Los obispos combatir¨¢n "con todos los medios" la ley de muerte digna
"Las leyes no son justas por el mero hecho de haber sido aprobadas por las correspondientes mayor¨ªas", sostiene la Conferencia Episcopal
"Cuando afirmamos que es intolerable la legalizaci¨®n abierta o encubierta de la eutanasia, no estamos poniendo en cuesti¨®n la organizaci¨®n democr¨¢tica de la vida p¨²blica, ni estamos tratando de imponer una concepci¨®n moral privada al conjunto de la vida social. Sostenemos sencillamente que las leyes no son justas por el mero hecho de haber sido aprobadas por las correspondientes mayor¨ªas, sino por su adecuaci¨®n a la dignidad de la persona humana". Con esta contundencia se pronuncian los obispos contra el proyecto de Ley regulador de los derechos de la persona ante el proceso final de la vida (la llamada ley de muerte digna), anunciada por el Gobierno socialista.
El PSOE hab¨ªa prometido la legalizaci¨®n de la eutanasia en esta legislatura, pero renunci¨® para contentar a la Iglesia cat¨®lica. "No ser¨¢ una ley de eutanasia", se comprometi¨® el vicepresidente Alfredo P¨¦rez Rubalcaba cuando anunci¨® el proyecto. Los obispos opinan lo contrario y anuncian que combatir¨¢n al Gobierno con contundencia, mediante "todos los medios democr¨¢ticos disponibles", si sigue adelante con la actual redacci¨®n. "Es una ley que abre las puertas a pr¨¢cticas eutan¨¢sicas", sostuvo este mediod¨ªa el portavoz del episcopado, Juan Antonio Mart¨ªnez Camino. La Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE) lo dice en una declaraci¨®n solemne, de una docena de p¨¢ginas.
Los prelados asumen que no siempre se puede identificar el orden legal con el orden legal, conscientes de que "en ocasiones, las leyes, en aras del bien com¨²n, tendr¨¢n que tolerar y regular situaciones y conductas desordenadas". Pero, a?aden, "esto nunca podr¨¢ ser as¨ª cuando lo que est¨¢ en juego es un derecho fundamental, como es el derecho a la vida. Las leyes que toleran e incluso regulan las violaciones del derecho a la vida son gravemente injustas y no deben ser obedecidas. Es m¨¢s, esas leyes ponen en cuesti¨®n la legitimidad de los poderes p¨²blicos que las elaboran y aprueban. Es necesario denunciarlas y procurar, con todos los medios democr¨¢ticos disponibles, que sean abolidas, modificadas o bien, en su caso, no aprobadas".
Hace apenas un mes, el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco, que es tambi¨¦n presidente de la CEE, hab¨ªa dicho que no cre¨ªa que Zapatero fuese a legalizar la eutanasia. Textualmente afirm¨®: "El juicio primero es que no es una ley de eutanasia. No he le¨ªdo el texto. Lo han le¨ªdo algunos colaboradores, y el juicio primero es que no es una ley de eutanasia. No tengo opini¨®n sobre los detalles".
Ahora, despu¨¦s de leer "despacio" el texto, los obispos execran muy severamente las intenciones del Ejecutivo y buena parte del contenido del proyecto. Parten de la tesis de que "la vida no nos pertenece porque el propietario es quien nos la ha dado: el Creador". Tambi¨¦n anteponen "la esperanza de la resurrecci¨®n y la vida eterna" cuando se trata de encontrar "el sentido oculto del dolor y de la muerte".
Con estas teor¨ªas, todo lo que suene a eutanasia (una palabra griega que literalmente significa "buena muerte") les parece a los obispos condenable. Esta es su definici¨®n "en sentido verdadero y propio": "Eutanasia es una acci¨®n o una omisi¨®n que por su naturaleza y en la intenci¨®n causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor".
En cambio, seg¨²n los prelados, no es eutanasia propiamente dicha y, por tanto, "no son moralmente rechazables acciones y omisiones que no causan la muerte por su propia naturaleza e intenci¨®n, por ejemplo, la administraci¨®n adecuada de calmantes (aunque ello tenga como consecuencia el acortamiento de la vida) o la renuncia a terapias desproporcionadas (al llamado encarnizamiento terap¨¦utico), que retrasan forzadamente la muerte a costa del sufrimiento del moribundo y de sus familiares". En definitiva, "la muerte no debe ser causada, pero tampoco absurdamente retrasada", concluyen.
Otros reparos contra la propuesta del Gobierno es que tiene "una concepci¨®n de la autonom¨ªa de la persona pr¨¢cticamente absoluta". Echan en falta, adem¨¢s, una definici¨®n correcta del derecho a la objeci¨®n de conciencia de los profesionales que se pueden ver implicados en situaciones que conllevan ataques legales a la vida humana".
Tambi¨¦n creen que la ley maltrata "el derecho humano de libertad religiosa" porque, seg¨²n los obispos, es "en las enfermedades graves y m¨¢s a¨²n cuando se acerca la muerte, cuando las personas se encuentran por lo general especialmente necesitadas y deseosas de asistencia religiosa". En consecuencia, se quejan de que "el proyecto ni siquiera menciona el derecho fundamental de libertad religiosa", ni cita los acuerdos entre Espa?a y el Estado vaticano sobre la asistencia religiosa a los enfermos. Afirman: "El derecho de libertad religiosa, en cuanto derecho humano fundamental y primario, no puede ser reducido por una Ley a la mera tolerancia de la pr¨¢ctica religiosa, como aqu¨ª se hace. Que los pacientes tengan derecho al ejercicio de sus convicciones religiosas supone que el Estado, por su parte, ha de garantizar y favorecer el ejercicio de ese derecho fundamental, sin perjuicio de su justa laicidad".
En definitiva, el proyecto les parece a los prelados "rechazable" sin miramientos y merecer¨¢ una campa?a episcopal. "Si sale como est¨¢, no ser¨¢ una ley justa", dijo en¨¦rgicamente el jesuita y obispo Mart¨ªnez Camino. Auxiliar del cardenal Rouco en la di¨®cesis de Madrid, Camino quit¨® importancia a las primeras valoraciones de su superior jer¨¢rquico cuando hace apenas un mes el cardenal crey¨® que Zapatero "no legalizar¨ªa la eutanasia". Su argumento es jesu¨ªtico. "No es una ley de eutanasia, sino una ley que abre las puertas a pr¨¢cticas eutan¨¢sicas", sentenci¨®. Tambi¨¦n lament¨® que la ley se vaya a debatir a final de esta legislatura. "No deber¨ªa haber prisas para regular un asunto de tanta trascendencia", afirm¨®. El debate sobre la legalizaci¨®n de la eutanasia lleva abierto en Espa?a desde hace d¨¦cadas, incluso con la intervenci¨®n de comisiones parlamentarias y de expertos y la publicaci¨®n de varios documentos episcopales sobre la materia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.