Atentos a todo... y a nada
'E-mails', redes sociales, el m¨®vil... Recibimos una sobredosis de informaci¨®n que no es f¨¢cil procesar. La 'infoxicaci¨®n' empeora la capacidad anal¨ªtica, aumenta la ansiedad y conduce a decisiones err¨®neas
Recuerden cuando el mundo era (un poco) m¨¢s tranquilo. Solo hab¨ªa un par de canales de televisi¨®n. Las cartas postales cuidadosamente manuscritas tardaban d¨ªas o semanas en ir de una mano a otra. Los peri¨®dicos contaban lo que hab¨ªa pasado ayer. Y a los amigos los ve¨ªamos de tarde en tarde alrededor de la mesa de alg¨²n bar. Ahora, en cambio, vivimos en mitad de una avalancha. El aceler¨®n de la tecnolog¨ªa ha provocado que la informaci¨®n nos bombarde¨¦ a discreci¨®n, sin piedad y en todas direcciones, y que el contacto con el pr¨®jimo se haga constante e instant¨¢neo gracias al tel¨¦fono m¨®vil, el e-mail y las redes sociales. Si antes mir¨¢bamos el mundo a trav¨¦s de la ventana, ahora miles de ventanas que se abren simult¨¢neas y meten el mundo en nuestro ordenador. Esta nueva forma de existencia, hiperconectada e instant¨¢nea, tiene sus ventajas, claro est¨¢, pero tambi¨¦n sus desventajas. El estr¨¦s, la ansiedad informativa, la confusi¨®n, la superficialidad o la falta de atenci¨®n son algunos de ellos. "Infoxicaci¨®n" lo llama el f¨ªsico Alfons Cornell¨¢, fundador de la consultora sobre nuevas tendencias Infonom¨ªa, un neologismo que mezcla la informaci¨®n y la intoxicaci¨®n. Se produce cuando la informaci¨®n recibida es mucho mayor que la que somos capaces de procesar, con consecuencias negativas.
Tener m¨¢s donde elegir no significa tener m¨¢s libertad ni satisfacci¨®n
En Espa?a se env¨ªan al d¨ªa 563 millones de 'mails', 23 por persona
La consulta constante del tel¨¦fono reduce la productividad
"En el momento en que aun no has acabado de digerir algo, ya te est¨¢ llegando otra cosa", dice Cornell¨¢, "la entrada constante de informaci¨®n, en un mundo always on (siempre encendido), te lleva a no tratar ninguna informaci¨®n en profundidad. Cuando la informaci¨®n es demasiada todo es lectura interruptus. El fen¨®meno se desboca cuando todos pasamos a ser productores de informaci¨®n, y cuando los instrumentos para producirla son mejores que los instrumentos para organizarla y buscarla. Todos sabemos usar un procesador de texto, pero pocos saben buscar informaci¨®n de calidad con criterio". En efecto, hoy d¨ªa la actividad es fren¨¦tica: "Se calcula que entre el nacimiento de la escritura y el a?o 2003 se crearon cinco exaby?tes (billones de megabytes de informaci¨®n). Pues bien, esa cantidad de informaci¨®n se crea ahora cada dos d¨ªas", informa el especialista en redes David de Ugarte. "La posibilidad de emitir informaci¨®n codificada se ha ido democratizando: primero como escritura, luego como imagen, etc¨¦tera. Piensa cu¨¢nta gente pod¨ªa escribir un texto a principios del siglo XIX, o cuanta hacer una foto a principios del XX... Y comp¨¢ralo con hoy".
