Esc¨¢ndalo cient¨ªfico por el fraude de un psic¨®logo social holand¨¦s que invent¨® sus investigaciones y las public¨® en 'Science'

A principios de a?o, Diederik Stapel, psic¨®logo social de renombre en Holanda, alcanz¨® una de las cimas de su profesi¨®n. Logr¨® publicar en Science, la revista cient¨ªfica de referencia, un art¨ªculo llamativo. En esencia, aseguraba que la gente sometida a entornos y vidas desordenados tiende a despreciar a los extranjeros. Esta semana, las felicitaciones se han apagado. Una investigaci¨®n encabezada por Pim Levelt, antiguo presidente de la Academia Holandesa de Ciencias, ha concluido que el psic¨®logo invent¨® los resultados de su trabajo. Todo, desde las encuestas a la recopilaci¨®n de datos, era falso. Ante la evidencia del fraude, Stapel ha reconocido su culpa y pedido ayuda. "Necesito que me traten", ha dicho, antes de desaparecer dejando boquiabiertos a colegas y editores.

Para "Science, la situaci¨®n no puede ser m¨¢s inc¨®moda. A pesar de los filtros y revisiones propias de una publicaci¨®n de su categor¨ªa, dieron por bueno un estudio cient¨ªfico mentiroso. "La investigaci¨®n sobre el trabajo de Diederik Stapel indica la amplitud de su enga?o. Alertamos a nuestros lectores de nuestras dudas sobre la validez del estudio", reza el editorial donde Science admite lo sucedido. A la revista Nature, otro foro de prestigio mundial, Pim Levelt le dir¨ªa luego algo menos tranquilizador, si cabe. "Al menos treinta de los trabajos del psic¨®logo investigado son falsos, pero puede haber incluso m¨¢s". En su mesa se amontonan ahora 130 publicaciones y 24 cap¨ªtulos de libros que deber¨¢ examinar en busca de falsedades.

?C¨®mo ha podido tomar el pelo a tantos colegas un conocido especialista en psicolog¨ªa cognitiva? Stapel mismo da una explicaci¨®n que desvela los peligros de la ciencia llevada al extremo de la actualidad. "Quer¨ªa ser el mejor y publicar m¨¢s que nadie. En un terreno con poco control y donde trabajas en solitario, tom¨¦ la ruta equivocada. He fallado como cient¨ªfico. Estoy avergonzado", escribi¨® en una larga disculpa remitida al matutino De Volkskrant. Dispuesta a modo de testamento moral, ("excusa repugnante", seg¨²n sus detractores) intenta tambi¨¦n evitar da?os mayores para su disciplina. "La psicolog¨ªa social es s¨®lida y desvela aspectos del comportamiento humano. Merece por ello toda la atenci¨®n". Sus alumnos de doctorado y dem¨¢s colaboradores, est¨¢n sin habla. Si bien sus t¨ªtulos no peligran, temen ver destruidos a?os de an¨¢lisis.

Mientras los investigadores rebuscan en los escritos de Stapel, las universidades holandesas de Tilburg (al sur del pa¨ªs), y Groningen (al norte), le han demandado ante los tribunales. Muy a punto, su esposa, Marcelle, ha declarado que "est¨¢ enfermo". Cuando su marido reaparezca deber¨¢ responder a los cargos de falsedad documental y enga?o. Dos figuras jur¨ªdicas poco asociadas a un cient¨ªfico aplaudido hasta hace bien poco, cuando apunt¨® que comer mucha carne produce ego¨ªsmo. Pero no todo est¨¢ perdido. Simon Rozendaal, un divulgador cient¨ªfico holand¨¦s, asegura que el fraude podr¨ªa resultar cat¨¢rtico. "El accidente de Fukushima ha mejorado la seguridad de las centrales nucleares. Stapel puede ser bueno para controlar la ciencia".