Una serpiente de ingenier¨ªa
El ferrocarril del T¨ªbet, inaugurado en 2006, es una maravilla tecnol¨®gica que respeta el medio ambiente pero que sirve a los intereses de Pek¨ªn en el 'techo del mundo'.
La puntualidad ya no es brit¨¢nica. Es China. El T-164, Lhasa Express, sale de la estaci¨®n de trenes de Shangh¨¢i a las 20.08 horas, tal y como viene impreso en el billete. La serpiente verde repta entre la mara?a de rascacielos de la capital econ¨®mica del Gran Drag¨®n y pone rumbo al oeste. En 51 horas habr¨¢ cubierto los 4.373 kil¨®metros que vertebran este pa¨ªs de dimensiones continentales y que separan la Perla del Oriente del Techo del Mundo.
Es evidente que este no es un tren cualquiera. Los terminales de ox¨ªgeno en cada litera y asiento, y el complejo sistema de presurizaci¨®n, llaman a la ¨¦pica. El T-164 cubre una de esas rutas que son mucho m¨¢s que una l¨ªnea trazada entre A y B. Uno de esos trayectos en lo que sobre todo importa el viaje: desde el nivel del mar hasta los 3.700 metros, pasando por el punto m¨¢s elevado de ferrocarril alguno en el planeta, el paso de Tangula, a 5.190 metros, y cruzando el t¨²nel que ostenta el mismo r¨¦cord a 4.905 metros. Sin duda, es una obra de ingenier¨ªa que asustar¨ªa a los mism¨ªsimos faraones: ha supuesto la construcci¨®n de m¨¢s de 970 kil¨®metros de v¨ªa a una altura que supera los 4.000 metros y 550 kil¨®metros est¨¢n trazados sobre permafrost (terreno congelado). Todo por el m¨®dico precio de unos 3.500 millones de euros.
Los ra¨ªles se elevan en los puntos en los que se han construido pasadizos para que los animales, sobre todo los ant¨ªlopes tibetanos, puedan cruzar en sus migraciones
Hay m¨¢s de 970 kil¨®metros de v¨ªa a una altura que supera los 4.000 metros y 550 kil¨®metros est¨¢n sobre permafrost
Todo el recorrido ha sido dise?ado teniendo en cuenta un riguroso respeto al Medio Ambiente
El Transtibetano tambi¨¦n supone un sue?o hecho realidad para el r¨¦gimen de Pek¨ªn. La primera vez que se consider¨® la posibilidad de llevar el ferrocarril al T¨ªbet fue durante un plan nacional propuesto por Sun Yat Sen en 1919, poco despu¨¦s de que China se deshiciese de la monarqu¨ªa. Sin embargo, la idea fue abandonada y no volvi¨® a retomarse hasta que el pa¨ªs sum¨® el t¨¦rmino Popular a la Rep¨²blica de China. Las dificultades t¨¦cnicas hicieron que el plan quedase en el olvido, ya que Mao ten¨ªa suficiente con dar de comer a los casi mil millones de habitantes. Eso s¨ª, en 1959 el tren lleg¨® a la provincia de Qinghai, desde la que medio siglo despu¨¦s se lanz¨® la conquista de T¨ªbet. Las obras del ¨²ltimo, y m¨¢s dif¨ªcil tramo, comenzaron en junio de 2001, y se completaron a velocidad china: en un lustro.
En junio de 2006, el Lhasa Express lleg¨® a la estaci¨®n t¨¦rmino. Para el gobierno de Pek¨ªn, es la oportunidad que estaba esperando la Regi¨®n Administrativa Especial de T¨ªbet para desarrollarse econ¨®micamente. Para otros, puede suponer el fin de la cultura tibetana, diluida en un mar de chinos de etnia mayoritaria han que ahora s¨®lo necesitan dos d¨ªas para buscar un futuro mejor en la meseta m¨¢s elevada del mundo. El Gobierno les da coraje: "En T¨ªbet encontrar¨¦is la prosperidad que os merec¨¦is".
