Bases para un nuevo modelo educativo
La principal asignatura pendiente que tiene nuestra democracia es, sin duda, la educaci¨®n. Son muchas las voces que claman por un nuevo modelo educativo, cada una arrimando el ascua a su sardina. Yo me temo que, si no olvidamos nuestras sardinas y juntamos todas las ascuas, no llegaremos a aprobar esta asignatura, crucial para asegurarnos un futuro digno.
El modelo actual, regido por leyes como la LOGSE y la LOE, impulsadas por pedagogos encabezados por Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall y ?lvaro Marchesi, ha dado resultados claramente insatisfactorios, como demuestran todas las evaluaciones objetivas efectuadas. Los pedagogos promovieron la creatividad, asociada a la libertad del alumno.
Del centro derecha liberal se oyen voces que claman por terminar con el modelo actual para imponer otro que otorgue m¨¢s autoridad al profesor frente al alumno y m¨¢s libertad a los padres para elegir el tipo de educaci¨®n de sus hijos. Entre esas voces sobresale la de Esperanza Aguirre, que fue ministra de Educaci¨®n, Cultura y Deportes en el primer gobierno de Aznar.
No vamos a detenernos en los rifirrafes continuos a que nos tienen acostumbrados, porque nos aburren unos y otros. Sabemos de memoria lo que van a decir antes de decirlo.
Parece como si hubiera un modelo educativo de izquierdas y otro de derechas. As¨ª fue En Espa?a durante la ¨²ltima Rep¨²blica, con un modelo educativo inspirado en las ideas de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza, que preconizaban una educaci¨®n p¨²blica igual para todos, gratuita y libre, dejando para el ¨¢mbito familiar y privado la formaci¨®n en creencias religiosas y de otros valores personales. Exactamente igual que hoy en pa¨ªses como Alemania, salvo que all¨ª los padres pueden elegir para sus hijos la asignatura de religi¨®n, bien cat¨®lica, bien protestante, o ninguna.
Pero la educaci¨®n que hoy tenemos aqu¨ª no ha recuperado la igualdad, elemento esencial en la doctrina socialista cl¨¢sica. Hay en la oferta educativa actual muy diversas ideolog¨ªas c¨ªvico-religiosas a elegir, financiadas por el estado, de manera que lo que hoy se discute es el grado de ayuda estatal a los padres, pero no la potestad de los padres frente al estado para elegir la educaci¨®n de los hijos. No es poco, ni mucho menos, pero no disfracemos hip¨®critamente de diferencias ideol¨®gicas las diferentes posturas. En Alemania, por no cambiar de pa¨ªs, la educaci¨®n preuniversitaria se financia al cien por cien por el estado. Se acab¨® la discusi¨®n. Si quieres elegir un colegio especial, p¨¢galo t¨², no el estado.
Analicemos ahora el tema, tan debatido, de la libertad del alumno frente a la autoridad del profesor. Lo primero es impedir la contraposici¨®n entre ambas, porque sin respeto m¨²tuo desaparece la posibilidad de aprender. Pero la autoridad no se puede imponer, con leyes o sin ellas, coactivamente. La autoritas ha de emanar de la superior formaci¨®n del profesor, pero esta supuesta superioridad ha de ser responsabilidad del estado. Ning¨²n gobierno en democracia se ha hecho cargo de esta responsabilidad. Por tanto menos discusiones ideol¨®gicas y m¨¢s responsabilidad.
