Los celos asesinos de la paracaidista
30 a?os de c¨¢rcel para la mujer acusada de sabotear el paraca¨ªdas de su rival en el amor del instructor
Una historia de celos, amante compartido, traumas infantiles, complejos f¨ªsicos, paracaidismo y muerte concluy¨® ayer en B¨¦lgica con una condena a 30 a?os de c¨¢rcel a una mujer por asesinar a su rival, sentencia que se dict¨® sin pruebas de la autor¨ªa del crimen y s¨®lo por exclusi¨®n de posibilidades.
Els Clottemans, profesora de primaria, hoy de 26 a?os, traumada por la muerte de su padre cuando ten¨ªa apenas dos a?os, con una infancia dif¨ªcil y solitaria, y con alg¨²n intento de suicido en su adolescencia, fue acogida hace unos a?os como un animal desvalido por Els Van Doren, 12 a?os mayor que ella.
Van Doren, casada con un joyero de Amberes y madre de dos hijos, compart¨ªa con su joven amiga la pasi¨®n por el paracaidismo, deporte de riesgo del que le daba clases el holand¨¦s Marcel Somers. El instructor y Van Doren eran amantes y fue ¨¦l quien acab¨® tejiendo tambi¨¦n una relaci¨®n con la joven Clottemans, que encontraba en los brazos del deportista el afecto que su aspecto f¨ªsico, corpulencia rayana en la obesidad, le hac¨ªa dif¨ªcil conseguir en otras partes. "Estar con ¨¦l daba sentido a mi vida", ha dicho estos d¨ªas de juicio.
Somers barajaba cuidosamente las vistas de las dos Els, hasta que un viernes en que estaba con la joven se present¨® en casa la mayor, aparentemente ajena al doble juego del instructor, que ten¨ªa a Clottemans como un divertimento complementario a Van Doren. En aquella noche crucial de noviembre de 2006, la Els joven tuvo que escuchar, enfurecida y desde un colch¨®n en el sal¨®n, junto al que estaba el paraca¨ªdas de su rival, el desborde pasional de los otros dos. Y decidi¨® vengarse, dice el jurado, cortando las correas del paraca¨ªdas.
Nadie lo vio, nadie lo not¨®, la manipulaci¨®n no dej¨® huellas de ning¨²n tipo. Unos d¨ªas despu¨¦s, el 18 de noviembre, los tres amantes se lanzaron desde un Cessna a 4.000 metros de altura, con Van Doren llevando una c¨¢mara en el casco para registrar un descenso que se promet¨ªa feliz. Lo que vieron desde el aire Somers y Clottemans es c¨®mo el paraca¨ªdas de Van Doren no se abr¨ªa y c¨®mo sus esfuerzos por hacer saltar el de emergencia resultaban vanos. El cuerpo se convirti¨® en un punto que se estrell¨® contra un jard¨ªn, como recogi¨® la grabaci¨®n, dramatizada con los gritos de p¨¢nico de Van Doren.
La investigaci¨®n del siniestro acab¨® por descubrir el sabotaje perpetrado por manos conocedoras. Fueron sospechosos el marido enga?ado, el amante y la Els joven. Los dos hombres acabaron por ser descartados y s¨®lo Els Clottemans ten¨ªa "los conocimientos y el motivo" para el sabotaje, seg¨²n el jurado de doce personas asistidos por tres jueces que la declar¨® culpable, acicateado por los 10.297 minutos de ansiosa espera de venganza de Clottemans, los transcurridos entre la noche de la furia y la consumaci¨®n del plan.
La morbosidad del caso y el fundamento del veredicto -rematado con una condena a 30 a?os de c¨¢rcel (la acusaci¨®n particular ped¨ªa cadena perpetua), entre proclamas desde el banquillo de "?Soy inocente!"- han provocado reacciones encontradas en B¨¦lgica. Para el diario 'Le Soir?, que titula en primera p¨¢gina "Culpable sin pruebas", "sin duda se ha enviado a una inocente al infierno".
La defensa tiene dos semanas para recurrir. Y lo va a hacer. De confirmarse la sentencia, la condenada podr¨¢ salir de prisi¨®n cuando haya cumplido un tercio de la pena.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.