Actividades para ni?os hospitalizados sin salir de la cama
Papiroflexia, recortables o juegos de magia forman el 'kit' con el que la fundaci¨®n la Caixa intenta hacer menos traum¨¢tica la estancia de estos pacientes y sus familiares
La estancia de un ni?o enfermo en el hospital puede ser una dura experiencia, tanto para ¨¦l como para sus familiares. Por eso es importante normalizar cada d¨ªa que pasan ingresados. Los que por su enfermedad no puedan acudir a las ciberaulas infantiles, el punto de encuentro en cada hospital para el aprendizaje y el ocio de estos ni?os, recibir¨¢n en sus habitaciones los KitsCaixa Ingenium. Un peque?o armario con ruedas de vistosos colores en forma de bombilla gigante que re¨²ne todo un conjunto de juegos y actividades did¨¢cticas para hacer m¨¢s llevadera la enfermedad sin necesidad de salir de la cama.
Varios ni?os de entre siete y 10 a?os navegan por Internet en los ordenadores de la CiberCaixa del hospital La Paz de Madrid. Algunos vestidos con ropa de calle, otros uniformados con el pijama verde del centro. Mientras tanto el pedagogo y encargado de elaborar el kit, Oriol Ripoll, explica que "esta idea surge para llevar el entretenimiento y la evasi¨®n a los ni?os que no pueden salir de su habitaci¨®n. Su objetivo ¨²ltimo es que los ni?os recuerden su experiencia en el hospital desde un punto de vista no traum¨¢tico". Una forma de hacer que el hospital sea lo menos agresivo para los peque?os, pero tambi¨¦n pretende reforzar la comunicaci¨®n, "muy importante para que el ni?o manifieste c¨®mo se encuentra", argumenta Javier Cobas, responsable del ¨¢rea materno-infantil del cl¨ªnico, donde se ha dado a conocer esta iniciativa que Obra Social la Caixa pretende hacer llegar a "los ni?os de entre tres y 12 a?os ingresados en todos los hospitales del pa¨ªs", apunta un portavoz de la entidad.
Los kits est¨¢n dise?ados para que desde la cama resulten "agradables" a la vista y sean una de las visitas "m¨¢s esperadas" del d¨ªa. Cada armario contiene un conjunto de carpetas tematizadas y dirigidas a franjas de edad determinadas. L¨¢minas para dibujar, recortables, talleres de papiroflexia, material para decorar las fr¨ªas paredes de la habitaci¨®n, cuentos, juegos de magia... Todo un conjunto de alternativas para hacer olvidar por un rato la enfermedad, tanto a los pacientes como a sus parientes m¨¢s cercanos, que "en ocasiones no saben c¨®mo acercarse a la persona enferma ni c¨®mo establecer con ella relaciones de proximidad" porque est¨¢n m¨¢s pendientes de la enfermedad que de qui¨¦n la padece, recoge el manual del kit, dirigido a padres, voluntarios y personal sanitario.
Una de las actividades que ha destacado el pedagogo es la posibilidad de crear un curioso miniy¨® que representa al paciente y al que se le puede cambiar la cara dependiendo del estado de ¨¢nimo que tenga en ese momento -contento, ilusionado, triste o enfadadado-, para avisar a los que vengan a verle a qu¨¦ se enfrentan.
Casi 800.000 ni?os desde 2002
Los menores contin¨²an en el aula. Permanecen ajenos a la mara?a de fotoperiodistas y personal que han acudido a la presentaci¨®n del nuevo proyecto social, concidiendo con la celebraci¨®n de los 25 a?os de la Carta Europea sobre los Derechos de los Ni?os Hospitalizados. Los cuatro rascacielos que amenazan el paisaje no impiden el fogonazo de luz que se cuela por la ventana. Pero lo interesante est¨¢ en la pantalla. "?Ese es Bob Esponja?", pregunta una se?ora con bata blanca. Daniel, de nueve a?os, sigue ensimismado en el personaje de dibujos animados. Tiene una mascarilla que le cubre la boca. "Es para evitar contagios. Tiene baja las defensas", cuenta su madre, soltera de 30 a?os. "Pero al menos puede venir aqu¨ª y distraerse un rato; cuando no pueda, echaremos mano del kit", dice con resignaci¨®n. Daniel espera un trasplante de h¨ªgado, padece una enfermedad rara que ataca a diferentes ¨®rganos. Cerca de 800.000 ni?os de todas las comunidades aut¨®nomas han pasado por estas aulas desde 2002, informa la fundaci¨®n.
"Llega un momento en el que te acostumbras a no ir al colegio, esta se convierte en tu segunda casa", recuerda Ainhoa Hern¨¢ndez, de 18 a?os. Con cinco d¨ªas le diagnosticaron fibrosis qu¨ªstica, que afecta sobre todo al aparato respiratorio y el digestivo. Hasta el a?o pasado no dej¨® de permanecer ingresada durante largos per¨ªodos. Recuerda c¨®mo, antes de ser trasplantada de h¨ªgado, eran sus d¨ªas en el centro: "Ojal¨¢ hubiera tenido algo as¨ª", dice, refiri¨¦ndose al peque?o armario repleto de carpetas. "Es que ahora tienen hasta wifi en las habitaciones. As¨ª puedes estar m¨¢s en contacto con la gente, no te sientes tan apartada del mundo", a?ade la joven.
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