Los elefantes tailandeses se reciclan
Los paquidermos eran utilizados como acarreadores de carga, ahora son adiestrados para sujetar una brocha con la trompa y pintar en un papel. Los defensores de los animales lo consideran una explotaci¨®n.
Renovarse o morir. Esta m¨¢xima, tan en boga en la era de la globalizaci¨®n, se ha convertido en el lema que rige la supervivencia de los elefantes tailandeses. "Antes eran imprescindibles para sacar la madera de la jungla y llevarla al mercado, pero ahora han mejorado las carreteras y hay muchos camiones que resultan m¨¢s r¨¢pidos", explica Dusit Suraporn, un hombre de 35 a?os que tiene a su cargo una pareja de estos paquidermos -de 46 y 43 a?os- en la provincia de Chiang Rai, en el extremo norte del reino asi¨¢tico.
Ese desarrollo de las infraestructuras, sumado a la deforestaci¨®n ilegal, supone una clara amenaza para el h¨¢bitat natural de los elefantes. Pero con el desarrollo econ¨®mico ha llegado tambi¨¦n el auge del turismo, que ha servido para reducir dr¨¢sticamente la tasa de desempleo de los elefantes, aunque los grupos defensores de los animales critican las nuevas pr¨¢cticas. "Para poder mantener a los animales tenemos que participar en actividades tur¨ªsticas que requieren un adiestramiento espec¨ªfico y caro", a?ade Suraporn.
Tambi¨¦n se los utiliza para pasar drogas desde Birmania, porque pueden moverse por casi todo tipo de terreno
La poblaci¨®n de elefantes ha ca¨ªdo a menos de 3.000 y solo 1.500 viven en libertad
No obstante, el turismo hace rentable esa inversi¨®n con gran rapidez. A pesar de las noticias que peri¨®dicamente dan cuenta de la muerte de viajeros en incidentes que tienen como protagonistas a estos gigantes, pocos de quienes visitan el norte de Tailandia se resisten a participar en actividades relacionadas con elefantes. As¨ª, desde que hace un lustro Suraporn accedi¨® a utilizar sus animales para dar paseos por la jungla, sus ingresos se han duplicado. "En un momento pens¨¦ en deshacerme de los elefantes, pero un amigo me habl¨® de una agencia que contrata a gente como yo, y lo prob¨¦. No me hubiese perdonado abandonarlos a su suerte, porque son parte de la familia". No en vano, este animal es uno de los principales s¨ªmbolos del pa¨ªs desde hace siglos, y ning¨²n otro ha servido mejor a los intereses del Estado.
Si ahora supone un gran atractivo para el turismo, que genera casi el 7% del PIB tailand¨¦s, antes fue una de las principales armas del Ej¨¦rcito. Se estima que en el siglo XVII el rey contaba con unos 20.000 elefantes entrenados para la guerra, y su papel fue fundamental en el conflicto que enfrent¨® a las actuales Tailandia y Birmania por el control del reino de Ayutthaya. Actualmente, la poblaci¨®n de elefantes ha ca¨ªdo hasta menos de 3.000 -y s¨®lo 1.500 viven en libertad-, pero su pasado guerrero sigue siendo rememorado en algunos de los parques dedicados a espect¨¢culos para turistas.
"Recreamos algunas de las t¨¢cticas que se utilizaban en los campos de batalla, y tambi¨¦n mostramos c¨®mo siguen siendo importantes en el transporte de madera y en el sector de la construcci¨®n", explica Aye Khemkaeng, responsable de uno de estos centros que organiza trekkings cerca de la frontera con Birmania. No obstante, el show que m¨¢s admiraci¨®n despierta entre los espectadores es uno en el que los elefantes son capaces de dibujarse a s¨ª mismos con una brocha agarrada con la trompa, como puede verse en este v¨ªdeo.
"El adiestramiento es duro y puede llevar hasta quince a?os, pero los elefantes son animales extremadamente inteligentes", a?ade Khemkaeng. Y sus dibujos se cotizan muy alto. "Muchos critican que se explote a los animales confines comerciales, pero se olvidan de que siempre han servido a los intereses del ser humano, y de que sino fuese por el beneficio econ¨®mico que reportan, es posible que ahora estuviesen en peligro de extinci¨®n", enumera Khemkaeng. Adem¨¢s, los elefantes tambi¨¦n se utilizan en negocios mucho m¨¢s turbios. El contrabando es uno de ellos. "Pueden moverse por casi todo tipo de terreno, as¨ª que es muy dif¨ªcil controlar sus movimientos", comenta Suraporn. "Por eso hay quienes los utilizan para transportar droga de Birmania o para llevar armas a los rebeldes de ese pa¨ªs".
Este periodista ha podido comprobar que los animales, y su carga, cruzan la frontera sin ning¨²n tipo de control a trav¨¦s de r¨ªos y monta?as. Claro que el trayecto es de m¨¢ximo riesgo. "El ej¨¦rcito birmano mina regularmente la zona para evitar todo tipo de comercio, sobre todo el env¨ªo de armamento, y las lluvias hacen que los explosivos cambien de lugar y sea dif¨ªcil decidir qu¨¦ camino es el m¨¢s seguro". En cualquier caso, el elefante tambi¨¦n sirve de escudo, ya que una mina antipersona detonada a su paso dif¨ªcilmente tendr¨¢ consecuencias sobre quien lo monta.
No obstante, muchos animales sufren mutilaciones y terminan muriendo por culpa de estos artefactos. De la mayor¨ªa no se sabe nada, pero hay algunos casos que s¨ª llaman la atenci¨®n. El de Motala es uno de ellos. Una mina antipersona le vol¨® una pata en 1999, y seis a?os m¨¢s tarde recibi¨® una pr¨®tesis temporal. Las im¨¢genes dieron la vuelta al mundo, y un equipo de veterinarios trabaj¨® para crear una pata prot¨¦sicaque estren¨® con ¨¦xito hace un par de a?os. Desafortunadamente, no todos tienen tanta suerte.
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