Lo personal pesa m¨¢s que lo social para abortar
Los expertos ponen en duda que exista una ¡°violencia estructural¡± contra la mujer que empuje a interrumpir embarazos, como afirm¨® el ministro de Justicia S¨ª se echan en falta ayuda a la maternidad y una educaci¨®n sexual m¨¢s s¨®lida
"Milonga¡±, ¡°coartada¡±, ¡°enmascaramiento¡±: la postura del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, de enmarcar el aborto en la ¡°violencia de g¨¦nero estructural contra la mujer por el mero hecho del embarazo¡± provoca el rechazo frontal de los expertos. Ven en esas palabras una cortina de humo, una excusa para la pretensi¨®n del Gobierno de limitar el aborto ¡ªconsiderado como un derecho en las primeras 14 semanas desde 2010¡ª. No, la violencia de g¨¦nero no es eso, explican. El aborto es una opci¨®n. La maternidad, tambi¨¦n. Y ambos son derechos que se ejercen desde la libertad. Mujer y madre han dejado de ser sin¨®nimos forzosos, recuerdan.
¡°Gallard¨®n ha invertido los t¨¦rminos. Convierte maternidad y aborto en un dilema con un elemento a?adido: llama violencia de g¨¦nero a lo que no lo es, y trata a las mujeres como si fueran menores de edad sin capacidad de decisi¨®n¡±, afirma la soci¨®loga Soledad Murillo, madre de las leyes de Violencia e Igualdad cuando era secretaria general de Igualdad, y experta de Naciones Unidas. ¡°La violencia de g¨¦nero, seg¨²n est¨¢ definida por la ONU desde 1995, es la que ejercen los hombres contra las mujeres por el hecho de serlo. Puede ser f¨ªsica o ps¨ªquica. En cambio, la violencia estructural es la de las estructuras pol¨ªticas, econ¨®micas, culturales o religiosas que impiden ejercer los derechos humanos de las mujeres¡±, define.
¡°En Espa?a no se conculcan los derechos de maternidad¡±, defiende Murillo. ¡°El que la mujer pueda elegir si es o no madre es la libertad¡±, puntualiza Santiago Barambio, al frente de la asociaci¨®n ECAI, que agrupa a 33 cl¨ªnicas donde se realiza la interrupci¨®n voluntaria del embarazo (IVE). Una libertad que la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, de 2010, ha potenciado al convertir el aborto en un derecho en las primeras 14 semanas ¡ªya no hay que alegar motivos¡ª. En caso de malformaci¨®n o riesgo para la salud de la embarazada, se puede abortar hasta las 22.
¡°Gallard¨®n ha invertido los t¨¦rminos¡±, afirma Soledad Murillo
Mar¨ªa acaba de dar el paso: ha interrumpido su embarazo de cuatro semanas hace pocas horas. ¡°Para ser madre tienes que tener cabeza, y yo todav¨ªa soy una ni?a¡±, dice. Ha acudido a la cl¨ªnica acompa?ada por su novio: est¨¢n de acuerdo en no ser padres, pero el anticonceptivo fall¨®. ¡°Tengo trabajo, aunque eventual, pero no me siento con capacidad para convertirme en madre¡±, explica esta joven de 23 a?os que pide silenciar su apellido. El suyo es un caso frecuente: las razones personales le llevan a decir no.
¡°Las mujeres abortan porque se encuentran ante un embarazo no planificado que interrumpe su proyecto vital¡±, explica Olga Sancho, de la madrile?a cl¨ªnica Dator. ¡°Salvo casos de malformaci¨®n, se encuentran con un embarazo que ni desean ni han buscado¡±, a?ade Yolanda Trejo, responsable del trabajo social en la cl¨ªnica barcelonesa Tutor M¨¦dica.