Una informaci¨®n que, adem¨¢s, salta de un lugar a otro como pulgas en una s¨¢bana: en Espa?a se env¨ªan 563 millones de correos al d¨ªa, seg¨²n la consultora Contactlab, y cada espa?ol recibe, de media, unos 23 correos diarios que debe gestionar (en algunos casos llegan a cientos), y que ahora, adem¨¢s de en el ordenador, tambi¨¦n recibimos en nuestros smart?phones (tel¨¦fonos inteligentes). Y eso sin contar lo que se cuela a trav¨¦s de redes sociales como Facebook y Twitter. Seg¨²n la Asociaci¨®n para la Investigaci¨®n de Medios de Comunicaci¨®n (AIMC), el 37% de los espa?oles se conecta entre 10 y 30 horas semanales. El 9% lo hace m¨¢s de sesenta horas. Cada vez pasamos m¨¢s tiempo en este mundo de los unos y ceros y menos en el de la carne y los huesos: "Las horas dedicadas diariamente al uso de aparatos electr¨®nicos pr¨¢cticamente se ha duplicado desde 1987, mientas que la interacci¨®n cara a cara ca¨ªa desde unas seis horas a poco m¨¢s de dos", seg¨²n explica Jos¨¦ Antonio Redondo en su libro sobre redes sociales Socialnets (Pen¨ªnsula).
Y todo esto cansa a la mente. El psic¨®logo David Lewis cre¨® el concepto de S¨ªndrome de Fatiga Informativa, en su informe Dying for information? (?Muriendo por la informaci¨®n?) elaborado para la agencia Reuters. Se da en personas que tienen que lidiar con toneladas de informaci¨®n procedente de libros, peri¨®dicos, faxes, correos electr¨®nicos, etc¨¦tera, y que, seg¨²n Lewis, provoca la par¨¢lisis de la capacidad anal¨ªtica, ansiedad y dudas, y conduce a malas decisiones y conclusiones err¨®neas. Dos tercios de los 1.300 profesionales entrevistados por Reuters achacaron al estr¨¦s producido por manejar altos flujos de informaci¨®n da?os en sus relaciones personales, baja satisfacci¨®n laboral y tensi¨®n con sus colegas. "El exceso es m¨¢s perjudicial que provechoso", opina Jorge Franganillo, profesor de Informaci¨®n y Documentaci¨®n de la Universidad de Barcelona.
"Durante siglos hemos asociado m¨¢s informaci¨®n a m¨¢s libertad. Sin embargo, hoy d¨ªa, no por tener m¨¢s donde elegir tenemos m¨¢s libertad ni estamos m¨¢s satisfechos. La informaci¨®n es imprescindible en la vida moderna, pero en exceso es asfixiante y resulta dif¨ªcil de procesar. Al final, m¨¢s es menos". Nos puede incluso hacer menos productivos, como observ¨® el psic¨®logo brit¨¢nico Amir Khaki, de AK Consulting, estudiando el comportamiento de un grupo de ejecutivos: la consulta continua de la BlackBerry aumenta el estr¨¦s y reduce la productividad. Uno de los sujetos del estudio tardaba el triple de tiempo en rellenar impresos comunes por la constante distracci¨®n de su tel¨¦fono inteligente. "La presi¨®n que provoca la sobrecarga informativa retrasa decisiones importantes o hace que se tomen medidas sin la suficiente reflexi¨®n. Y causa tambi¨¦n una fricci¨®n informativa que dispersa la atenci¨®n y aumenta la fatiga. La energ¨ªa f¨ªsica e intelectual que consumimos para obtener la informaci¨®n correcta se desperdicia si no hacemos algo ¨²til con ella", dice Franganillo. Y, por mucho tiempo que invirtamos, siempre tenemos la impresi¨®n de que se nos est¨¢ escapando algo. "Esta sobreabundancia hace que pocos elementos de entre todo ese mar resalten y queden fijados a nuestra memoria, que hoy se encuentra medio perdida al no poder atar datos con situaciones y lugares concretos.Muchas cosas pasan desapercibidas, miradas sin ser vista", dice Roberto Balaguer, psic¨®logo especialista en Internet.
Superficialidad
La superficialidad es otra de las posibles consecuencias del maremagno actual, como se?ala el autor Nicholas Carr en su libro Superficiales. ?Qu¨¦ est¨¢ haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus), de reciente aparici¨®n. Carr, licenciado en Literatura, advirti¨® que su capacidad de concentraci¨®n en la lectura de textos largos era cada vez menor. La causa: su actividad multitarea, atento a la vez a la web, el Twitter, el tel¨¦fono, el Skype, el Facebook... "Internet nos incita a buscar lo breve y lo r¨¢pido y nos aleja de la posibilidad de concentrarnos en una sola cosa", declar¨® en una entrevista a B¨¢rbara Celis en EL PA?S. "La multitarea, instigada por el uso de Internet, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexi¨®n y contemplaci¨®n, nos convierte en seres m¨¢s eficientes procesando informaci¨®n pero menos capaces para profundizar en esa informaci¨®n y al hacerlo no solo nos deshumanizan un poco sino que nos uniformizan". Por supuesto, Carr cerr¨® sus perfiles en las redes sociales.
