?Hay planeta para tanta gente?
El crecimiento de la poblaci¨®n mundial es un reto alimentario, energ¨¦tico y medioambiental - El mercado laboral puede ser incapaz de absorber el aumento

En alg¨²n momento de esta semana el planeta habr¨¢ alcanzado los 7.000 millones de habitantes. Mil millones m¨¢s que hace 12 a?os y el doble que a finales de los sesenta. El crecimiento acelerado de la poblaci¨®n mundial dispara las alarmas malthusianas sobre el agotamiento de los recursos naturales y la brecha demogr¨¢fica entre las diferentes regiones del mundo. ?Podemos gestionar un planeta con tanta gente?
La idea de una poblaci¨®n que podr¨ªa superar los 9.000 millones en 2050 plantea retos en ¨¢mbitos tan fundamentales como la producci¨®n agraria, el abastecimiento energ¨¦tico o la conformaci¨®n de los mercados de trabajo. Cada uno de ellos est¨¢ sujeto a un complejo equilibrio de necesidades y limitaciones f¨ªsicas y pol¨ªticas. En palabras de Alex Evans, director del programa de la Universidad de Nueva York sobre Globalizaci¨®n y Escasez, "la globalizaci¨®n ha mejorado los est¨¢ndares de vida de millones de personas, pero la creciente escasez de recursos implica que corre el riesgo de ser v¨ªctima de su propio ¨¦xito".
Pensemos, por ejemplo, en la alimentaci¨®n. Aunque en este momento el n¨²mero de personas que pasa hambre se acerca a los mil millones, los expertos coinciden en que el planeta todav¨ªa produce alimentos suficientes. El futuro, sin embargo, sugiere un panorama m¨¢s sombr¨ªo. De acuerdo con los datos de la FAO, las necesidades alimentarias de la poblaci¨®n en 2050 podr¨ªan incrementarse un 70% con respecto a las actuales, lo que supone un verdadero reto para un sistema productivo que ha empezado a tantear sus l¨ªmites. La tierra disponible para la producci¨®n agraria toc¨® techo a principios de la pasada d¨¦cada, mientras que el crecimiento del rendimiento medio de los cultivos ha ca¨ªdo a la mitad desde 1960 por el agotamiento de los recursos y los efectos del calentamiento global. En otras palabras, en el futuro estaremos obligados a producir m¨¢s con menos, lo que ya ha convertido a muchas regiones pobres en el escenario de una competici¨®n internacional por el control de recursos como la tierra o el agua.
El abastecimiento energ¨¦tico enfrenta un dilema muy similar. El documento Perspectivas energ¨¦ticas mundiales, elaborado cada a?o por la Agencia Internacional de la Energ¨ªa, prev¨¦ un incremento de m¨¢s de un tercio en la demanda para 2035, derivado en buena medida del crecimiento de las econom¨ªas emergentes. Al igual que la producci¨®n agraria, el consumo y la generaci¨®n de energ¨ªa estar¨¢n cada vez m¨¢s limitados por los compromisos de reducci¨®n de las emisiones de CO2, as¨ª como por la fragilidad de otros l¨ªmites planetarios, como la p¨¦rdida de biodiversidad o la acidificaci¨®n de las aguas marinas. En el ¨¢nimo de los negociadores, que se reunir¨¢n en Durban (Sud¨¢frica) dentro de pocas semanas, pesa m¨¢s que nunca la amenaza de alcanzar puntos de no retorno que magnificar¨ªan las consecuencias del calentamiento global y encarecer¨ªan cualquier respuesta.
El planeta tiene hoy el doble de habitantes que en los sesenta
Pero la variable poblacional que posiblemente despierte m¨¢s recelos sociales y pol¨ªticos es la que se refiere al futuro de los mercados globales de trabajo, cuya composici¨®n escapa a menudo al control de los Gobiernos.
Un estudio realizado en 2008 por la Universidad de Harvard y el Center for Global Development establec¨ªa que un inmigrante medio que llega a EE UU multiplica por tres su capacidad adquisitiva, adem¨¢s de acceder a redes de protecci¨®n impensables en su pa¨ªs. Los datos con respecto a Europa no son muy diferentes. Mientras tanto, las tendencias presentadas esta semana por el Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas siguen mostrando un planeta en el que las generaciones m¨¢s j¨®venes se concentran en los pa¨ªses pobres y las m¨¢s ancianas en el mundo desarrollado; un mundo cuyo sistema de protecci¨®n social necesita una pir¨¢mide de poblaci¨®n de base ancha. Lant Pritchett, profesor de Harvard y uno de los autores del estudio, expresaba el dilema en estos t¨¦rminos: "La fuerza de los inevitables cambios demogr¨¢ficos que crean demanda en los pa¨ªses ricos y oferta en los pa¨ªses pobres va a ser demasiado poderosa para la capacidad coercitiva de las barreras fronterizas".
