El f¨²tbol, bal¨®n de ox¨ªgeno social
En plena crisis, la asistencia a los estadios crece en medio mill¨®n de entradas ?Por qu¨¦ el deporte rey escapa de la depresi¨®n?
El f¨²tbol es un zoo de cristal. Un microcosmos que se desarrolla sobre un tapete de hierba verde. Durante 90 minutos, y en un espacio de 110 metros de largo por 75 de ancho, se representa un drama contempor¨¢neo en el que se gana, se pierde o se empata, en un carrusel de emociones donde se mezclan la alegr¨ªa, la ira, la admiraci¨®n y la tristeza. Para millones de espa?oles, este gigantesco espect¨¢culo se ha convertido en una v¨¢lvula de escape frente a una realidad econ¨®mica que a veces asusta. ¡°El f¨²tbol no da soluciones a los problemas, pero s¨ª alegr¨ªas. Y por eso la sociedad se lo agradece de una forma muy generosa. Es un sector, un mundo, al que se le perdona todo¡±, reflexiona Alfredo Rela?o, director del diario deportivo As.
?Se ha convertido este deporte en una v¨¢lvula de escape en estos tiempos de crisis? ?Tendr¨ªamos mayor conflictividad en las calles si no fuese por un espect¨¢culo que ya en los tiempos predemocr¨¢ticos actu¨® como bal¨®n de ox¨ªgeno social, mano a mano con los toros y el boxeo? Sir Wiston Churchill ya se dio cuenta hace d¨¦cadas de que esto del f¨²tbol era algo especial cuando dijo aquello de que ¡°los italianos pierden las guerras como si fueran partidos de f¨²tbol y los partidos de f¨²tbol como si fuesen guerras¡±.
Act¨²e o no como refugio, lo que resulta incontestable es que logra aglutinar a un n¨²mero creciente de ciudadanos. Nada menos que 9.830.247 personas acudieron en la temporada 2010/2011 (¨²ltimos datos disponibles) a los estadios de f¨²tbol de Primera Divisi¨®n (ahora Liga BBVA), la cifra m¨¢s alta de la ¨²ltima d¨¦cada (igualando en n¨²meros redondos a la asistencia de 2005/2006, en los tiempos finales del boom econ¨®mico). En los a?os de mayor dureza de la crisis, la afluencia no ha dejado de subir. En las pasadas tres temporadas, los estadios de Primera han ganado medio mill¨®n de espectadores, seg¨²n los datos de la Liga de F¨²tbol Profesional (LFP).
Las cifras recientes reflejan algunos hitos espectaculares. El 16 de abril del a?o pasado 11.123.000 personas se sentaron frente a la televisi¨®n para ver un partido Real Madrid-Barcelona. Esta ¨²ltima temporada (2010/2011), 41,6 millones de espectadores vieron la Liga Adelante (Segunda Divisi¨®n), seg¨²n datos de la LFP. O sea, un 75,4% m¨¢s que la temporada anterior, lo que se debe sobre todo a que se incorporaron m¨¢s canales a las retransmisiones, y en un cierto porcentaje ¡ªimposible de concretar¡ª a que muchos espa?oles tienen m¨¢s tiempo libre forzoso. Sea cual sea la raz¨®n de fondo, el empuje resulta incuestionable.
¡°Hay algo que nunca ha dejado de sorprenderme¡±, apunta un alto cargo del Real Madrid, que pide el anonimato. ¡°Y es que 100.000 personas en paro griten enardecidas o entusiasmadas a 22 personas que ganan millones de euros. Y, a la vez, que haya cientos de familias en dificultades econ¨®micas que se gasten 100 euros por acudir al estadio¡±. El comentario, desde luego, tiene un punto de exageraci¨®n, pero tal vez se explique por esa ¡°generosidad social¡± de la que habla Alfredo Rela?o, o por ese sentimiento de dependencia que ha logrado crear este deporte entre sus aficionados a lo largo de su historia. Dado que es imposible tener una certeza de estos comentarios, estamos obligados a seguir avanzando en otras miradas.
Casi diez millones de personas fueron a los campos la pasada temporada
El F¨²tbol Club Barcelona vive, en lo deportivo, los mejores a?os de su historia, que, casualmente, coinciden con los peores de la econom¨ªa en Espa?a en d¨¦cadas. Su entrenador, Pep Guardiola, ha ganado 13 de los 16 t¨ªtulos que el Bar?a ha disputado con ¨¦l al frente. Y sus aficionados no dejan de celebrar ¨¦xito tras ¨¦xito en permanente estado de euforia.