¡°No me siento capaz de ser madre¡±, dice una joven que pone fin a la gestaci¨®n
?C¨®mo llegan a la conclusi¨®n de que no quieren ser madres? Es una decisi¨®n personal, que a menudo secundan los que no van a ser padres: los hombres abundan en las salas de espera de las cl¨ªnicas. Las mujeres adoptan esa postura tras sopesar elementos distintos. ¡°Existen mil factores: falta de estabilidad o consolidaci¨®n de la pareja, de madurez, de medios para establecerse como familia, de decisi¨®n para ser madre¡±, enumera Sancho. ¡°Las razones son m¨²ltiples. Los motivos de una mujer no tienen por qu¨¦ valer para otra¡±, dice Trejo, que a?ade elementos como la edad, la falta de estabilidad en el empleo, el futuro no resuelto, o la existencia de otros hijos... La proporci¨®n de mujeres que abortan tras haber sido madres ha subido paulatinamente, hasta el 53,8% en 2010, ¨²ltimo a?o con datos cerrados del Ministerio de Sanidad.
¡°Puede que ahora, con la crisis, pesen algo m¨¢s los motivos econ¨®micos, pero no tengo forma de saberlo. No se pregunta¡±, puntualiza Trejo ¡ªdesde la ley de 2010 no se preguntan las razones por las que se decide abortar¡ª. La proporci¨®n de mujeres que interrumpen voluntariamente su embarazo y est¨¢n en desempleo ha subido ¡ª15% en 2007, 22% en 2010¡ª, pero tambi¨¦n se ha incrementado el paro femenino en ese lapso. ¡°En cualquier caso, la causa econ¨®mica no es la principal¡±, asegura Sancho. Victoria Virtudes, de la madrile?a cl¨ªnica El Bosque, est¨¢ de acuerdo: ¡°Hay mujeres que, contra viento y marea, deciden seguir adelante con su embarazo¡±. Aunque a¨²n no hay datos oficiales cerrados de 2011, en varios centros est¨¢n convencidos de que el a?o pasado, en plena tormenta econ¨®mica, se realizaron menos abortos que en 2010 ¡ª113.031¡ª.
La voz discordante sobre la relaci¨®n entre crisis y aborto es la de Empar Pineda, de la cl¨ªnica Isadora (Madrid). Considera determinante para abortar ¡°la situaci¨®n socioecon¨®mica de la mujer y de su pareja¡±. Calcula que tres de cada cuatro interrupciones en su centro se deben a este motivo, ¡°en alza por la crisis¡±. El segundo en importancia es ¡°el embarazo no programado, que pone en solfa el proyecto de vida¡±, y el tercero ¡ªmenos del 10% de los casos¡ª son fallos en el m¨¦todo anticonceptivo.
Es una decisi¨®nen la que influyen muchos factores, dicen los expertos
¡°Est¨¢ claro que las mujeres abortan ante una maternidad no deseada, pero no hay datos recientes para saber qu¨¦ las lleva a no desearla¡±, asegura desde el terreno de los estudios la dem¨®grafa Margarita Delgado, del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC). A tenor de los ¨²ltimos, con datos de 1991 y 2001, esta experta en la evoluci¨®n de las interrupciones del embarazo observ¨® el papel relevante de la edad ¡°en un c¨²mulo de circunstancias que operan de forma distinta¡±. Los a?os ten¨ªan m¨¢s peso en las m¨¢s j¨®venes ¡ª¡°no quieren que el embarazo interrumpa su trayectoria vital¡±¡ª y las m¨¢s mayores ¡ª¡°ya tienen hijos o sienten que tienen demasiados a?os para ser madres¡±¡ª.
?Juega la falta de ayudas p¨²blicas a la maternidad a la hora de frenarla? Para el ministro Ruiz-Gallard¨®n, s¨ª ¡ª¡°la inexistencia de ayudas lleva a muchas mujeres a perder la libertad de elecci¨®n¡±, dijo a EL PA?S¡ª.
