En la costa arrasada por el tsunami
Hay zonas en la que no queda absolutamente nada de lo que hace un a?o era una pr¨®spera costa llena de vida, de industrias, de barcos, de hoteles, de casas, de mujeres, hombres y ni?os
He bajado a la costa de Sendai en el coche de mi colega Katsuo Tsukamoto. Cambi¨® su coche tras el terremoto: ¡°hay que consumir para levantar la econom¨ªa japonesa¡±, me dijo. Al acercarnos, el GPS marcaba multitud de puntos a los que est¨¢ prohibido acceder porque se realizan trabajos de limpieza y reconstrucci¨®n pero es f¨¢cil ver la extensi¨®n del ¨¢rea devastada, que tan s¨®lo aqu¨ª en la provincia de Miyahi, es de seis kil¨®metros tierra adentro en una longitud de costa de unos cuarenta kil¨®metros. No quiero hacer comparaciones con ¨¢reas de costa espa?olas, pero ustedes se pueden hacer una idea de lo que eso significa.
Probablemente habr¨¢n le¨ªdo sin detenerse pasado la palabra devastada. Pero si quieren entender lo que aqu¨ª pas¨® les sugiero que se paren a hacerlo. Yo tuve la suerte de no saber nunca el significado exacto de esa palabra. Hasta hoy. Nada, hay zonas en la que no queda absolutamente nada de lo que hace un a?o era una pr¨®spera costa llena de vida, de industrias, de barcos, de hoteles, de casas, de mujeres, hombres y ni?os. Lo sientes -y duele- cuando est¨¢s delante de una extensi¨®n enorme de terreno plano, absolutamente plano, en el que se dibujan dos o tres esqueletos de lo que fueron hogares. Recuerdas que aqu¨ª se amontonaba ca¨®ticamente todo lo que el tsunami arrastr¨® y no tienes m¨¢s remedio que admirar el ingente trabajo de desescombro que han realizado en s¨®lo un a?o. Pero sobre todo, no puedes contener la emoci¨®n cuando compruebas la limpieza tan meticulosa que han hecho y siguen haciendo. Poco a poco, recogiendo hasta lo m¨ªnimos detalles, clasificando, apilando separadamente la madera o el hormig¨®n para la construcci¨®n de nuevos muros, , incluso reciclando lo reciclable, y con la duda siempre de poder encontrar oculto el cuerpo sin vida de uno de los 15.852 fallecidos o de los 3.287 desaparecidos.
Hay algunas zonas ya recuperadas, industrias, talleres, cementeras, refiner¨ªas, y algunos hoteles ya abrieron sus puertas. Y el aeropuerto que quedo anegado por las aguas que se llevaron por delante aviones ya est¨¢ en pleno funcionamiento. Pero 300.000 personas se han quedado sin hogar y esos son los que realmente siguen y seguir¨¢n sufriendo esta cat¨¢strofe. Est¨¢n temporalmente alojados en casas prefabricadas que se pueden ver en diversos barrios, pero sobre todo las v¨ª a lo largo de la v¨ªa del tren de alta velocidad. Muy poco a poco vuelven a sus casas, pero la mayor¨ªa saben que les queda meses o a?os, porque sus barrios, aldeas o pueblos desaparecieron totalmente y las autoridades est¨¢n pensando muy mucho donde y c¨®mo construir, e incluso se est¨¢n llevando a cabo el traslado de urbanizaciones a zonas m¨¢s altas. Lo planes para mitigar el problema de futuros megatsunamis son diversos porque se trata de reducir el coste econ¨®mico de los embates de una naturaleza salvaje, que esta vez van a costar seg¨²n los c¨¢lculos gubernamentales que cita esta semana la revista Science, 210 mil millones de d¨®lares, en un pa¨ªs que no gozaba de una econom¨ªa boyante. Por eso cuando se quejan los refugiados es para reclamar poder volver a sus casas pronto para ayudar a levantar la econom¨ªa.
?Puede ocurrir algo similar a esta cat¨¢strofe en Espa?a?
El problema se agrava a nivel de servicios. Los pueblos de la costa tiene pocos habitantes por lo que la gente joven no tiene trabajo y se viene a Sendai donde la superpoblaci¨®n hace bajar la calidad de los servicios p¨²blicos mientras que en los pueblos costeros, la disminuida poblaci¨®n hace que algunos esos servicios sean inviables. La actividad pesquera por otra parte no ha recuperado su nivel mientras que la agricultura, que particularmente en la provincia de Fukushima era importante, tiene problemas evidentes. En otras provincias como aqu¨ª en Miyagi o al norte en Iwata, donde la contaminaci¨®n radiactiva no ha sido generalmente significativa, reanudar la agricultura tiene un par de severos inconvenentes. Uno es la p¨¦rdida de suelo. La energ¨ªa descomunal de tsunami se llev¨® por delante todo lo que encontr¨®: barcos aviones, casas, coches, y miles de objetos. Tambi¨¦n ¨¢rboles y rocas y a medida que iba perdiendo fuerza, los dej¨® depositados sobre lo que fueron unos minutos antes pueblos, pol¨ªgonos industriales y campos de cultivos. Pero al retroceder m¨¢s tarde, ya debilitada, se llevo el suelo fino y delgado que cubr¨ªa la tierra. El fen¨®meno es similar al que puede ver en la orilla de cualquier playa espa?ola. Las olas traen los grandes cantos y despojos del mar pero solo se lleva la arena fina. El segundo es que dej¨® la tierra ba?ada con sal, convirti¨¦ndola en inf¨¦rtil para especialmente para el cultivo del arroz, principal producto de esta zona.
