Viaje a la meca de la poluci¨®n
Seg¨²n diferentes estudios, la ciudad china de Linfen es la m¨¢s contaminada del planeta. Pero el pa¨ªs se ha propuesto sacarla de la lista negra
Hacer turismo en Linfen es el no va m¨¢s del masoquismo. No solo porque se trata de una de esas anodinas ciudades chinas que han crecido al calor del desarrollo econ¨®mico sin ning¨²n tipo de planificaci¨®n, arrasando con el pasado para llenarse de hormig¨®n gris y cristal de espejo verde, sino porque es, seg¨²n diferentes estudios, la urbe m¨¢s contaminada del planeta.
A primera vista, despu¨¦s de un viaje en tren desde la capital de la provincia de Shanxi, la no m¨¢s recomendable Taiyuan, el problema no parece tan severo. El sol brilla en lo alto y, aunque el cielo azul sigue siendo una quimera, se pueden divisar en el horizonte las chimeneas de las centrales el¨¦ctricas que queman el carb¨®n que se extrae de las colinas que abrazan a Linfen. No obstante, una vecina curiosa, interesada por la inusitada figura de un occidental en tan indeseable lugar, asegura que el aire relativamente limpio de este d¨ªa es un espejismo: "Sopla viento y eso ayuda, pero aqu¨ª no se puede colgar la colada a la intemperie. Volver¨ªa a estar sucia antes de secarse".
Los avances para limpiar Linfen han sido espectaculares: las infecciones respiratorias han descendido un 20%
Estudios oficiales llevados a cabo hace dos a?os por el gobierno provincial demostraron que, a pesar de los grandes esfuerzos para limpiar la ciudad, el nivel de part¨ªculas contaminantes en el aire de Linfen todav¨ªa multiplicaba por m¨¢s de cien el est¨¢ndar de la propia China. Al d¨ªa siguiente de mi llegada s¨ª que se nota: no corre ni una leve brisa, as¨ª que una bruma tenebrosa hace caer la visibilidad de forma dram¨¢tica, y un extra?o olor, agrio, se apodera de la atm¨®sfera.
La situaci¨®n nada tiene que ver con la que se viv¨ªa en 2004, cuando este n¨²cleo urbano, de cuatro millones de habitantes, s¨®lo disfrut¨® de 15 d¨ªas con una calidad del aire aceptable. Aquel a?o el Banco Mundial asegur¨® que la contaminaci¨®n mataba en China a m¨¢s de 750.000 personas al a?o, y que 16 de las veinte peores ciudades de esta categor¨ªa estaban en el pa¨ªs de Mao.
Desde entonces, el Gobierno se ha propuesto sacar a Linfen de esta lista negra, y el avance ha sido espectacular. Seg¨²n estad¨ªsticas oficiales, las autoridades han clausurado m¨¢s de mil instalaciones en las que se procesaba carb¨®n y el uso de gas natural para calefacci¨®n llega ya a m¨¢s de 100.000 familias. Incluso se pueden ver autom¨®viles el¨¦ctricos conectados a la red en improvisados enchufes que cuelgan de las ramas de los ¨¢rboles. En el principal hospital de la ciudad ya se nota la mejor¨ªa: las infecciones respiratorias han ca¨ªdo un 20% en los ¨²ltimos tres a?os, y los casos de c¨¢ncer van por el mismo camino.
Aunque las energ¨ªas renovables viven un boom sin precedentes en China, esta todav¨ªa obtiene el 70% de sus necesidades energ¨¦ticas del carb¨®n, cuyos principales yacimientos se encuentran en el centro del pa¨ªs. Es el oro negro de este territorio deprimido, en el que Pek¨ªn trata de poner orden sin mucho ¨¦xito: si el Gobierno cierra una explotaci¨®n, esta es trabajada por excavadores ilegales. Muchos de estos improvisados mineros son agricultores pobres que habitan las casas-cueva horadadas en las mismas monta?as cerca de la contaminada Linfen.
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