Se trata no de debatir desde posturas irreconciliables sino de unir fuerzas para ganar eficacia en la formaci¨®n de las nuevas generaciones. La madurez de nuestros j¨®venes habr¨¢ que contrastarla con la de los j¨®venes de los pa¨ªses desarrollados de nuestro entorno. ?C¨®mo nos ven los pa¨ªses de nuestro entorno hoy? Todos los indicadores de competitividad e innovaci¨®n ponen a Espa?a en la cola de Europa y nos consideran en consecuencia. Como ejemplo analicemos una noticia que recogieron los medios en portada, aunque no en grandes titulares, como merec¨ªa. La noticia era que la Comunidad Econ¨®mica Europea decidi¨® que no se podr¨¢n presentar en espa?ol propuestas de patentes t¨¦cnicas en el ¨¢mbito europeo, de manera que Europa s¨®lo admite el ingl¨¦s, el alem¨¢n y el franc¨¦s como idiomas tecnol¨®gicos de orden superior. Despu¨¦s no ha habido reacci¨®n medi¨¢tica resaltable. Merece la pena no pasar de puntillas por esta noticia ya que ata?e a asuntos trascendentales, como nuestra educaci¨®n, nuestra ciencia, nuestra tecnolog¨ªa y nuestro idioma, que hay que tomar con la debida consideraci¨®n ante la necesidad de un cambio en nuestro modelo educativo. Hagamos frente a nuestros problemas con conocimiento, tanto de nuestras carencias como de nuestras necesidades, para afrontar el futuro.
Aqu¨ª preocupa el estado de nuestra educaci¨®n entre los cient¨ªficos con prestigio. As¨ª, por ejemplo, Santiago Grisol¨ªa confiesa su preocupaci¨®n por el hecho de que la sociedad espa?ola vive de espaldas a la ciencia y, para remediar la repercusi¨®n de esta desidia, propone acercar el lenguaje cient¨ªfico a los j¨®venes desde bien pronto, haciendo los cambios educativos que hagan falta. Viene a confirmar esta apreciaci¨®n el reciente informe Enciende, elaborado por un comit¨¦ de expertos de la COSCE (Confederaci¨®n de Sociedades Cient¨ªficas de Espa?a), que representa a m¨¢s de 30.000 cient¨ªficos. En dicho informe se detecta que la educaci¨®n secundaria en Espa?a tiene una importante carencia en docencia cient¨ªfica y se propone un replanteamiento del sistema educativo y de la formaci¨®n del profesorado en materia cient¨ªfica.
Otra carencia importante es el lenguaje. Desde la RAE nos alertan: Los estudiantes espa?oles escriben cada vez peor. Indiquemos que el lenguaje cient¨ªfico est¨¢ dentro del lenguaje, tanto porque la ling¨¹¨ªstica es una ciencia como porque la ciencia se describe y se transmite desde el lenguaje. Por tanto puede decirse que la carencia fundamental en nuestra educaci¨®n es el lenguaje. Nuestros alumnos carecen de m¨¦todo cient¨ªfico para tener ideas y lenguaje para saberlas expresar. Pero seamos conscientes de que nuestra sociedad nunca ha apreciado la ciencia, en particular la nuestra, de manera que nuestros gobernantes nunca se han visto obligados por la opini¨®n p¨²blica a atenderla adecuadamente. Este d¨¦ficit es consustancial en nuestra cultura y educaci¨®n tradicionales.
Educaci¨®n, lenguaje, conocimiento, ciencia y tecnolog¨ªa conforman un conglomerado inseparable. Sin embargo tradicionalmente en este pa¨ªs los tratamos por separado y sin coordinaci¨®n. Como muestra actual de esta desagregaci¨®n basta poner el ejemplo de dos ministerios para todo ello: de Educaci¨®n por un lado y de Ciencia e Innovaci¨®n por otro. La cultura anda suelta en otro ministerio m¨¢s. Como si la cultura pudiera separarse de la educaci¨®n y de la ciencia.
Adem¨¢s de coordinaci¨®n cuidadosa, tambi¨¦n se necesita atenci¨®n financiera y recursos humanos competentes para intentar subsanar ese d¨¦ficit, esperando los resultados con tes¨®n y paciencia. Aqu¨ª, la verdad, tes¨®n y paciencia no hemos puesto. La cantidad de leyes educativas que hemos sufrido desde que estamos en democracia han perjudicado a la educaci¨®n, que debe ser planificada a largo plazo. Antes de cambiar una ley, hay que ver los efectos de la anterior y reflexionar a fondo sobre el futuro. Obviamente han faltado, entre otras cosas, pactos de estado en educaci¨®n. Es evidente que la educaci¨®n debe tener una coordinaci¨®n estatal. Es claro que la transferencia de las competencias educativas a las CCAA no ha contribuido a la coordinaci¨®n necesaria.
