Una de vaqueros...
No es que la gente me hiciera mucho m¨¢s caso tras reponer en el cine Los siete magn¨ªficos en la que Yul Brynner luc¨ªa su esplendorosa cocorota. Mi calvicie no generaba m¨¢s cercan¨ªa ni admiraci¨®n, que antes de la pel¨ªcula. Nadie me miraba con m¨¢s calidez, cuando se comentaba en el bar c¨®mo ganaban los buenos y lo bueno que era el calvo, (el otro, claro, no yo).
El cine representa en muchas ocasiones la sociedad, o parcelas de ella, en sus m¨²ltiples formas. Y como en todo, esa representaci¨®n es dibujada por la mirada de quien hace la pel¨ªcula. Quiere esto decir que, como en otros muchos escenarios de la vida, lo que se hace en el cine a veces es muy bueno y a veces no lo es, o es incluso distorsionante o negativo.
La discapacidad intelectual o del desarrollo no es algo que uno tenga o uno sea, como tener un coraz¨®n enfermo o ser alto o bajo. Es la expresi¨®n de la interacci¨®n con el entorno, de una persona con limitaciones significativas en su funcionamiento intelectual y en su funcionamiento para adaptarse a la vida diaria. Limitaciones que siempre surgen en su etapa de ni?ez o adolescencia. La diversidad en la discapacidad intelectual o del desarrollo es enorme. Desde la originada por trastornos muy concretos y definidos (por ejemplo, s¨ªndromes tales como el s¨ªndrome de Down, X fr¨¢gil...), hasta la derivada de condiciones an¨®malas en el parto o de infecciones en el primer desarrollo de la vida. La diversidad tambi¨¦n afecta al nivel de apoyo que la persona precisa, fruto de sus propias limitaciones y otras originadas por el entorno en que se encuentra. Tambi¨¦n se produce en ocasiones junto con otras alteraciones o discapacidades, por ejemplo, una persona con s¨ªndrome Down puede tener adem¨¢s un trastorno del espectro del autismo, una persona con discapacidad intelectual puede tener adem¨¢s una alteraci¨®n de su salud mental, tal como esquizofrenia. Pero de la misma manera que adem¨¢s de tener discapacidad intelectual a la persona le pueden doler las muelas o tener una excesiva acidez de est¨®mago. Tambi¨¦n es distinto seg¨²n el momento vital, siendo muy diferente la vida de un ni?o con discapacidad intelectual o del desarrollo a la vida de un se?or ya mayor con discapacidad intelectual. Unas personas con discapacidad intelectual pueden ser excelentes en un ¨¢mbito, como Forrest Gump, corredor infatigable. Otros no destacan aparentemente por nada en concreto.
Lo que s¨ª es cierto es que si en la trama de una pel¨ªcula el papel desempe?ado por la persona con discapacidad intelectual trasciende esta discapacidad y se centra en la persona y en sus anhelos, a¨²n con sus limitaciones, esto puede ser ¨²til para transmitir una imagen esencial: que cada persona con discapacidad intelectual o del desarrollo es singular, ¨²nica, plena en dignidad y humanidad, portadora de capacidades y no s¨®lo de limitaciones, capaz de contribuir a los dem¨¢s y a su entorno y no s¨®lo receptora de los apoyos de los dem¨¢s, sensible a las circunstancias de la vida, como cualquier otra persona, sensible al amor, al duelo, a la pena, a la nostalgia, a la esperanza y el optimismo. Si, por el contrario, una pel¨ªcula se recrea sobre la limitaci¨®n, sobre la compasi¨®n mal entendida, la l¨¢stima paralizadora... el bien que har¨¢ esa pel¨ªcula para la creaci¨®n de un rol social valorado y significativo ser¨¢ inexistente, m¨¢s bien al contrario podr¨ªa recrear modelos mentales, actitudes, de incapacidad, minusvaloraci¨®n y exclusi¨®n.
No hay que olvidar que la discapacidad tiene mucho de construcci¨®n cultural y, en este sentido, el cine, el teatro, la literatura, el arte en general, es una buena palanca para la construcci¨®n cultural positiva ante la discapacidad, pero tambi¨¦n puede ser para lo contrario.
