El sat¨¦lite 'UARS' caer¨¢ ma?ana por la tarde
La NASA excluye el territorio de EE UU en la reentrada del artefacto espacial incontrolado en la atm¨®sfera terrestre
El sat¨¦lite incontrolado UARS sigue perdiendo altura. En los ¨²ltimos d¨ªas su ¨®rbita, ligeramente el¨ªptica, ha descendido de 215 por 240 kil¨®metros a 190 por 205 esta madrugada, seg¨²n el ¨²ltimo parte de la NASA. Los expertos estiman, con los datos de seguimiento, que la reentrada en la atm¨®sfera terrestre del artefacto se producir¨¢ el viernes por la tarde y que en ese tiempo no estar¨¢ pasando sobre Norteam¨¦rica, puntualizando que es a¨²n demasiado pronto para predecir el momento y localizaci¨®n de la reentrada con mayor precisi¨®n. El UARS (Upper Atmospheric Research Satellite), con casi seis toneladas, y diez metros de largo por cuatro y medio de di¨¢metro, puede estar dando tumbos en ¨®rbita, sin una orientaci¨®n fija, lo que dificulta la proyecci¨®n de su trayectoria para determinar el momento en que llegar¨¢ a la alta atm¨®sfera terrestre. Adem¨¢s, hay que tener en cuenta otro factor que a?ade un alto grado de incertidumbre: el efecto de la actividad solar.
La NASA ha reiterado que la probabilidad de que alg¨²n trozo del sat¨¦lite que no se destruya en la reentrada (piezas de titanio y de acero inoxidable, sobre todo) produzca heridas a una persona es muy baja, una entre 3.200. Pero la probabilidad de que le caiga a alguien en concreto ("?Me puede caer a m¨ª?") es de una entre varios billones, informa Space.com.Dada la superficie oce¨¢nica del planeta, lo m¨¢s probable es que caiga al mar.
"Conocemos muy bien el valor medio de la actividad solar, pero es muy complicado determinar el valor puntual", explica Miguel Bell¨®-Mora, director de la empresa espacial espa?ola Elecnor-Deimos. "Si aumenta la actividad del Sol se calienta la atm¨®sfera, increment¨¢ndose su densidad, con lo que el rozamiento del sat¨¦lite es mayor y cae antes", a?ade este ingeniero aeron¨¢utico especialista en din¨¢mica orbital. A partir de una altura cr¨ªtica de unos 150 kil¨®metros, dice, la resistencia que encuentra el sat¨¦lite es considerable y "cae casi como una piedra".
Como el UARS da una vuelta a la Tierra cada hora y media, un margen de una hora en la predicci¨®n var¨ªa radicalmente la zona de ca¨ªda.
El otro factor que condiciona -y dificulta- los c¨¢lculos de ca¨ªda del UARS es la superficie que el sat¨¦lite expone a la resistencia de la atm¨®sfera: si va atravesado, exponiendo sus diez metros largos de longitud, la resistencia ser¨¢ mayor y caer¨¢ antes que si va en l¨ªnea, presentando un ¨¢rea frontal de 4,5 metros de di¨¢metro.
No es ni mucho menos la primera vez que caen artefactos espaciales a la Tierra, pero lo correcto es tomar medidas para poder controlar su reentrada, como se hizo, por ejemplo, con la estaci¨®n espacial rusa Mir, en 2001, que fue dirigida al Pac¨ªfico para evitar el riesgo de impacto en zonas habitadas, adem¨¢s de avisar a las autoridades a¨¦reas y mar¨ªtimas. "No se debe apurar hasta el ¨²ltimo momento la utilizaci¨®n de un sat¨¦lite sino que hay que conservar combustible y capacidad de control para planificar la reentrada", comenta Bell¨®-Mora. "Pero el UARS, que fue una misi¨®n de enorme ¨¦xito que dur¨® varios a?os m¨¢s de lo previsto, se utiliz¨® hasta que dej¨® de funcionar".
Para los artefactos que est¨¢n en ¨®rbita geoestacionaria, a unos 36.000 kil¨®metros de altura sobre la superficie terrestre, donde se colocan casi todos los sat¨¦lites de comunicaciones, existen ¨®rbitas cementerio hacia las que se desv¨ªan los sat¨¦lites que est¨¢n en las ¨²ltimas, evitando as¨ª que se conviertan en basura espacial peligrosa tanto para los que siguen activos como para los que se lancen en el futuro. "Pero no hay ¨®rbitas cementerio para sat¨¦lites a baja altura", se?ala el ingeniero espa?ol.
En cuanto a la posibilidad de destruir el UARS con un misil, Bell¨®-Mora argumenta en contra de tal medida: "La probabilidad de que haga alg¨²n da?o es insignificante, mientras que su destrucci¨®n en el espacio tendr¨ªa un efecto nefasto porque generar¨ªa miles de fragmentos de basura espacial muy peligrosa". La demostraci¨®n que hizo China al destruir un sat¨¦lite obsoleto con un misil, en 2007, gener¨® 2.000 trozos de basura espacial que se han podido identificar y seguramente much¨ªsimo m¨¢s que siguen ah¨ª arriba indetectados.
La NASA se?ala que, a medida que pasan las horas y se acerca el momento de la reentrada del sat¨¦lite, los expertos ir¨¢n refinando sus proyecciones orbitales para determinar la hora y lugar del final del UARS, que se convertir¨¢ en una estrella fugaz de seis toneladas y origen artificial.
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