¡°En Etiop¨ªa a los periodistas los meten en la c¨¢rcel o los matan sin problemas¡±
El semanario 'Feteh¡¯ es el ¨²ltimo reducto del periodismo libre en el pa¨ªs africano 20 medios opositores al Gobierno han desaparecido en seis a?os
Una peque?a oficina, trece j¨®venes y unos pocos ordenadores constituyen el ¨²ltimo reducto de la libertad de prensa en Etiop¨ªa. Se trata del semanario pol¨ªtico Feteh (Justicia, en am¨¢rico), el ¨²ltimo medio impreso independiente que se publica en este pa¨ªs tras el cierre de varios peri¨®dicos y revistas en los ¨²ltimos meses.
¡°Nuestros amigos han sido encarcelados o han abandonado el pa¨ªs, conocemos las consecuencias de lo que hacemos: o te meten en la c¨¢rcel o te matan sin problemas¡±, comenta con un cierto orgullo rebelde Muluneh Ayalew, de 28 a?os y director de Feteh. ¡°Pero hemos decidido que vamos a pagar el precio y por eso seguimos trabajando a pesar de la presi¨®n a la que nos somete el Gobierno".
En julio de 2009, el Parlamento -en el que 545 de los 547 esca?os est¨¢n controlados por el partido gubernamental- aprob¨® una ley antiterrorista que desde entonces ha permitido al Ejecutivo del primer ministro Meles Zenawi acusar de traici¨®n o terrorismo a cualquier periodista o miembro de la oposici¨®n que simplemente mencione o haya tenido cualquier tipo de contacto con alg¨²n grupo considerado terrorista por el propio Gobierno.
En ocasiones, periodistas y opositores han sido arrestados y encarcelados sin pruebas durante meses, para despu¨¦s ser juzgados en condiciones que no garantizan una sentencia justa, seg¨²n han denunciado en repetidas ocasiones organizaciones como Human Rights Watch, Amnist¨ªa Internacional y el Comit¨¦ para la Protecci¨®n de los Periodistas (CPJ, en ingl¨¦s).
El resultado: m¨¢s de 20 medios han desaparecido en los ¨²ltimos seis a?os y al menos ocho periodistas est¨¢n en prisi¨®n en Etiop¨ªa, incluyendo a dos de nacionalidad sueca y dos reporteros de Feteh, aunque la cifra real es probablemente mayor. Eskinder Nega, un veterano periodista, fue arrestado en septiembre tras escribir un art¨ªculo en el que ped¨ªa al Gobierno que respetara la libertad de expresi¨®n y que pusiera fin a la tortura en las c¨¢rceles. Nega fue acusado de terrorismo y podr¨ªa ser condenado a muerte en un juicio previsto para marzo.
Los reporteros de la revista pol¨ªtica saben que les escuchan y leen sus e-mails
Al menos 79 periodistas han huido de Etiop¨ªa en los ¨²ltimos 10 a?os, lo que lo convierte en l¨ªder mundial en este sentido, seg¨²n cifras del CPJ, cuya p¨¢gina web est¨¢ bloqueada en Etiop¨ªa, tal y como varios medios online sobre este pa¨ªs.
"Es una lucha, necesitamos que exista un peri¨®dico libre en el que la gente pueda decir algo sobre el Gobierno, en el que los partidos de la oposici¨®n puedan expresarse", dice Ayalew con convicci¨®n.
Ayalew y su colega al frente del semanario, Haile Meskel Beshewamel, dan por sentado que el Gobierno escucha sus llamadas telef¨®nicas, lee sus e-mails y paga a informadores para que testifiquen en su contra. De hecho, las autoridades usaron informaciones de este tipo como pruebas en el juicio contra una de sus compa?eras. Tambi¨¦n aseguran que ellos y los dem¨¢s redactores reciben visitas de la polic¨ªa en sus domicilios y que la gente tiene miedo a hablar con ellos por la calle o en las cafeter¨ªas. En una ocasi¨®n, cuenta Beshewamel, la polic¨ªa le estaba esperando en la puerta de esta oficina para apropiarse de la tarjeta SIM de su tel¨¦fono m¨®vil.
Al contrario que en el resto de los peri¨®dicos y revistas, ninguna empresa se atreve a anunciarse en Feteh, que se financia con la venta de unos 25.000 ejemplares semanales y con donaciones privadas. En ocasiones, el dinero no llega para pagar los sueldos y sus trabajadores dependen del apoyo econ¨®mico de amigos y familiares.