No todos son tan pesimistas. "Mi hijo juega mucho al Call of Duty (un fren¨¦tico videojuego b¨¦lico). Puedo pensar que est¨¢ perdiendo el tiempo, o incluso que est¨¢ enganchado, o pensar que se est¨¢ preparando para un nuevo mundo donde los est¨ªmulos ser¨¢n mayores, y la informaci¨®n m¨¢s cambiante. El mundo que viene probablemente sea m¨¢s parecido a Call of Duty que a Guerra y paz", opina Xabier Carbonell, profesor de Psicolog¨ªa en la Universidad Ram¨®n Llull. "No creo que sea un problema, sino cuesti¨®n de aprendizaje. F¨ªjate, mi madre me dec¨ªa '?c¨®mo puedes estudiar con la radio puesta?'. Y comp¨¢ralo con todo lo que hay ahora... La tecnolog¨ªa est¨¢ produciendo un cambio cognitivo importante". Cada vez somos m¨¢s multitarea y esto es irreversible. "Son las habilidades que, por otro lado, cada vez valora m¨¢s el mercado laboral: empleados que tengan esa habilidad de gestionar en contextos de saturaci¨®n de informaci¨®n", coincide Fernando Garrido, del Observatorio para la Cibersociedad. ?C¨®mo gestionar esta cantidad ingente de informaci¨®n? La respuesta es obvia: tom¨¢ndonoslo con calma. Desconect¨¢ndonos un rato: apagar el ordenador, la televisi¨®n, silenciar el tel¨¦fono.
Ahondar en el trato humano y pausado. Adoptar un hobby alejado de los gadgets tecnol¨®gicos. Salir a la calle. "Algunos m¨¦dicos han indicado las siestas como una manera de contrarrestar la neblina digital de la sobreinformaci¨®n", sugiere Balaguer. "No dedicarse a leer y contestar el correo en cualquier momento, sino solo a determinadas horas de la jornada laboral, de manera que sea una parte de tu agenda y no te interrumpa constantemente", recomienda Redondo. Y eligiendo solo lo provechoso. "La avalancha de informaci¨®n que se puede gestionar mejor si establecemos prioridades. Hemos de tener claro qu¨¦ temas nos interesan, centrar la atenci¨®n en pocas ¨¢reas y procurar que sean lo bastante concretas. No se puede pretender estar al d¨ªa de muchos temas o de temas demasiado amplios: ya en 1550 el te¨®logo Juan Calvino se quejaba de que hab¨ªa tantos libros que ni siquiera ten¨ªa tiempo de leer los t¨ªtulos", dice Franganillo. Como apunta Cornell¨¢: "Hay que escoger muy bien las fuentes de informaci¨®n. Dedicar parte del mejor tiempo del d¨ªa a la informaci¨®n de calidad. Cuanta m¨¢s de esta manejas, m¨¢s capaz eres de discriminar que lo que tienes delante es pura basura. La buena informaci¨®n, la relevante, desinfoxica".
Aislarse en el ordenador
Cuando uno est¨¢ trabajando en el ordenador y comienzan a saltar (a veces constantemente) los avisos de correos recibidos, de nuevos tuits o mensajes de Facebook es f¨¢cil perder la concentraci¨®n y hasta la paciencia. Para resolver este nuevo problema, la agencia espa?ola Herraiz & Soto ha creado el software Ommwriter. Como ellos mismos explican, se trata de un programa que recrea la nada. No desactiva el correo ni las redes sociales, pero, al activarlo, dejan de saltar las notificaciones.
Adem¨¢s, para mejorar la concentraci¨®n y la relajaci¨®n, Ommwriter permite elegir un color de fondo de pantalla suave e, incluso, una m¨²sica de fondo agradable que puede ir desde el sonido de los grillos hasta el de un beb¨¦ en el ¨²tero materno.
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