En cuanto a apoyo financiero, no se han apoyado las leyes educativas de acuerdo con los objetivos pretendidos. Es ilustrativo observar que los rendimientos escolares son inversamente proporcionales al presupuesto que cada autonom¨ªa dedica a educaci¨®n secundaria. Andaluc¨ªa es una de las autonom¨ªas que gasta menos por alumno y tiene un rendimiento escolar p¨¦simo en todos los informes estad¨ªsticos fiables. Pero es un problema general, independientemente de la regi¨®n auton¨®mica de que se trate.
Basta un ejemplo reciente para ilustrar esta falta de apoyo general. El modelo catal¨¢n de informatizaci¨®n escolar, por el que cada alumno debe recibir un port¨¢til, se ha dado de bruces con la cruda realidad: las finanzas catalanas no dan para m¨¢s, de manera que el proyecto, iniciado hace m¨¢s de dos a?os, queda parado. Lo iniciado se mantiene de momento, pero no habr¨¢ nuevo material, a pesar de que el gobierno tiene consignada la partida en sus presupuestos. ?C¨®mo plantear ahora el desembarco anunciado de la pizarra electr¨®nica y otras goyer¨ªas? ?Qu¨¦ bonitos son los sue?os! Algo parecido pasa en las dem¨¢s comunidades aut¨®nomas.
Tambi¨¦n el ex presidente Aznar se hizo la foto de la inform¨¢tica en el aula. ?C¨®mo se presta la I+D+i a hacerse fotos! Lo dif¨ªcil es mantener la palabra mediante el cheque correspondiente. Pero no es s¨®lo cuesti¨®n de financiaci¨®n de tecnolog¨ªa en el aula. Se ha constatado una enorme resistencia al cambio introducido por las nuevas tecnolog¨ªas en la educaci¨®n. En la sociedad espa?ola siempre ha sido proverbial esa resistencia al cambio, a la modernidad.
En el debate sobre el necesario cambio educativo se acent¨²a la separaci¨®n tradicional que en Espa?a se ha mantenido entre ciencias y humanidades, entendiendo por humanidades el lat¨ªn, la lengua, la historia, etc.; es decir, parcelando los saberes humanistas. No se plantea la necesidad de una visi¨®n integrada de todas esas parcelas con la ciencia y la tecnolog¨ªa, que es una de las bases de partida irrenunciables para cualquier nuevo modelo educativo. Veamos.
Por una parte se dice que hay que aumentar el contenido en humanidades de las ense?anzas y, por otra, que hay que llenar las aulas de computadoras y conectarlas a Internet. ?Son contradictorios ambos prop¨®sitos? No. Lo que ocurre es que es dif¨ªcil encajar los prop¨®sitos contenidos en ambas declaraciones en la tradici¨®n human¨ªstica espa?ola. La historia sigue pesando demasiado en este pa¨ªs. As¨ª por ejemplo, de la palabra Letras se puede seguir leyendo en el diccionario de la RAE la siguiente acepci¨®n: "Conjunto de ciencias human¨ªsticas (sic) por oposici¨®n a ciencias exactas, f¨ªsicas y naturales". Son ciencias, hasta ah¨ª podr¨ªamos llegar, pero human¨ªsticas; es decir opuestas a lo que en el mundo se llama Ciencia. Los humanistas espa?oles suelen denominarlas ciencias humanas. Parece ser, seg¨²n ellos, que las ciencias experimentales, o sea el conocimiento que se alcanza del mundo a trav¨¦s de la observaci¨®n, la experimentaci¨®n y la raz¨®n, son inhumanas.
