Lucha de gigantes
Yawar Fiesta, emblem¨¢tica tradici¨®n de los Andes peruanos que enfrenta a un toro bravo con un c¨®ndor, est¨¢ en auge. Pero el ave majestuosa del que depende est¨¢ cada vez m¨¢s amenazada.
Mientras que el toro se retuerce y corcovea, el atemorizado c¨®ndor amarrado a su lomo bate sus gigantescas alas, casi eclipsando al enfurecido animal. Con un coro de cuernos aballados, un comunero con una capa arrugada entra a la plaza.
Son las dos de la tarde, en Cotabambas, un pueblo a cuatro horas de Cuzco, la antigua capital del imperio inca, en Per¨². Han estado fluyendo la cerveza y chicha -el jugo de ma¨ªz fermentado que tanto gusta a los andinos- desde hace horas, y la fiesta Yawar est¨¢ llegando a su irresistible y brutal desenlace.
En medio de la polvareda, el c¨®ndor y el toro emergen fugazmente como un solo ser m¨ªtico, un potente toro alado que planea sobre los espectaculares cerros que rodean Cotabambas. El hombre de la capa, que camina de forma inestable como alguien que ha tomado un par de tragos de m¨¢s, logra llamar la atenci¨®n del toro, que arremete contra ¨¦l. El hombre esquiva, apenas evitando una cornada por cent¨ªmetros, mientras que su capa queda enganchada en los cuernos del toro. Corriendo, salta la barrera y regresa a la seguridad de la muchedumbre.
En Per¨² quedan apenas 500 c¨®ndores silvestres en todo el pa¨ªs y en todos los Andes, unos 6.000
La falta de carro?a para alimentarse es la causa principal de la disminuci¨®n de c¨®ndores, pero no la ¨²nica
Despu¨¦s de un largo declive hist¨®rico, el Yawar Fiesta -el nombre es una mezcla del castellano con quechua y significa "fiesta de sangre"- est¨¢ de nuevo en auge. Cada vez hay m¨¢s fiestas, a menudo auspiciadas por migrantes exitosos en Lima quienes compiten para patrocinar un evento en su tierra natal. Actualmente, se sabe de la existencia de 37 de estas fiestas en el Per¨², algunas de los cuales se aprovechan de hasta cuatro c¨®ndores.
Pero hay un problema. Seg¨²n Rob Williams, el director brit¨¢nico de la Sociedad Zool¨®gica de Frankfort en el Per¨², uno de los grupos conservacionistas m¨¢s antiguos del mundo, quedan apenas unos 500 c¨®ndores silvestres en todo el pa¨ªs, y a¨²n quedan menos en Bolivia. "Si no resolvemos r¨¢pidamente esta situaci¨®n, la siguiente generaci¨®n de c¨®ndores nacidos en el Per¨² podr¨ªa ser la ¨²ltima," advierte Rob Williams.
En la ra¨ªz del problema est¨¢ la eficiencia de la sociedad moderna en quitar la carro?a del h¨¢bitat del c¨®ndor. Hoy d¨ªa, cuando muere un animal en la sierra, a menudo recogen el cad¨¢ver con una furgoneta y lo llevan a la ciudad, donde entra en la cadena alimenticia humana. Por otra parte, las playas del Pac¨ªfico, donde los c¨®ndores suelen bajar para comer los restos de peces, delfines, lobos del mar y hasta ballenas, ya est¨¢n tan transitadas que los enormes carro?eros no pueden almorzar en paz.
Pero quiz¨¢ lo peor es el tr¨¢fico abierto de plumas, huesos y otras partes de esta majestuosa ave en el mercado tur¨ªstico. Productos elaborados con los restos de c¨®ndores se venden por todo el Valle Sagrado, en clara violaci¨®n de varios tratados internacionales vinculantes firmados por el Per¨², como el Convenio sobre la Diversidad Biol¨®gica del ONU.
El c¨®ndor es particularmente sensible a estas amenazas. Alcanza la madurez sexual alrededor de los 12 a?os y las parejas cr¨ªan un solo polluelo cada tres a?os. De estos, la mitad mueren antes de llegar a la edad adulta. Paralelamente, tampoco es factible crear reservas protegidas para la especie, que es capaz de volar cientos de kil¨®metros sin parar.
La misma Yawar Fiesta, aunque no origin¨® la crisis demogr¨¢fica del c¨®ndor, s¨ª la puede estar agudizando. Aunque las aves normalmente son liberadas despu¨¦s de la fiesta -que parece ser legal gracias al Art¨ªculo 89 de la constituci¨®n peruana, que salvaguarda la "identidad cultural" de las comunidades campesinas y nativas- Rob Williams se preocupa de que estas quedan a menudo tan traumatizadas que ya no logran sobrevivir.
Si la poblaci¨®n de c¨®ndores fuera sana, con varios miles de ejemplares en el Per¨², no habr¨ªa problema con la Yawar Fiesta. Pero, lamentablemente, no es as¨ª, explica el experto en conservaci¨®n ecol¨®gica. En todos los Andes, estima, quedan unos 6.000 c¨®ndores, de los que 5.000 est¨¢n en Argentina y Chile. "Hace 30 o 40 a?os, hab¨ªa una cantidad considerable de c¨®ndores. Mat¨¢bamos un caballo como carnada y ven¨ªan 30 o 40 c¨®ndores al d¨ªa. Hoy en d¨ªa, vienen unos dos, tres, cuatro o cinco", afirma Yury Ortiz de Zevallos, alcalde de Cotabambas.
La Yawar Fiesta que usualmente est¨¢ interpretado como una reconstrucci¨®n simb¨®lica de la lucha entre la cultura andina y la espa?ola. En la plaza hay un estatu¨¦ de un toro con un c¨®ndor en el lomo, y otro mural parecido en la escuela.
Rob Williams quiere aprovechar la popularidad del Yawar Fiesta, usualmente interpretada como una reconstrucci¨®n simb¨®lica de la lucha entre la cultura andina y la espa?ola, para lanzar una campa?a nacional de concienciaci¨®n sobre la suerte del c¨®ndor.
Yawar Fiesta no es sangrienta, no se lastima, y a¨²n menos se mata, a ninguno de la decena de toros de la fiesta de Cotabambas. Cada animal pasa unos cinco minutos en la plaza, con los comuneros tratando de provocarlo, a menudo sin ¨¦xito, antes de ser regresado al corral. Al final, sale el toro con el c¨®ndor amarrado por las patas por unas sogas que pasan debajo de unos cortes en el cuero de las ijadas del toro, que tambi¨¦n regresa al corral despu¨¦s de unos breves momentos de adrenalina en la plaza.
Desamarrado del toro, el c¨®ndor ser¨¢ liberado en un par de d¨ªas, tras alimentarse. Ser¨¢ lanzado desde un barranco y as¨ª devuelto a su h¨¢bitat.
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