Ante este panorama, ?podemos limitar el crecimiento de la poblaci¨®n o estamos condenados a gestionar un planeta con m¨¢s habitantes? Algunos de los pa¨ªses afectados por las altas tasas de crecimiento llevan d¨¦cadas impulsando iniciativas m¨¢s o menos agresivas de control de la fertilidad, desde la pol¨ªtica de un ¨²nico hijo en China hasta los programas masivos de esterilizaci¨®n de India, que alcanzan al 37% de las mujeres que hasta entonces usaban otros m¨¦todos anticonceptivos. Sin embargo, no solo estas pol¨ªticas han demostrado ser ineficaces a la hora de detener el crecimiento acelerado de la poblaci¨®n, sino que han derivado en consecuencias indeseables como la selecci¨®n de fetos por razones de g¨¦nero. De acuerdo con un reciente informe del Banco Mundial, solo en China el n¨²mero de ni?as no nacidas podr¨ªa superar el mill¨®n anual.
Las regiones agrarias tendr¨¢n que producir m¨¢s con menos medios
No hay balas de plata. Los expertos e informes consultados sugieren que la respuesta a la superpoblaci¨®n es el camino largo del desarrollo y las soluciones cooperativas. Por un lado, solo de este modo podemos garantizar la sostenibilidad social y ecol¨®gica del planeta; por otro, la prosperidad econ¨®mica y el acceso a oportunidades como la educaci¨®n han demostrado ser el modo m¨¢s eficaz de reducir las tasas de fecundidad. Preguntado por la posibilidad de establecer islas de prosperidad, Ignacio P¨¦rez Arriaga, profesor del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Comillas, recurre al ejemplo de la lucha contra el cambio clim¨¢tico: "Si el objetivo es reducir las emisiones globales, una Europa aislada solo controla el 20% del problema. Lo que importa es lo que hagan los dem¨¢s".
P¨¦rez Arriaga forma parte de un grupo de expertos que asesoran a la Comisi¨®n Europea en la elaboraci¨®n de una hoja de ruta energ¨¦tica para el per¨ªodo 2020-2050. En su opini¨®n, no hay nada imposible en la idea de un planeta que cuente con un abastecimiento energ¨¦tico estable y dentro de los l¨ªmites ecol¨®gicos. Pero eso exigir¨¢ un doble esfuerzo: el del ahorro y la eficiencia -"con los que se puede llegar muy lejos"-, y el de la transformaci¨®n de nuestras fuentes de suministro, que pasa por "renovables, renovables y renovables hasta hacerlas competitivas frente a unos combustibles contaminantes que ser¨¢n cada vez m¨¢s caros".
Una de las claves es la desvinculaci¨®n de los modelos de crecimiento econ¨®mico del uso intensivo de recursos como el agua o la energ¨ªa, garantizando una distribuci¨®n m¨¢s justa de las cuotas de consumo. El Panel Internacional de Recursos de Naciones Unidas mostr¨® recientemente que un canadiense medio utiliza cuatro veces m¨¢s recursos que un indio. Esta brecha en las huellas ecol¨®gicas est¨¢ derivada, por ejemplo, de una dieta basada en el consumo habitual de carne, cuya producci¨®n exige 12 veces m¨¢s agua que el trigo y genera 20 veces m¨¢s emisiones de CO2.
Robert Bailey, investigador del think tank brit¨¢nico Chatham House, explicaba a este peri¨®dico en t¨¦rminos similares los retos del sistema alimentario: "Las escaladas en los precios de los alimentos de 2008 y 2011 fueron llamadas de atenci¨®n. No s¨¦ cu¨¢l puede ser el peor escenario, pero tengo la certeza de que en el futuro veremos shocks m¨¢s graves. ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si se produjese una sucesi¨®n r¨¢pida de eventos similares a los que ya hemos visto, como una ola de calor en Rusia o la alteraci¨®n del monz¨®n en Asia? ?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si los Gobiernos reaccionasen bloqueando las exportaciones y agravando la escalada de precios de alimentos, como ya hicieron en 2008? Podemos alimentar a un planeta de 9.000 millones de habitantes, pero va a requerir mucho m¨¢s de lo que estamos haciendo ahora".
Organizaciones internacionales como la FAO y Oxfam coinciden en la necesidad de reformar los mercados agroalimentarios si queremos evitar un futuro marcado por la volatilidad de los precios y la recurrencia de las hambrunas. Su estrategia est¨¢ basada en la protecci¨®n legal de recursos esenciales como la tierra, el fin de la competencia desleal de los pa¨ªses ricos y el apoyo a la agricultura familiar de las regiones m¨¢s vulnerables, empezando por ?frica subsahariana.
Pero no siempre es suficiente con m¨¢s recursos y voluntad pol¨ªtica. El incremento de la poblaci¨®n nos obligar¨¢ a enfrentarnos a problemas para los que no existen precedentes normativos o institucionales. La flexibilizaci¨®n de los reg¨ªmenes migratorios, por ejemplo, exigir¨¢ lo que el Centro de Desarrollo de la OCDE ha denominado un "sistema emergente para la movilidad laboral internacional". Un sistema nuevo, concebido para encontrar un equilibrio de riesgos y oportunidades entre los pa¨ªses de origen, los de destino y los propios emigrantes.
La respuesta al dilema migratorio exigir¨¢ combinar el cambio de actitudes individuales con la financiaci¨®n, la iniciativa pol¨ªtica y la imaginaci¨®n de actores p¨²blicos y privados. Son las mismas variables que ser¨¢n necesarias para establecer mercados energ¨¦ticos y agroalimentarios m¨¢s justos y sostenibles. El verdadero reto demogr¨¢fico no es cu¨¢ntos somos, sino c¨®mo.
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