¡°?Ayudas?, ?d¨®nde est¨¢n? La realidad es que no existen. Nadie me pregunta por ellas¡±, afirma Trejo. ¡°Pr¨¢cticamente no las hay, ni las ha habido m¨¢s all¨¢ de alguna, ya cancelada, como los 2.500 euros por nacimiento. Y dudo mucho de que en una situaci¨®n de crisis vaya a haberlas¡±, a?ade Pineda. En el sobre de informaci¨®n que se entrega a las mujeres que quieren abortar en Madrid se resumen en poco m¨¢s que la renta de inserci¨®n (para la mujer sin ingresos) y deducciones fiscales (para la que s¨ª los tenga).
¡°Si lo que quiere decir el ministro es que la maternidad est¨¢ poco valorada, estoy de acuerdo. Pero entonces, ?d¨®nde est¨¢n las pol¨ªticas de ayuda a las mujeres que quieren tener hijos? Debe haber m¨¢s guarder¨ªas, por ejemplo, y facilitar la vida a las madres¡±, plantea Marina Subirats, catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Conoce ¡°alg¨²n caso¡± de trabajadora represaliada por el embarazo ¡ªel ¨¢mbito laboral es uno de los que Ruiz-Gallard¨®n vincula a la ¡°violencia estructural¡±¡ª, pero cree que esas situaciones se deber¨ªan erradicar ¡°con inspecciones de trabajo¡±, una opci¨®n que respaldan otras interlocutoras. ¡°Las empleadas solo comunican su embarazo a la empresa cuando han decidido seguir adelante¡±, puntualiza Olga Sancho, una de los que dudan de esa ¡°violencia¡±. ¡°El problema de fondo no es que las mujeres aborten, sino que la maternidad no se asume socialmente¡±, a?ade Subirats.
En varias cl¨ªnicas observan una bajada de las interrupciones
¡°Claro que no hay ayudas sociales para fomentar la natalidad, y la reforma laboral no ayuda a las mujeres embarazadas. Se pueden ver despedidas por tener un 20% de absentismo en dos meses, algo que suele ocurrir en el comienzo del embarazo¡±, critica Murillo. ¡°Si el Gobierno est¨¢ tan preocupado por la natalidad, ?por qu¨¦ no han incluido alguna medida nueva para defender el empleo de las madres? Las que hab¨ªa las han eliminado¡±. ¡°Nunca han existido pol¨ªticas de apoyo a la maternidad a trav¨¦s de los servicios sociales¡±, a?ade. ¡°No se puede defender el derecho a ser madre sobre la base de restringir lo que ha costado tanto lograr¡±, reflexiona Pineda.
¡°En el franquismo¡±, recuerda, ¡°las mujeres estaban educadas en una ideolog¨ªa seg¨²n la cual el destino de las mujeres era el matrimonio y dar hijos al var¨®n. En caso contrario, su vida no ten¨ªa sentido¡±. ¡°Aunque durante milenios la maternidad haya sido una obligaci¨®n, no puede seguir si¨¦ndolo¡±, plantea Subirats. ¡°Antes, la vida de la mujer estaba muy dedicada a la reproducci¨®n, y la del var¨®n, al sostenimiento de la familia, pero estamos en otra etapa, en la de la maternidad opcional, y eso es fant¨¢stico, porque revela una adaptaci¨®n a las condiciones de vida, al descenso de la mortalidad infantil, por ejemplo. La que no se ha adaptado al cambio es la sociedad, que organiza todo como si la mujer siguiera en casa¡±, a?ade esta soci¨®loga.
La legalizaci¨®n de los anticonceptivos ¡ªen 1978¡ª y de la interrupci¨®n del embarazo ¡ª1985¡ª han sido pasos decisivos para que la maternidad se haya convertido en una decisi¨®n voluntaria. Aunque se quede corta.
