El 1% de los fallecidos del mundo son fumadores pasivos
Un estudio internacional revela que el humo del tabaco causa cada a?o 165.000 muertes en ni?os
El 1% de las muertes que se producen cada a?o en el mundo se debe al humo del tabaco, pero en los fumadores pasivos. Es la conclusi¨®n de un estudio que publica la edici¨®n online de The Lancet elaborado por Annette Pr¨¹ss-Ust¨¹n, de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). En cifras esto representa 600.000 muertos, de los que 165.000 son ni?os. En Espa?a se calcula que los fumadores pasivos que mueren son aproximadamente 3.000 por a?o. Para elaborar el trabajo se tomaron datos de 2004 de 192 pa¨ªses, por lo que es posible que la cifra total sea actualmente superior, ya que el n¨²mero de fumadores ha crecido.
Los ni?os son, proporcionalmente, los m¨¢s expuestos al denominado humo de segunda mano, porque tienen menos posibilidades de elegir o pedir que se respete su salud. Se calcula que el 40% de la poblaci¨®n infantil est¨¢ expuesta, frente al 35% de las mujeres y el 33% de los varones. De los 600.000 muertos, el 47% son mujeres, el 28% ni?os y el 26% hombres.
Por pa¨ªses, las muertes infantiles se concentran en los m¨¢s pobres, que tienen legislaciones menos protectoras, m¨¢s hacinamiento y peores sistemas de salud. "Dos tercios ocurrieron en ?frica y Asia. La mayor parte de la exposici¨®n de los ni?os es en los hogares", dicen los autores del trabajo. Por eso afirman que "los agentes pol¨ªticos deben tener en cuenta que implantar leyes de espacios libres de humo reducir¨¢ apreciablemente el n¨²mero de muertes de fumadores pasivos durante le primer a?o".
Estas muertes deben sumarse a los 5,1 millones (52.000 en Espa?a) causados directamente en los fumadores. "No hay duda de que los 1.200 millones de fumadores del mundo est¨¢n exponiendo a miles de millones de personas al humo de segunda mano, que es un contaminante de espacios cerrados. Hay pocas fuentes de contaminantes dom¨¦sticos que puedan ser eliminados, pero el tabaco no es una de ellas", afirman en un comentario que acompa?a al trabajo Heather L. Wipfli y Jonathan M. Samet, de la Universidad del Sur de California.
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