Hay que dejar a un lado nuestra tradici¨®n ignorante de la ciencia y separadora de los saberes. La cuesti¨®n es organizar el saber, que es uno, para ense?arlo con provecho. ?Qu¨¦ son las humanidades hoy? ?Qu¨¦ son las humanidades hoy separadas de la ciencia y la tecnolog¨ªa? ?Puede hoy una persona entender el mundo sin una m¨ªnima cultura cient¨ªfica y tecnol¨®gica? Sin embargo en nuestra sociedad siempre ha florecido el llamado 'anumerismo'; es decir la cultura humanista ignorante de los n¨²meros e incluso orgullosa de su ignorancia, aunque cada vez menos, todo hay que decirlo.
Es necesario integrar la cultura cient¨ªfica en la cultura global del individuo. ?Hemos atendido este tipo de formaci¨®n integral en nuestros formadores? Sigamos. Tras dos a?os de desarrollo del proyecto educativo con el modelo catal¨¢n, se constata que el profesorado no est¨¢ debidamente preparado para tratar con los alumnos usando el material inform¨¢tico como un material educativo m¨¢s. Ello es consecuencia tanto de nuestro 'anumerismo' como de que nunca se ha contemplado por los poderes p¨²blicos el suficiente apoyo a la formaci¨®n y reciclaje del profesor, pieza esencial en el tablero educativo.
Se echa en falta un modelo educativo bien pensado, debatido, consensuado y respaldado por una financiaci¨®n adecuada. Este modelo, adem¨¢s, debe ser coherente con el modelo educativo universitario. El espacio com¨²n europeo en educaci¨®n universitaria tambi¨¦n debe ser tenido en cuenta a la hora de abordar el modelo educativo en la ense?anza secundaria.
La magnitud del problema educativo no ha sido percibida por nuestra sociedad. En las encuestas peri¨®dicas sobre los problemas que nos preocupan, el problema educativo simplemente no aparece nunca. Sin embargo es ¨¦ste el problema m¨¢s importante que tiene ante s¨ª Espa?a. Naturalmente los gobernantes tienen en cuenta las encuestas. As¨ª para el ministerio de econom¨ªa es conveniente un ministro que entienda de econom¨ªa y que dure lo m¨¢ximo posible, pero para educaci¨®n da igual. Este gobierno ha puesto muchos ministros de educaci¨®n, demasiados para el debido sosiego necesario en materia educativa, desde M? Jes¨²s San Segundo, recientemente fallecida y que fue sustituida muy pronto, hasta el actual, ?ngel Gabilondo. Tampoco Aznar hizo bien sus deberes en materia educativa. La prueba es Esperanza Aguirre, que es capaz y luchadora, nadie lo duda, pero que cuando fue nombrada en 1996 ministra de Educaci¨®n, Cultura y Deportes ten¨ªa una experiencia nula en materia educativa.
Nuestra sociedad sigue abundando en la idea de que antes que la educaci¨®n y la investigaci¨®n existen otras necesidades m¨¢s perentorias, como el paro. Pero el paro de hoy es consecuencia de la educaci¨®n recibida, independientemente de otras causas m¨¢s coyunturales. As¨ª que d¨¦monos prisa para coger el tren de la sociedad del conocimiento cuanto antes.
De acuerdo a este an¨¢lisis es imperioso establecer un nuevo modelo educativo, basado en unas premisas claras, como las siguientes:
1- Reconocimiento de la educaci¨®n como nuestro principal problema pendiente de resolver.
2- Nombramiento de una comisi¨®n de expertos, de reconocida solvencia cient¨ªfica en las diversas ¨¢reas del conocimiento, fundamentalmente ling¨¹istas y cient¨ªficos, sin ingerencia de partidos pol¨ªticos, para establecer el nuevo modelo educativo.
3- Coordinaci¨®n a nivel estatal, para asegurar la unidad de contenidos, de m¨¦todos y de aplicaci¨®n territorial, aunque contemplando la diversidad cultural.
4- Financiaci¨®n adecuada a los objetivos pretendidos, como consecuencia del punto 1. Esta financiaci¨®n debe contemplar necesariamente el apoyo al profesorado, no s¨®lo para atender la formaci¨®n previa a su incorporaci¨®n sino tambi¨¦n a lo largo de toda su vida activa.
Antonio Vaquero es catedr¨¢tico em¨¦rito de la Universidad Complutense de Madrid
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