¡°El Ejecutivo est¨¢ muy asustado y por eso nos acusan de traici¨®n al opinar¡±
Es este tipo de acoso el que conlleva que tantos periodistas se vayan de Etiop¨ªa. "Algunos a¨²n escriben desde fuera pero eso no tiene ning¨²n efecto en el escenario pol¨ªtico, que es donde las cosas pueden cambiar, as¨ª que nosotros seguimos donde podemos cambiar las cosas. Creo que el esp¨ªritu de nuestra generaci¨®n reside en nosotros, tenemos que asumir la carga, la responsabilidad", relata con orgullo Ayalew.
"Sabemos que cualquier d¨ªa nos van a cerrar el peri¨®dico, y que ese d¨ªa tambi¨¦n nos encerrar¨¢n a nosotros en la c¨¢rcel", concluye con una sonrisa cansada y amarga.
Uno de los periodistas et¨ªopes exiliados m¨¢s conocidos es Elias Kifle, que reside en Estados Unidos y el pasado enero fue condenado en ausencia a cadena perpetua por terrorismo, al mismo tiempo que Reeyot Alemu, la columnista de Feteh, y el periodista Woubshet Taye eran condenados a 14 a?os de prisi¨®n, en todos los casos por terrorismo. Sobre Kifle ya pend¨ªa otra cadena perpetua desde 2007, entonces por traici¨®n y debido a su cobertura medi¨¢tica de la violencia post electoral que en 2005 provoc¨® unos 200 muertos en Etiop¨ªa.
"Los dictadores como Zenawi se sienten amenazados por la libertad de prensa y por eso etiquetan a los periodistas como 'terroristas'", cuenta Kifle por email desde Washington DC. "Criticar a un Gobierno no es traici¨®n y creo que el r¨¦gimen est¨¢ condenando a sus cr¨ªticos por desesperaci¨®n: temen una revuelta popular y est¨¢n tomando acciones preventivas".
Donde tambi¨¦n se deja sentir la represi¨®n es en la sede de la Unidad por la Democracia y la Justicia (UDJ), el principal partido de la oposici¨®n. "El Gobierno est¨¢ muy asustado, no tiene confianza en s¨ª mismo ni en la justicia y, por eso, cuando expresamos nuestras opiniones nos acusan de traici¨®n y dicen que estamos en contacto con terroristas", dice Asrat Tassie, de 63 a?os, secretario general de la UDJ y que pas¨® 18 meses en prisi¨®n tras las elecciones de 2005.
Un periodista podr¨ªa ser condenado a muerte por pedir respeto a la libertad de expresi¨®n y el fin de la tortura
Tassie y Hailu Araaya, jefe de relaciones p¨²blicas del partido, se quejan de que no tienen acceso a los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos y que en las contadas ocasiones que ¨¦stos hablan de ellos los muestran como criminales. Tambi¨¦n lamentan que su partido no puede celebrar m¨ªtines u otros actos, ya que no les permiten alquilar locales ni utilizar los espacios p¨²blicos.
Adem¨¢s, aseguran que hay encarcelados m¨¢s de 20 miembros de la coalici¨®n opositora Medrek, liderada por la UDJ. "Nuestros miembros sufren un acoso constante, les llaman a la oficina y les dicen que se den de baja del partido, les deniegan empleos, les roban las tierras si son granjeros", describe Araaya, de 75 a?os y que tambi¨¦n fue encarcelado desde 2005 a 2007. "La gente tiene miedo pero este miedo no va a durar para siempre, antes o despu¨¦s tendremos que liberarnos del miedo, las cosas no pueden continuar as¨ª".
Ambos critican que Etiop¨ªa sea uno de los mayores recipientes de ayuda al desarrollo del mundo, con unos 3.000 millones de d¨®lares anuales, que en parte sirven al Gobierno para reprimir y silenciar a sus cr¨ªticos, seg¨²n un informe de HRW. Los mayores donantes de fondos son Estados Unidos y la Uni¨®n Europea y es as¨ª, seg¨²n Araaya, porque Meles Zenawi es un aliado de Occidente en la lucha contra el terrorismo, interviene militarmente en Somalia y garantiza la estabilidad en Etiop¨ªa.
"Pero es una calma enga?osa, ?es la calma que precede a la tempestad!", interrumpe Asrat. "Nos tememos que esta calma se convierta en un enfado incontrolado y cuando un volc¨¢n entra en erupci¨®n nadie puede detenerlo, puede que incluso nosotros nos vi¨¦ramos incapaces de controlarlo".
En las calles de Addis Abeba, a los et¨ªopes, en general amigables y atentos, les cambia la cara cuando se les pregunta sobre pol¨ªtica. Responden con evasivas o directamente piden que no se les pregunte sobre ese tema. Por su parte, el portavoz gubernamental, Bereket Simon, no respondi¨® a las llamadas y mensajes de este diario.
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