?Puede ocurrir algo similar a esta cat¨¢strofe en Espa?a? Es dif¨ªcil de asegurar cu¨¢ndo y c¨®mo, pero sin duda que nuestras costas, particularmente las del suroeste pueden verse afectadas por tsunamis. De hecho ya ocurri¨®, por ejemplo, como muchos de los lectores sabr¨¢n, a consecuencia del llamado terremoto de Lisboa de 1755. Aquel terremoto, que a pesar de su nombre tuvo el epicentro al sur del cabo de San Vicente en Portugal, dispar¨® un tsunami que derrib¨® parte de la muralla de C¨¢diz y asol¨® las costas de Huelva en aquel tiempo casi despobladas.
Necesitamos inyectar la ciencia en el pa¨ªs para que riegue los pliegues m¨¢s rec¨®nditos de nuestra cultura
El CSIC y otros grupos de colegas como los del Instituto de Geof¨ªsica de Granada trabajan en el golfo de C¨¢diz para determinar la gravedad del problema, pero como en otros muchos campos de la ciencia, no existe la financiaci¨®n necesaria para hacerlo eficazmente. Y digo necesaria porque mientras que en nuestros Gobiernos nacionales y locales ¨Cde abogados y economistas- y en los comit¨¦s de direcci¨®n de nuestros medios de comunicaci¨®n ¨Cde abogados y economistas- se sigan sentando analfabetos cient¨ªficos, estaremos condenados a considerar la ciencia como un adorno. Y ya ven ustedes que no lo es.
Hoy hablamos de tsunamis, pero inevitablemente ma?ana hablaremos de erupciones volc¨¢nicas, de inundaciones, de deslizamientos de terreno, de controversias sobre el cambio clim¨¢tico, de contaminaci¨®n, de centrales nucleares, de radiaci¨®n solar, de la capa de ozono, ¡ es decir hablaremos de lo que a los ciudadanos nos importa. Necesitamos inyectar la ciencia en el pa¨ªs para que riegue los pliegues m¨¢s rec¨®nditos de nuestra cultura. O simplemente no tendremos futuro. Ser¨¢ un trabajo arduo. No se logra s¨®lo con intenciones puntuales, con empujones y retrocesos. Ha de ser algo continuo, coordinado por todas las fuerzas pol¨ªticas, que borre la huella profunda de la ignorancia. Hace unos meses le¨ªa en este mismo peri¨®dico que nuestro anterior presidente de Gobierno se quejaba ante unos ciudadanos de que su trabajo era muy dif¨ªcil, que ¨¦l mismo hab¨ªa tenido que ponerse a estudiar los problemas del trazado del AVE en Catalu?a para darle una soluci¨®n, porque -creo recordar que dec¨ªa algo as¨ª- ¡°al final los t¨¦cnicos no sirven, tienes que decidir t¨² mismo¡±. ?Abogado! Pens¨¦ para mis adentros. No daba cr¨¦dito a lo que le¨ª, pero creo que define bastante bien los pol¨ªticos que tenemos. Por eso, por no saber manejar el equipo de t¨¦cnicos encargados del problema de Fukushima, al f¨ªsico Naoto Kan, anterior presidente de Jap¨®n, le obligaron a dimitir.
Despu¨¦s he almorzado en la Universidad con tres colegialas que me presentaron mis colegas ¨Corgullosos- porque eran tres de las doscientas seleccionadas para hacer un trabajo de investigaci¨®n en la Universidad. Les pregunt¨¦ su edad: quince a?os, dijeron. Les pregunt¨¦ si hab¨ªan venido con sus profesores: no; hab¨ªan venido solas desde sus colegios, una desde Fukushima, la otra desde Tokio y la tercera era del mismo Sendai. Y se volv¨ªan esta noche ?Que estaban estudiando? Hab¨ªan utilizando un interfer¨®metro para medir el crecimiento de capas de semiconductores ?Qu¨¦ estaban haciendo hoy? Estaban redactando los posters con sus resultados y quer¨ªan discutirlo con los profesores. As¨ª tambi¨¦n se enfrenta Jap¨®n a los terremotos.
?Juan Manuel Garc¨ªa-Ruiz ES Profesor de investigaci¨®n del CSIC en la Universidad de Granada
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