Del absentismo al ¡®presentismo¡¯
El miedo a perder el empleo reduce las faltas injustificadas El peligro es que la ansiedad acabe por bloquear al trabajador Los expertos claman por una cultura del esfuerzo
Tengo miedo a que me despidan ergo trabajo m¨¢s. O bien: tengo miedo a que me despidan y la angustia me paraliza. ?Es el miedo un catalizador para que el empleado aumente su productividad en la empresa? Hay un dato objetivo: con la crisis, el absentismo laboral ha bajado. La cuesti¨®n es si todo es producto de la reducci¨®n del fraude, como defienden empresarios y algunos expertos, o como explican sindicatos y acad¨¦micos es tambi¨¦n porque el p¨¢nico a quedarse en la calle lleva a muchos trabajadores a ocupar su puesto incluso cuando tendr¨ªan derecho a no hacerlo. ?El miedo nos lleva del absentismo al presentismo?
Los indicadores del absentismo
- No existe una estad¨ªstica concreta sobre absentismo injustificado. Sin embargo, los expertos utilizan varios indicadores oficiales de diversas fuentes.
- INE. El Instituto Nacional de Estad¨ªstica publica peri¨®dicamente estad¨ªsticas sobre costes salariales, que incluyen "las horas no trabajadas". En el segundo trimestre de 2011 fueron 18,14 horas por trabajador al mes, en la l¨ªnea del a?o anterior. Sin embargo, no solo se trata de faltas injustificadas: incluye tambi¨¦n d¨ªas libres, vacaciones, bajas por maternidad o incapacidad temporal.
- Encuesta de coyuntura laboral. Elaborada por el Ministerio de Trabajo, tiene un apartado sobre "horas no trabajadas seg¨²n la causa". Dentro, incluye el "absentismo no justificado" que cifre en 0,2 horas de media por empleado en el segundo trimestre del a?o, la mitad que en 2007.
- Contingencias comunes. La Seguridad Social contabiliza bajas por enfermedad com¨²n, maternidad y accidente no laboral. En 2010 se registraron de media al mes 24,3 bajas por cada 1.000 habitantes. En 2007 eran 29,9.
Que las faltas injustificadas al trabajo han bajado lo confirma Ricard Cayuela, vicedecano del Colegio Oficial de Psic¨®logos de Catalu?a y experto en psicolog¨ªa de empresa. ¡°Pero otro dato objetivo es que el trabajador vuelve m¨¢s estresado de las vacaciones. Y eso, en el caso de que las haya hecho. Lo cierto es que el empleado vive en un ay y eso hace que intente como sea mejorar la imagen y su rendimiento¡±, explica Cayuela.
Miedo a perder el empleo, a quedarse sin un salario, a engrosar unas listas del paro que ya roza los cinco millones de parados. ¡°El miedo bloquea la creatividad y el talento. Si el trabajo es una mera rutina, el miedo funciona. Si la persona ha rebajado su nivel de exigencia, tambi¨¦n funciona. Pero si lo que deseamos es talento y creatividad, el miedo es un mal aliado. Tendr¨ªamos que diferenciar dos tipos de miedo: el sano, que es la prudencia; y el t¨®xico, que es el que paraliza. Posiblemente, en la ¨¦poca de bonanza no hab¨ªa el primero y ahora, en crisis, hay un exceso del segundo¡±, explica Pilar Jeric¨®, directora general de Be-Up y autora de No miedo: en la empresa y en la vida (Editorial Alienta).
El primer problema a la hora de poner cara al absentismo es ponerle cifras. ¡°Cada fuente ofrecer¨¢ resultados distintos¡±, explica Antonio Ariza, profesor de recursos humanos en ETEA, instituci¨®n universitaria de la Compa?¨ªa de Jes¨²s. Si se revisan los distintos indicativos habituales, lo cierto es que la gran mayor¨ªa se ha reducido. La Seguridad Social, por ejemplo, recoge las faltas al trabajo por enfermedades comunes. En 2010 hubo 24 bajas de este tipo por cada 1.000 trabajadores del sistema, frente a las 29,9 de 2007. En el caso de la Encuesta de coyuntura laboral, que recoge el Ministerio de Trabajo, tambi¨¦n se reducen las faltas sospechosas: el segundo trimestre del a?o se contabilizaron de media por trabajador 0,2 horas de ¡°absentismo no justificado¡±, frente a las 0,5 horas de 2007. Se reducen tambi¨¦n las faltas por maternidad y se disparan las horas perdidas por culpa de expedientes de regulaci¨®n de empleo.
Los informes elaborados por empresas privadas son m¨¢s llamativos: seg¨²n la Asociaci¨®n de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT), las faltas se han reducido por la crisis y las ¡°no justificadas¡± pr¨¢cticamente han desaparecido. La empresa de trabajo temporal Randstad aseguraba que el absentismo sin causa se redujo un 90% en 2009.