Lo que por otro lado es cierto es que, hoy por hoy, el colectivo de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo es un colectivo generalmente "invisible", poco reconocido socialmente. Un colectivo que aparece poco en los medios de comunicaci¨®n y en otros medios de expresi¨®n cultural y art¨ªstica, y que cuando lo hace, no necesariamente suele verse reflejado de forma adecuada. Existe, por ejemplo, mucha confusi¨®n con lo que es la enfermedad mental, como si la discapacidad intelectual -m¨¢s de una circunstancia de la persona-, fuera una enfermedad a tratar.
Desde este punto de vista, cualquier intento de difundir una imagen positiva de estas personas, de su aportaci¨®n a la sociedad, de sus relaciones personales, etc. nos parece un buen intento. La pel¨ªcula "Yo Tambi¨¦n" refleja la circunstancia particular de una persona que tienen s¨ªndrome de Down y que est¨¢ bastante incluida en la sociedad, que ha podido estudiar, que ha conseguido un trabajo y que tiene una situaci¨®n personal m¨¢s que aceptable. Desde aqu¨ª, m¨¢s all¨¢ de la dramatizaci¨®n de su relaci¨®n amorosa (como no pod¨ªa ser de otro modo en una pel¨ªcula), nada que objetar.
No obstante, estos intentos por reflejar una situaci¨®n a priori "normal" llevan impl¨ªcitos ciertos aspectos que hay que considerar desde nuestra perspectiva. En FEAPS abogamos por que las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo no son un "todo" uniforme, sino que, como antes dec¨ªamos, viven circunstancias personales, familiares, sociales, etc. bien diferentes. Exactamente igual que el resto de personas que no tengan en este momento una discapacidad. En todo caso, debemos aclarar que ni todas las personas con discapacidad intelectual tienen s¨ªndrome de Down, ni todas las que tienen s¨ªndrome de Down necesitan los mismos apoyos, ni tienen las mismas capacidades ni las mismas oportunidades.
"Yo tambi¨¦n" refleja un caso particular, muy positivo desde el punto de vista de la inclusi¨®n y de la superaci¨®n de una persona, pero no debemos olvidar que la situaci¨®n que expone no es ni mucho menos generalizada. Hay una realidad mucho m¨¢s frecuente: la de miles de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo que tienen grandes limitaciones, que precisan muchos m¨¢s apoyos y que encuentran muchas barreras y escasas oportunidades para desenvolverse en la sociedad, accediendo en mucha menor medida de lo deseable y justo al empleo, a la vivienda y a una m¨ªnima independencia econ¨®mica y a su pleno reconocimiento como ciudadanos de pleno derecho. Al difundir una imagen como la mostrada por esta pel¨ªcula, corremos el riesgo de poner ¨¦nfasis en las personas que necesitan menos apoyo para conseguir esas oportunidades, y con ello, darnos por satisfechos con el trabajo que hacemos y con la sociedad en que vivimos. Tambi¨¦n podr¨ªamos caer en el error de considerar que toda persona con s¨ªndrome Down, en el caso que estamos considerando, tiene las mismas capacidades y le aplican las mismas circunstancias que al protagonista. Es como si, vi¨¦ndolo en clave de humor y con la mejor intenci¨®n, consider¨¢ramos que todos los j¨®venes argentinos pueden ser tan buenos futbolistas como Leo Messi por el hecho de ser argentinos como ¨¦l.
Caer¨ªamos en el error de considerar que, como dec¨ªamos al principio, un rasgo de una persona sirve de identificador esencial e iguala a otras muchas por disponer de ese mismo rasgo. No debemos caer en eso.
En la inmediaciones de un cine, en la que pon¨ªan la pel¨ªcula Yo tambi¨¦n, coincidi¨® que un se?or ya mayor con S¨ªndrome Down estaba paseando a su perro por la zona y una pareja de edad mediana, que sal¨ªa de ver la pel¨ªcula, al verle le sonrieron con ternura. El se?or que paseaba tranquilamente a su perro se par¨® y les dijo, en tono suave y cort¨¦s, pero a la vez muy firme: "?Por qu¨¦ me sonr¨ªen si no me conocen?", lo que viene a decirnos a todos: yo soy ¨²nico y soy a la vez cercano a todos, no s¨®lo a los que comparten el mismo s¨ªndrome que yo o el hecho de tener una mascota. Mi cercan¨ªa a ti reside, por encima de todo, en que ambos somos personas, no me excluyas por mi diversidad.
Javier Tamarit es responsable de Calidad de la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual FEAPS, y Ferm¨ªn Nu?ez es miembro del Departamento de Comunicaci¨®n de FEAPS.
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