`Drones? en las `Whale Wars?
Los ecologistas localizan a los balleneros japoneses en el Ant¨¢rtico con aviones no tripulados EEUU y Australia piden prudencia para que no haya v¨ªctimas en los enfrentamientos
Las Whale Wars, la tensa pugna que cada a?o por estas fechan libran en aguas pr¨®ximas a la Ant¨¢rtida balleneros y ecologistas, han subido de nivel. Sea Shepered, la organizaci¨®n que persigue a la flota japonesa, acaba de anunciar que ha conseguido localizar el ballenero Nisshin Maru mediante un peque?o avi¨®n no tripulado. El pasado 13 de diciembre, EE UU, Australia, Nueva Zelanda y Pa¨ªses Bajos lanzaron un inusual comunicado conjunto en el que condenaban la salida de la flota japonesa pero alertaban de que estos choques en alta mar pueden acabar con muertos si no se frenan las protestas.
"Con estos drones podemos cubrir cientos de millas", ha se?alado el capit¨¢n Paul Watson, que fund¨® Sea Sheperd en 1977 tras dejar Greenpeace. Sus miembros son conocidos como "los piratas del mar". Con sus barcos pintados de negro asaltan desde balleneros en el Ant¨¢rtico a jaulas de at¨²n rojo en el Mediterr¨¢neo. Ahora, el buque de Sea Sheperd Steve Irvin comienza una persecuci¨®n de un millar de millas a por el ballenero.
La prensa australiana se?ala que los reconocimientos a¨¦reos de los balleneros han revelado la presencia de personal armado para repeler los previsibles asaltos. Esto confirma la preocupaci¨®n por la escalada de tensi¨®n.
Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y los Pa¨ªses Bajos se han puestos duros con Jap¨®n por la caza de ballenas y con Sea Sheperd por los enfrentamientos. En un comunicado conjunto, los cuatro pa¨ªses critican la partida de la flota ballenera un a?o m¨¢s con supuestamente fines cient¨ªficos, pero alertan de que los choques en alta mar, cada vez m¨¢s violentos, pueden acabar con muertos. Por todo piden prudencia a los capitanes de los buques que mantengan la calma y eviten colisiones como la que en 2010 destroz¨® un buque de Sea Sheperd, el Andy Gil, valorado en 1,5 millones de d¨®lares.
El comunicado pide rebajar la tensi¨®n en la guerra de las ballenas e insiste en que condenan que la flota ballenera japonesa haya zarpado y que mantenga la caza, especialmente en el Santuario establecido por la Comisi¨®n Ballenera Internacional. Los pa¨ªses recuerdan que "las t¨¦cnicas letales no son necesarias en la gesti¨®n y conservaci¨®n moderna de las ballenas".
A los ecologistas les explican que reconocen el derecho a protestar pac¨ªficamente, pero que "condenan las actividades peligrosas y violentas" y avisan de que est¨¢n dispuestos a perseguir cualquier acto ilegal.
Jap¨®n firm¨® la moratoria en la caza de ballenas de 1985, pero al ver que ni Noruega ni Islandia lo hac¨ªan se invent¨® un programa cient¨ªfico de caza. As¨ª captura unos 850 ejemplares de rorcual aliblanco (alega que la poblaci¨®n supera los 700.000 ejemplares), y otros 100 de otras dos especies, entre ellas el rorcual com¨²n, una de las mayores que existen.
EE UU es el pa¨ªs en el que se fund¨® Sea Sheperd, algunos de cuyos buques llevan bandera holandesa. Australia y Nueva Zelanda son los pa¨ªses que m¨¢s se oponen a Jap¨®n por su programa ballenero.
En 2009, EE UU y Jap¨®n estuvieron cerca de alcanzar un pacto para regular la caza de ballenas, seg¨²n los cables del Departamento de Estado Obtenidos por Wikileaks. La principal petici¨®n de Tokio era que EE UU actuara contra Sea Sheperd, que le retirara la condici¨®n jur¨ªdica que le permite recibir ayudas con deducciones fiscales.
El acuerdo no sali¨® adelante finalmente unos meses despu¨¦s en la Comisi¨®n Ballenera Internacional y seg¨²n sus promotores habr¨ªa evitado la muerte de 14.000 ballenas en 10 a?os. La diplomacia ballenera sigue intentando mediar en un problema que supera ya los 25 a?os.
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