Todo el recorrido ha sido dise?ado teniendo en cuenta un riguroso respeto al Medio Ambiente, de forma que los grupos de turismo ecol¨®gico o responsable, cuyo n¨²mero crece de forma relevante en el fr¨¢gil ecosistema de T¨ªbet, no tengan dudas al respecto. Los ra¨ªles se elevan en los puntos en los que se han construido pasadizos para que los animales, sobre todo los ant¨ªlopes tibetanos, puedan cruzar y continuar con sus h¨¢bitos migratorios habituales, y m¨¢s adelante, cuando el tren supera los 4.000 metros de altura, la l¨ªnea est¨¢ construida sobre hielo cuya consistencia se asegura con sistemas de enfriamiento. Sin duda, el Transtibetano es la muestra de hasta d¨®nde puede llegar el avance de la ingenier¨ªa.
Para el viajero, China desfila por la ventanilla en todo su esplendor. Los centros manufactureros e industriales acompa?ados de su poluci¨®n y de sus cielos gris¨¢ceos van desapareciendo para adoptar un car¨¢cter m¨¢s rural. Las planicies luego dejan paso a monta?as suaves que van guiando pausadamente al tren hacia el cielo. En Xining, la capital de la provincia de Qinghai, sin embargo, se produce un cambio dr¨¢stico. De repente, un torrente de colores y olores se apodera del tren. Decenas de tibetanos toman la serpiente de metal por primera vez. Son mercaderes que regresan de hacer negocios en el desierto, al borde de la meseta tibetana.
El ox¨ªgeno comienza a salir a chorro por los sumideros situados en cada plaza del tren, pero el sistema de presurizaci¨®n no funciona. Las puertas se han congelado y una espesa capa de hielo cubre el espacio que une cada vag¨®n. Por si fuera poco, alguien deja las ventanas del ba?o abiertas. El dolor de cabeza se convierte en una epidemia que afecta a los no tibetanos, incapaces de llenar sus pulmones de ox¨ªgeno en esta atm¨®sfera enrarecida. La mayor¨ªa opta por echarse en sus literas mientras el tren pasa por su punto m¨¢s elevado. T¨ªbet es un desierto marr¨®n y blanco salpicado de motas negras. Yaks que pastan all¨¢ donde no parece haber alimento alguno. Y pastores que saludan al tren, un nuevo elemento en su tierra. Los tibetanos son, sin duda, la prueba de la fuerza del organismo humano.
Ya en la estaci¨®n de Lhasa, muchos turistas optan por coger peque?as botellas de ox¨ªgeno. El tren ha supuesto un boom sin precedentes para el turismo. Ni las previsiones m¨¢s optimistas se acercaron al n¨²mero de viajeros que el Transtibetano transport¨® en su primer a?o de operaci¨®n: un mill¨®n y medio. Sumados a los que llegaron por aire y por carretera, la cifra alcanz¨® en 2007 los cuatro millones, uno m¨¢s de lo proyectado y un 60% mayor que la de 2006. Por primera vez, el n¨²mero de turistas superaba al de la poblaci¨®n local, y el n¨²mero ha continuado aumentando a un ritmo de entre el 10 y el 15% anual. Se espera que este a?o los turistas que visitan el T¨ªbet sumen 6,7 millones.
Claro que junto a ellos viajan muchos otros habitantes de la etnia mayoritaria han cuya intenci¨®n es la de quedarse. Hay trabajo para ellos. El Gobierno incentiva la migraci¨®n de T¨ªbet como elemento clave para el desarrollo econ¨®mico de la regi¨®n y como arma para controlar a la poblaci¨®n aut¨®ctona. Sin duda, el tren ha facilitado mucho las cosas.
Lo mismo que hace m¨¢s sencillo llevar hasta el techo del mundo los objetos que se producen en la costa este. Desde su entrada en funcionamiento, han llegado por esta v¨ªa m¨¢s de mill¨®n y medio de toneladas. Sin embargo, de regreso, el ferrocarril va casi vac¨ªo. T¨ªbet s¨®lo ha exportado 144.000 toneladas, b¨¢sicamente agua mineral, a pesar de que el tren ha abaratado los costos de transporte en un 60%, y ha rebajado la duraci¨®n del trayecto a la mitad. Sin duda, est¨¢ claro qui¨¦n sale ganando con la gran obra de ingenier¨ªa china.
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