¡°El miedo puede ser sin duda una motivaci¨®n que hace a los empleados ir m¨¢s al trabajo. En el contexto actual no me sorprende que haya gente con problemas f¨ªsicos o mentales que vaya a trabajar e incluso piden el alta voluntaria para no faltar. No quieren estar en el punto de mira si la empresa recorta personal¡±, dice Ariza. El problema, apunta, es que el miedo puede ser un revulsivo a corto plazo, pero a largo plazo ser¨¢ negativo. ¡°Hay que lograr que la motivaci¨®n del empleado se base en aspectos positivos. Si no, no habr¨¢ implicaci¨®n¡±, advierte el experto. ¡°El presentismo no implica productividad. Que un trabajador ocupe su puesto no significa que cumpla sus objetivos¡±, coincide Beatriz Cordero, directora de relaciones institucionales de la empresa de trabajo temporal Randstad. Aun as¨ª, Cordero discrepa con que la bajada del absentismo est¨¦ plenamente relacionada con el miedo. ¡°Hay personas que simplemente son ahora m¨¢s conscientes de que hay que arrimar el hombro. Antes si ten¨ªan un resfriado, no iban al trabajo. Ahora saben que no tienen compa?eros que hagan su trabajo porque la empresa est¨¢ en mal momento, y acuden¡±, dice. Seg¨²n un estudio de esta empresa, ¡°el 42% de los empleados afirma que ha aumentado su productividad debido a la crisis¡±. Los espa?oles de entre 45 y 65 a?os han sido los que m¨¢s han subido su productividad, el 46,15%. Los j¨®venes entre 18 y 24 a?os son el grupo con menor incremento, el 41,12%.
24 de cada 1.000 empleados cogi¨® baja por enfermedad en 2010; 29,9 en 2007
En la misma l¨ªnea se mueve Javier Blasco, director jur¨ªdico y de prevenci¨®n de riesgos laborales de Adecco. El absentismo, dice rotundo, por supuesto que ha bajado. Las faltas al trabajo por enfermedades habituales se han reducido porque ¡°los trabajadores que antes ten¨ªan una gripe y se quedaban en casa ahora hacen el esfuerzo de ir a trabajar¡±. Algo que valora como un cambio positivo. ¡°Desgraciadamente, muchos lo hacen por miedo. Me gustar¨ªa pensar que hay algo m¨¢s all¨¢: que se est¨¢ produciendo un cambio de mentalidad¡±, cuenta. ¡°Las personas deber¨ªan ir a trabajar porque aprecian y valoran su trabajo, no por miedo a ser despedidos. Nuestro pa¨ªs necesita un cambio cultural que haga que el esfuerzo sea valorado¡±, considera. Espa?a, defiende Blasco, ¡°es uno de los pa¨ªses donde m¨¢s f¨¢cil es conseguir una baja¡±. Dice que es por diversos motivos: desde un sistema sanitario masivo a convenios colectivos perversos, impulsados por sindicatos que han favorecido ¡°aberraciones¡±, como compensaciones en incapacidades temporales que hacen ¡°que no se anime al empleado de baja a reincorporarse¡±, critica.
Tambi¨¦n cree que el miedo deber¨ªa quedar en un segundo plano Leopoldo Abad¨ªa, exprofesor del IESE famoso por sus explicaciones de la crisis al alcance de todos. ¡°En general, s¨ª que hay miedo, pero me dar¨ªa mucha pena que trabaj¨¢semos m¨¢s por miedo. Lo que s¨ª es verdad es que todos queremos trabajar mejor¡±, se?ala.
El miedo. Ese potente revulsivo, no solo para ir al trabajo. En el miedo basan sus creencias muchas religiones. Y el miedo ayuda a las empresas a vender m¨¢s, seg¨²n explica Martin Lindstrom, autor del libro As¨ª se manipula al consumidor (Gesti¨®n 2000). ¡°El miedo es un persuasor potente y no cabe duda de que vendedores y anunciantes lo saben y no temen explotarlo al m¨¢ximo¡±, dice. Con el miedo, las grandes marcas nos venden desde antidepresivos hasta agua embotellada o sistemas de alarma, aunque no los necesitemos. Explotan el miedo a los g¨¦rmenes (y cita la cantidad de empresas que hicieron su agosto con la gripe A), el miedo al fracaso o la culpa. ¡°Nadie es m¨¢s vulnerable al miedo y a la culpa que las madres, en particular las primerizas¡±, pone como ejemplo. Las empresas, apunta, usar¨¢n ese miedo para que compren, desde cremas y juguetes educativos a productos supuestamente nutritivos o pa?ales de ¨²ltima generaci¨®n. Incluso productos que, muchas veces, nunca utilizar¨¢n.
