ahora desconocidas, a?ade nuevos e importantes elementos a la famosa historia de c¨®mo se descubri¨® la estructura del ADN, que completan el conocimiento de este drama personal y profesional de los a?os cincuenta del pasado siglo, protagonizado por el tri¨¢ngulo formado por la pareja Crick y Watson, Franklin y Wilkins. Las cartas, recibidas y enviadas por Francis Crick entre 1950 y 1976, fueron descubiertas, junto a otros materiales de la misma ¨¦poca, a principios de este a?o en el legado que el bi¨®logo Sydney Brenner hizo a los archivos del Laboratorio Cold Spring Harbor, en Estados Unidos.
Brenner y Crick compartieron despacho en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) entre 1956 y 1977, y realizaron varias mudanzas, lo que explica que se traspapelara el material profesional que el propio Crick crey¨® perdido para siempre, como le dijo en 1975 a su compa?ero de descubrimiento, James Watson, cuando ¨¦ste le sugiri¨® escribir un libro sobre aquella ¨¦poca.
Al parecer, tampoco Brenner sab¨ªa todo lo que legaba, que en lo referente a Crick ocupa nueve cajas de correspondencia, fotograf¨ªas, tarjetas postales, borradores y copias de art¨ªculos cient¨ªficos, programas de reuniones, notas y recortes de peri¨®dicos, seg¨²n explican los historiadores y editores Alexander Gann y Jan Witkowski en la revista Nature.
De los protagonistas de toda esta historia, todos hombres menos una mujer, sobreviven Brenner y Watson, este ¨²ltimo el autor del famoso libro La doble h¨¦lice, de 1968, en el que contaba su versi¨®n y ridiculizaba a Franklin. Esto dio lugar a una pol¨¦mica que llev¨® a poner de relieve el verdadero papel en el descubrimiento de Franklin, que falleci¨® antes de que sus rivales y su colega obtuvieran el premio Nobel de Fisiolog¨ªa o Medicina en 1962.
El protagonismo que tiene Franklin en las cartas reci¨¦n descubiertas escritas antes de 1953 avala la importancia de su trabajo y c¨®mo estaban de obsesionados con ella sus colegas. Cuando los jefes de ambos laboratorios rivales (el Cavendish en Cambridge y el King's College en Londres) se re¨²nen y deciden prohibir a Crick y Watson, del primero, que contin¨²en aprovech¨¢ndose del trabajo del segundo, Wilkins se siente mal y escribe a Crick: "Querido Francis, esto es solo para decir lo enormemente cabreado que estoy y lo mal que me siento sobre todo esto y lo amigo que soy (aunque posiblemente parezca lo contrario). Nos encontramos rodeados de fuerzas que nos pueden triturar en pedacitos..." Solo se dispone del borrador de la contestaci¨®n de Watson y Crick, pero es muy revelador, ya que termina: "As¨ª que an¨ªmate y cr¨¦enos si te decimos que si te dimos la patada fue entre amigos. Esperamos que nuestro robo al menos produzca un frente unido en vuestro grupo".
Solo cuando Linus Pauling entra en la carrera por descubrir la estructura del material gen¨¦tico pueden Crick y Watson reanudar el trabajo y este ¨²ltimo tiene un famoso altercado con Franklin, que est¨¢ a punto de irse a otro laboratorio. D¨ªas antes, esta hizo una ¨²ltima presentaci¨®n de sus resultados en King's College a la que no se permiti¨® asistir al grupo rival. Wilkins se lo explica a Crick y entonces es cuando le propone: "Lo discutiremos despu¨¦s cuando el aire est¨¦ m¨¢s claro. Espero que el humo de la brujer¨ªa salga pronto de nuestros ojos". La posdata es tambi¨¦n reveladora de las malas relaciones entre Wilkins y Franklin: "Dile a Jim que la respuesta a su pregunta: '?Cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que hablaste con ella?' es esta ma?ana. Toda la conversaci¨®n consisti¨® en una palabra m¨ªa."
Wilkins es ir¨®nico con Crick por su falta de trabajo experimental y en una misiva llega a llamarles "granujas". Tambi¨¦n le echa la culpa a Franklin de haber perdido la carrera: "Pensar que Rosie ten¨ªa todos los datos en 3D desde hace nueve meses y no vio que era una h¨¦lice y que yo le tom¨¦ la palabra de que los datos eran anti-h¨¦lice. Dios m¨ªo."
Pero Crick, cuando llega a ver las im¨¢genes sobre cuyo an¨¢lisis se volc¨® Franklin, desde?ando otras en las que la h¨¦lice resultaba m¨¢s clara, reconoce en una carta a Wilkins: "Esta es la primera vez que he tenido la oportunidad de estudiar en detalle la imagen de la Estructura A y debo decir que estoy contento de no haberla visto antes, porque me hubiera preocupado mucho". Nadie sabe si Franklin hubiera llegado por s¨ª sola al descubrimiento, pero el relato cada vez m¨¢s completo de esta rivalidad hist¨®rica sigue diciendo mucho sobre c¨®mo funciona la ciencia.
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