La violencia de g¨¦nero del ministro
El texto le¨ªdo ayer en el Parlamento por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallard¨®n ¡ªno se sabe si consensuado con la Conferencia Episcopal¡ª, a prop¨®sito de sus intenciones contra la vigente ley del aborto, constituye un atentado violento contra las mujeres, precisamente en la v¨ªspera de su D¨ªa Internacional. Si Europa fuera tan sensible ante las aberraciones jur¨ªdicas que tienen que ver con las personas como lo es con la pulcritud de los objetivos de d¨¦ficit o de la prima de riesgo, alguna instituci¨®n de la UE le habr¨ªa sacado ya al ministro tarjeta roja.
Se necesita ser retorcido para tratar de justificar un recorte ¡ªlos recortes son implacables, ya se ve¡ª en los derechos de la mujer, entre ellos la interrupci¨®n del embarazo en las primeras semanas de gestaci¨®n, mediante la apelaci¨®n ¡°a la situaci¨®n de muchas mujeres, que ven violentado su derecho a ser madres por la presi¨®n que ejercen a su alrededor determinadas estructuras¡± (?viva la concreci¨®n!). Sabedor de que la protecci¨®n jur¨ªdica del feto no puede equipararse a la de la persona ¡ªla mujer es una persona, record¨¦moslo¡ª, el PP se pone la piel de cordero y pretende defenderla.
Para cargarse una Ley Org¨¢nica de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo (que ya en su demasiado extensa denominaci¨®n muestra la preocupaci¨®n del legislador por todos los aspectos de la cuesti¨®n), Ruiz-Gallard¨®n se mete en un jard¨ªn que novelescamente ha construido en su cabeza, dejando en el ba¨²l de los recuerdos la necesaria concreci¨®n en las acusaciones propia de un profesional de la fiscal¨ªa.
?De d¨®nde se saca el se?or ministro de Justicia esas ¡°determinadas estructuras¡± ¡ªsin determinar¡ª que en cuanto ven a una mujer embarazada se lanzan sobre ella para convencerla de que aborte? ?No se ha enterado don Alberto, cuando viaja por Europa, de que la ley de plazos del aborto es la soluci¨®n m¨¢s razonable para que la mujer embarazada decida libremente, en la primera etapa de gestaci¨®n, si contin¨²a o no con su embarazo?
Y ¨¦l, que es jurista y siempre acata la decisi¨®n de los tribunales, ?por qu¨¦ no espera la sentencia del Tribunal Constitucional (TC), en respuesta al recurso de su propio partido? Que no alegue, como ya ha hecho, que el TC se pronunci¨® en 1985, porque entonces sobra el recurso del PP, cuando Ruiz-Gallard¨®n sabe muy bien que desde 1985 han pasado ?27 a?os!, que han permitido avanzar, tambi¨¦n en Espa?a, en el respeto a los derechos de las mujeres, al ritmo de lo que ocurre en Europa, desde donde el ministro espa?ol se est¨¢ mereciendo una sanci¨®n o, al menos, un tir¨®n de orejas.
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