¡°La maternidad no se asume en la sociedad¡±, afirma la soci¨®loga Subirats
¡°Hay un d¨¦ficit de fecundidad no satisfecha en las espa?olas. En las encuestas dicen que querr¨ªan tener al menos dos hijos y tienen poco m¨¢s de uno, pero eso no se puede relacionar autom¨¢ticamente con el aborto, sino que apunta a dificultades de ¨ªndole econ¨®mica y organizativa, lo que lleva a los problemas para conciliar y la escasez de pol¨ªticas p¨²blicas generosas respecto a los hijos y la familia¡±, explica Delgado. ¡°Somos uno de los pa¨ªses que Europa Occidental que dedica menos porcentaje del PIB al ep¨ªgrafe de ¡®familia e hijos¡±, a?ade.
A esta experta le preocupa ¡°la carencia tremenda¡±, detectada en sus estudios, de ¡°formaci¨®n e informaci¨®n sexual¡±. ¡°Eso s¨ª que es violencia estructural: la falta de pol¨ªticas de salud sexual y reproductiva desde la escuela, tal como preve¨ªa la Ley de Salud Sexual y Reproductiva¡±, replica Murillo. Y es que esa parte de la norma apenas ha despegado. El debate, que no ha hecho m¨¢s que empezar, se centra solo en si el aborto deja de nuevo de ser un derecho para convertirse en una posibilidad que se concede a la mujer en ciertos supuestos.
M¨¢s ideolog¨ªa que medicina
El aborto divide a la profesi¨®n m¨¦dica. El tema, rodeado siempre de un profundo debate pol¨ªtico, ha sido espinoso en Espa?a desde la despenalizaci¨®n de la pr¨¢ctica, en 1985. Tampoco la ley de plazos ha logrado poner de acuerdo a los facultativos. Algunos se muestran a favor de que la mujer pueda interrumpir su embarazo de manera libre durante las primeras 14 semanas, tal y como prev¨¦ la ley de 2010. Otros creen que el aborto no es un derecho y consideran que Espa?a deber¨ªa volver a una ley de supuestos, como la que exist¨ªa hasta julio de 2010, pero mucho m¨¢s estricta.
Esta es la opini¨®n del Colegio de M¨¦dicos de Madrid ¡ª35.000 colegiados¡ª, que hace unos meses aprob¨® un controvertido informe elaborado por su Comisi¨®n Deontol¨®gica en contra de la ley de plazos que ha causado, dicen, ¡°un grave da?o¡±. El texto, en el que se asegura que hay que proteger la vida, y que esta comienza con la fecundaci¨®n, ha vuelto a colear tras el anuncio del ministro de Justicia de que reformar¨¢ la ley para hacerla m¨¢s restrictiva. ¡°No puede hablarse de un derecho al aborto, ello supondr¨ªa el reconocimiento del derecho a eliminar a un ser humano distinto de la madre y titular del derecho a la vida humana¡±, dicen.
Para los m¨¦dicos madrile?os, la norma aprobada por el Gobierno de Zapatero tiene ¡°un alto contenido ideol¨®gico¡±. Piden que se regule la objeci¨®n de conciencia, y que se contemple el derecho de un hospital completo ¡ªrecu¨¦rdese que solo el 3% de estas intervenciones se hace en la p¨²blica¡ª, un servicio ginecol¨®gico entero y de los m¨¦dicos de atenci¨®n primaria a objetar. Un punto pol¨¦mico, ya que la ley dicta que solo pueden negarse a la prestaci¨®n por motivos de conciencia aquellos profesionales ¡°directamente implicados¡± en la intervenci¨®n. Para el colegio madrile?o, informar ¡ªque es el papel del m¨¦dico de primaria¡ª es tomar parte activa, algo que para la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial (que re¨²ne a todos los colegios de Espa?a) es un deber del m¨¦dico.
El documento ha indignado a las organizaciones de mujeres. Como a la asociaci¨®n Otras Voces Feministas, que asegura que el informe es un ¡°sinsentido¡± elaborado desde la ideolog¨ªa y no desde el conocimiento de la realidad. Tambi¨¦n la Asociaci¨®n de Cl¨ªnicas Acreditadas para la Interrupci¨®n del Embarazo (Acai) se ha manifestado en contra de un documento que, aseguran, quiere influir en la reforma que el Gobierno quiere emprender.
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