El orden regresa al arte
El Guggenheim revisa la vuelta al clasicismo en la Europa de entreguerras - Las 150 obras incluyen muebles y vestidos
En paralelo a los acontecimientos pol¨ªticos que sacud¨ªan Europa, la historia del arte sufri¨® un s¨²bito cambio de direcci¨®n al final de la Primera Guerra Mundial. Mientras el continente se recuperaba de la destrucci¨®n de la guerra, los artistas iniciaron un movimiento de recuperaci¨®n de los ideales cl¨¢sicos y la serenidad en respuesta a las convulsiones est¨¦ticas y te¨®ricas de las vanguardias de principios del siglo XX. La exposici¨®n Caos y clasicismo. Arte en Francia, Italia y Alemania. 1918-1936 explica en el Museo Guggenheim Bilbao ese retorno al orden en el periodo de entreguerras a trav¨¦s de pinturas y esculturas, pero tambi¨¦n con el influjo que tuvo en las artes decorativas, el cine, la fotograf¨ªa y la moda, lo que sirve para incluir en la muestra varios muebles y vestidos.
El comisario resalta que el lenguaje art¨ªstico quiso protestar contra el pasado
Algunos de los hallazgos de la vanguardia se incorporaron a las nuevas formas
El comisario de la exposici¨®n, el catedr¨¢tico de Arte Moderno de la Universidad de Nueva York Kenneth E. Silver, explica que la selecci¨®n de obras (m¨¢s de 150, ordenadas por l¨ªneas tem¨¢ticas) quiere recalcar el renacimiento del clasicismo en Europa: "Tras la oscuridad de la guerra, lleg¨® el arte de la luz y la historia".
El lenguaje art¨ªstico dominante en las d¨¦cadas de entreguerras supuso una alternativa a los caminos abiertos por las vanguardias. Silver define ese cambio como "una protesta" contra el arte anterior a la I Guerra Mundial, que tuvo diferencias en los distintos pa¨ªses europeos: fue "anticubista en Francia", "antifuturista en Italia" y "antiexpresionista en Alemania".
La respuesta a las corrientes experimentales, a pesar de su generalizaci¨®n en toda Europa, no signific¨®, con todo, un rechazo total. "Algunos descubrimientos de las vanguardias fueron incorporados a la serenidad y al orden de la nueva modernidad", a?ade el comisario.
La veta espa?ola
Pese a no haberse visto directamente concernidos por la guerra, los autores espa?oles se sumaron a las corrientes europeas de restauraci¨®n clasicista. Tras pasar por Nueva York, la muestra de Bilbao suma ahora una veintena de artistas espa?oles. Junto a las obras de sus coet¨¢neos europeos, figuran pinturas de Aurelio Arteta, Jos¨¦ Mar¨ªa de Ucelay y Pablo Gargallo, seleccionadas por la comisaria Mar¨ªa Dolores Jim¨¦nez-Blanco. "Gargallo es un ejemplo perfecto del sentido de esta exposici¨®n. Es una bisagra entre el cubismo y el clasicismo, influenciado por el Novecentismo catal¨¢n", se?al¨® ante Antinoo (1932), una escultura de hierro.
Silver no tiene dudas al se?alar a Picasso, representado por cinco obras en la muestra, como el gran l¨ªder de la vuelta al clasicismo. "No sucedieron muchas cosas en las que Picasso no estuviera involucrado", recuerda. "Si no llega a ser por el inter¨¦s de Picasso por la tradici¨®n es muy posible que no surgiera el renacimiento cl¨¢sico. Su talento le permiti¨® imitar cualquier estilo. Fue el mejor modernista y el mejor clasicista. Otros solo pudieron quejarse".
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