Del encierro a la Formaci¨®n Profesional
Fauzia, una mujer bereber de 31 a?os, viv¨ªa pr¨¢cticamente aislada en casa hasta que decidi¨® asistir a cursos para obtener un t¨ªtulo de FP
Todav¨ªa no ha decidido en qu¨¦ especialidad se matricular¨¢ pero ya ha dado el paso crucial: salir de casa, combatir un aislamiento abonado por la tradici¨®n marroqu¨ª y el desconocimiento del castellano y asistir a clases con la ambici¨®n de que le abran las puertas a obtener un t¨ªtulo de Formaci¨®n Profesional. Fauzia, mujer bereber de 31 a?os nacida en una zona rural de Marruecos, llevaba casi veinte a?os sin asistir a un aula. En su pa¨ªs natal complet¨® los estudios de primaria pero a los doce a?os la familia la empuj¨® a dejar las clases para que cuidar del hogar, contraer matrimonio, criar una familia y despu¨¦s cuidar de los hijos. Con esta misma mentalidad Fauzia pas¨® cinco a?os en Espa?a. Ahora sue?a con estudiar, trabajar y ser aut¨®noma e independiente en un pa¨ªs que cada d¨ªa aprecia como menos extra?o.
En 2005, ya casada, Fauzia emigr¨® a Espa?a con un ligero conocimiento del ¨¢rabe -puede leer y escribir en su lengua natal aunque con dificultad- y ninguna noci¨®n del castellano. Se instal¨® en Tarragona centrada en dedicarse a las mismas tareas que en Marruecos: cuidar del marido, empleado en la construcci¨®n y ¨²nica fuente de ingresos de la familia; y de sus dos hijos de tres y cinco a?os, ambos nacidos en suelo espa?ol. Llevaba a los peque?os al colegio, compraba en los supermercados y en los parques hablaba con otras mujeres marroqu¨ªes pero apenas sal¨ªa de casa para m¨¢s. Hasta que el a?o pasado se decidi¨® a inscribirse en un taller municipal para mujeres musulmanas con dificultades de integraci¨®n. "?Por qu¨¦ nadie me avis¨® antes?", protesta a trav¨¦s de una int¨¦rprete. "Llevaba cinco a?os sin hacer nada", dice aparentemente excitada.
El curso ense?a nociones b¨¢sicas como los horarios de los autobuses, las pautas necesarias para elaborar un curr¨ªculo o aprovechar los servicios municipales que ofrecen las bibliotecas p¨²blicas. Tambi¨¦n se imparten aspectos b¨¢sicos de castellano pero el objetivo no es ense?ar idiomas sino integrar a las mujeres en el mundo laboral. Un paso aparentemente simpl¨®n pero esencial para romper la principal barrera de la mujer inmigrante: integrarse y trabajar, reto a¨²n pendiente para la mayor¨ªa de mujeres inmigradas de Marruecos, fuertemente lastradas por una educaci¨®n insuficiente pero que basta para una vida dom¨¦stica concebida en un entorno y una tradici¨®n fuertemente machista. "Quiero seguir aprendiendo, saber lo suficiente hasta conseguir un empleo", insiste ahora Fauzia. Un deseo que a los t¨¦cnicos municipales les parec¨ªa imposible a?os atr¨¢s, cuando las mujeres inmigrantes se negaban a asumir -o a hacerlo en voz alta y en p¨²blico- este tipo de aspiraciones en parte por miedo a un entorno desconocido, en parte por la reticencia del marido y el peso de la tradici¨®n familiar. Una encrucijada que la crisis ha ayudado a doblegar. "Las dificultades econ¨®micas han obligado a estas mujeres y a sus maridos a dar el paso. Necesitan dinero y muchos hombres se han quedado sin oportunidades laborales", se?ala una de las t¨¦cnicas municipales que organiza y coordina las clases. Fauzia asegura que su marido nunca le puso impedimento alguno. Pero s¨ª, tambi¨¦n su esposo, anta?o empleado en la construcci¨®n, se ha quedado sin empleo. Y en casa necesitan ingresos.
"El problema es el primer paso, la mayor¨ªa de mujeres no saben por d¨®nde empezar su vida. Al principio les parece impensable trabajar, a ellas y a los maridos. Pero una vez aqu¨ª se entusiasman con aprender", se?ala una de las t¨¦cnicas municipales que organiza y coordina las clases. A ellas asiste el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de la inmigraci¨®n, mujeres que en muchos casos suman a su escasa formaci¨®n una situaci¨®n irregular en Espa?a, por lo que los responsables del curso piden mantener la intimidad de las alumnas para evitar cualquier problema con las autoridades. "Aqu¨ª venimos a ense?ar, no exigimos la documentaci¨®n a nadie porque eso perpetuar¨ªa la exclusi¨®n de estas mujeres", justifica.
El registro donde las alumnas certifican su asistencia a clase ilustra que esta ense?anza es esencial. La hoja est¨¢ plagada de equis: son las firmas de las estudiantes que han asistido a la lecci¨®n de la jornada. Algunas equis corresponden a mujeres alarmantemente j¨®venes que ilustran el peligro de un futuro sometido a los designios de la tradici¨®n, sin capacidad para lograr un m¨ªnimo de autonom¨ªa a trav¨¦s del mundo laboral. Karima, marroqu¨ª de 19 a?os que lleg¨® a Espa?a con 17, ni estudi¨® en Marruecos ni pudo acceder al instituto en Espa?a porque carece no tiene la documentaci¨®n en regla. No sabe leer, tampoco escribir, en ning¨²n idioma. "?Qu¨¦ futuro le espera si pasa el resto de su vida sin alfabetizar?", advierten los t¨¦cnicos. Fauzia, que s¨ª tiene permiso de residencia en el pa¨ªs, ya firma con su nombre. La misma firma que el pr¨®ximo curso espera estampar en la solicitud de inscripci¨®n de alg¨²n estudio de Formaci¨®n Profesional.
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