¡°Para m¨ª, quien come at¨²n rojo es un delincuente¡±
El mayor enemigo de los balleneros de Jap¨®n planta batalla en aguas ant¨¢rticas
El capit¨¢n Paul Watson no es un tipo de medias tintas. Lo suyo son frases contundentes, rotundas, sin muchos matices. El enemigo p¨²blico n¨²mero uno de la flota ballenera japonesa, fundador de la ONG Sea Sheperd (conocidos como ¡°los piratas del mar¡±), defiende orgulloso su asedio a los balleneros en aguas ant¨¢rticas. ¡°Lo que ellos hacen es delincuencia y nosotros actuamos contra ello¡±, cuenta seco ante un caf¨¦ en un receso en la Feria de Buceo que concluy¨® ayer en Madrid.
Watson, reci¨¦n llegado de Australia, a¨²n tiene jet lag y no sabe muy bien en qu¨¦ hora vive. Quiz¨¢ por eso apenas prueba las galletas que ha preparado la organizaci¨®n para desayunar. Hace ocho a?os, con Sea Sheperd ¡ªbarcos de negro y bandera con una calavera¡ª, comenz¨® las llamadas whale wars (guerras de las ballenas). ¡°Nos tenemos que colocar detr¨¢s del ballenero. As¨ª no pueden cargar la ballena si la cazan¡±, explica.
La temporada ballenera acaba de concluir y la flota con fines supuestamente cient¨ªficos regres¨® a Jap¨®n con solo el 26% de las capturas que pretend¨ªa. ¡°El a?o anterior su captura fue del 15%, as¨ª que logramos nuestro objetivo. Hablamos el ¨²nico idioma que entienden: el del dinero. Tenemos que hacerles que pierdan dinero, algo que hemos logrado los ¨²ltimos cinco a?os¡±, explica este hombre, que el a?o pasado solo pas¨® seis d¨ªas en su casa de Estados Unidos.
Su lucha a favor de las ballenas comenz¨® en 1975, cuando asediaba a un arponero sovi¨¦tico. ¡°La ballena estuvo a punto de matarnos, pero no lo hizo. Y desde entonces siento que les debo la vida. Hay algo especial en ellas. Si no salvamos las ballenas, ?qu¨¦ vamos a dejar?¡±.
Watson, nacido en Canad¨¢ en 1950, fue fundador de Greenpeace, pero lo dej¨® hace m¨¢s de 30 a?os: ¡°Quer¨ªa acci¨®n. Greenpeace es hoy una panda de bur¨®cratas y contables. Son la mejor asociaci¨®n de hacerse sentir bien. Uno se asocia y ya est¨¢. Recaudan dinero por las ballenas, pero yo no los veo en el santuario ant¨¢rtico¡±. Eso no impide que su organizaci¨®n recaude al a?o unos nueve millones de euros en donaciones y venta de camisetas y tenga el apoyo de actores como Martin Sheen, Sean Penn y Sean Connery, entre otros.
Su opini¨®n es igual de dura sobre otros organismos que intentan por las buenas regular la caza de ballenas, como la Comisi¨®n Ballenera Internacional: ¡°Es un organismo in¨²til¡±.
?l usa aviones no tripulados para localizar a los barcos japoneses, a los que lanza granadas con gases f¨¦tidos y similares, en una pugna en la que el Departamento de Estado de EE UU ya ha avisado de que teme que acabe en una tragedia cualquier d¨ªa. El asunto ha llegado a tal nivel que los cables de Wikileaks revelaron la obsesi¨®n de Tokio por eliminar las ventajas fiscales de la ONG en EE UU.
Watson apenas desayuna, y eso que no tiene delante ni rastro de pescado. ¡°De peque?o me cri¨¦ en un pueblo pescador en Canad¨¢ y com¨ªa pescado casi a diario. Pero llevo 20 a?os sin probarlo¡±. De las ballenas, su organizaci¨®n ha pasado a otras especies, como las focas y el at¨²n rojo del Mediterr¨¢neo. En Malta rompen las redes de los cerqueros que los capturan. ¡°Para m¨ª, quien come at¨²n rojo comete un delito. No existe la pesca sostenible. En el Mediterr¨¢neo deber¨ªan prohibir todo tipo de pesca durante 50 a?os para que se recuperara¡±. Pues eso, sin t¨¦rmino medio.
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