Que un operario ocupe m¨¢s su puesto no significa que rinda m¨¢s
Las empresas, se?alan los sindicatos, usan esas mismas armas para que sus empleados acepten condiciones laborales peores, denuncian los sindicatos. ¡°El 75% de los trabajadores presenta estr¨¦s, debido sobre todo a unas deficientes condiciones ambientales de trabajo; el 87% reconoce tener una carga mental alta, y el 71% siente inseguridad respecto a las condiciones de su trabajo¡±, se?ala un informe del Observatorio de Riesgos Psicosociales del sindicato UGT. Un problema en auge, dicen, no solo por ¡°la nueva concepci¨®n del trabajo¡±, con ritmos m¨¢s altos y exigentes, sino tambi¨¦n ¡°por las propias condiciones provocadas por la crisis: incremento del desempleo y del trabajo precario, de los horarios de trabajo, inseguridad en los ingresos, deterioro en las condiciones laborales...¡±, describe. Seg¨²n diversos estudios, apunta la organizaci¨®n sindical, el estr¨¦s y la violencia en el trabajo pueden representar posiblemente alrededor del 30% de los costos totales de las enfermedades y accidentes a escala mundial.
En cuanto a si los trabajadores est¨¢n dispuestos a asumir una precarizaci¨®n de sus empleos, Cordero, de Randstad, lo ve de una manera m¨¢s optimista: ¡°La gente lo que busca es trabajo. No creo que se pueda hablar de trabajo precario. Mientras se cumpla la ley de contrataci¨®n, a lo mejor es que simplemente hay personas que est¨¢n dispuestas a cambiar un trabajo indefinido por un contrato temporal con perspectivas¡±, defiende.
Josep, de 31 a?os, hubiera aceptado cambiar de contrato y lo que hiciera falta. Los ¨²ltimos meses en los que acudi¨® a su puesto de trabajo, hizo jornadas dobles, trabaj¨® dos semanas sin descanso y renunci¨® incluso a cobrar horas extra. Todo en una cadena de esfuerzos para evitar ser despedido dentro del plan de ahorro que preparaba su empresa, en el sector de la comunicaci¨®n. No le sirvi¨® de mucho. ¡°Al final me despidieron. Y para decidir qui¨¦n se marchaba, solo miraron la cuesti¨®n econ¨®mica, no la calidad de nuestro trabajo. Despidieron a los que sal¨ªa m¨¢s barato despedir¡±, se queja. ?Se arrepiente de haber cedido sus derechos laborales? ¡°No, porque me encantaba mi trabajo. A pesar de todo, quer¨ªa conservarlo¡±, confiesa.
Gloria, exjefa de recursos humanos de una pyme, lo tiene muy claro: ¡°El miedo no hace a un trabajador m¨¢s rentable. Rotundamente no. Los trabajadores que he visto trabajar mejor son los que lo hacen con m¨¢s libertad. Tener miedo est¨¢ re?ido con la eficiencia y la creatividad¡±. Gloria dice que en ¨¦poca de bonanza las cosas van bien; las dificultades llegan con la crisis. Ella defiende la libertad del empresario para tomar decisiones. ¡°La empresa es el empresario y el proyecto es suyo. Steve Jobs dec¨ªa que recordaba perfectamente la primera vez que despidi¨® a alguien y c¨®mo se sinti¨®, pero que despu¨¦s pens¨® que si quer¨ªa un equipo excelente era lo que ten¨ªa que hacer¡±.
Tambi¨¦n defiende la importancia de la libertad como base para la creatividad Google. Seg¨²n explica una portavoz en Espa?a del gigante de Internet, la compa?¨ªa se esfuerza mucho en potenciar el ¡°bienestar del empleado¡±, para lo que se centran en dos ¨¢reas: ¡°El espacio que se le deja para desarrollarse profesionalmente (tomar decisiones, pensar localmente en proyectos...) y en segundo lugar incluir medidas de bienestar corporativo, encaminadas a que se encuentre a gusto en la empresa y a que pueda conciliar su vida profesional con la personal¡±, se?alan. Si el trabajador no puede acudir a su puesto, el teletrabajo puede ser una opci¨®n para que no pierda el d¨ªa, por ejemplo. Los horarios flexibles, las ¨¢reas ¡°de esparcimiento¡± e incluso ¡°las actividades l¨²dicas¡± pueden ayudar a la empresa a que sus empleados sean m¨¢s productivos, aconseja la firma. A cambio, exigen una alta productividad.
No hay que rendirse. La conclusi¨®n llega despu¨¦s de escuchar a Pep Font, psic¨®logo del Centro de Alto Rendimiento (CAR). Font habla de rendimiento, no de rentabilidad. De reto y no de amenaza. De incentivar y no de presionar. ¡°El miedo paraliza, provoca errores por pasividad o por impulsividad. La ansiedad que te provoca el reto te activa. Cuando se trabaja en situaci¨®n de amenaza no se logra que el trabajador d¨¦ lo mejor de s¨ª mismo¡±, explica Font. Aunque no siempre es f¨¢cil: ¡°Proceder por amenaza es f¨¢cil, proceder por rendimiento es dif¨ªcil¡±.
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