¡°El f¨²tbol no pone el plato en la mesa a nadie pero aporta alegr¨ªa a bastantes hogares que viven momentos dif¨ªciles. Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos con nuestros socios y aficionados, pues no nos resulta ajeno que muchos lo est¨¢n pasando mal¡±, reconoce Jordi Cardoner, vicepresidente del ¨¢rea social del FC Barcelona. Y a?ade: ¡°Este deporte siempre ha sido una v¨¢lvula de escape frente a problemas personales, familiares o en el trabajo. Si no existiera buscar¨ªamos otra actividad, pero siempre son necesarias las escapatorias¡±.
El concepto de v¨ªa de escape, de salida, aparece de manera recurrente cuando se pregunta sobre el fen¨®meno. ¡°Si no hubiera f¨²tbol la crisis la vivir¨ªamos con m¨¢s tensi¨®n o de una forma m¨¢s obsesiva¡±, asegura Santiago ?lvarez de M¨®n, profesor de la escuela de negocios IESE y autor del case study de Rafa Nadal. ¡°Sinceramente, prefiero una sociedad con f¨²tbol que sin ¨¦l. Al fin y al cabo, este deporte es un estado de ¨¢nimo¡±, dice este docente. Una sensaci¨®n de euforia que se intensifica con las recientes victorias de la Selecci¨®n Espa?ola.
Todos los grandes acontecimientos de masas, aseguran algunos expertos, tienen ese car¨¢cter terap¨¦utico. ¡°No solo el f¨²tbol sino cualquier tipo de manifestaci¨®n que inste el optimismo se consume muy f¨¢cilmente. Las personas buscan acontecimientos que les ayuden a evadirse un tiempo. No creo que esto anestesie a la sociedad. A Espa?a siempre le ha gustado divertirse¡±, analiza F¨¦lix Plaza, socio responsable de Derecho Deportivo y Entretenimiento del bufete Garrigues. El m¨ªtico futbolista ingl¨¦s Bobby Charlton resumi¨® esta necesidad a su manera: ¡°?Qu¨¦ har¨ªamos sin el f¨²tbol, por el amor de Dios?¡±.
¡°El f¨²tbol no da soluciones pero s¨ª alegr¨ªas¡±, dice el director de ¡®As¡¯
Ahora bien, los jugadores, como lo fue en su d¨ªa el propio Bobby Charlton, ?son conscientes de la enorme influencia que tienen en la sociedad? ?Saben que miles de aficionados viven sus vidas a trav¨¦s de ellos? ?Que interiorizan como propios sus ¨¦xitos y sus fracasos?
Manuel Garc¨ªa Quil¨®n, representante de algunos de los principales futbolistas y entrenadores que trabajan en Espa?a (Callej¨®n, Arbeloa, Albiol, Filipi Luis, Gabi, Gregorio Manzano), es conocido en el sector por dos cosas: siempre tiene el buz¨®n de voz de su m¨®vil lleno, prueba de su hiperactividad y de la gran cantidad de jugadores que representa, y siempre es muy franco en sus apreciaciones. ¡°Los jugadores s¨ª son conscientes de su repercusi¨®n en la sociedad. Cada d¨ªa est¨¢n mejor comunicados con el entorno y tienen m¨¢s informaci¨®n¡±, apunta Garc¨ªa Quil¨®n. ¡°Pero adem¨¢s es que la crisis les afecta, y esto hay que decirlo. Los futbolistas de Tercera Divisi¨®n pr¨¢cticamente no cobran; de los de Segunda B ¨²nicamente un 20% de ellos puede vivir del f¨²tbol; los de Segunda han visto c¨®mo sus contratos bajaban m¨¢s de la mitad y en Primera tambi¨¦n han ca¨ªdo. Solo se mantienen los de las grandes estrellas¡±, admite con rotundidad.
Precisamente de esos privilegiados habla uno de sus representantes, Jos¨¦ Segu¨ª, quien rige los destinos deportivos de, por ejemplo, el Kun Ag¨¹ero (Manchester City), y lo hace en t¨¦rminos antit¨¦ticos a Manuel Garc¨ªa Quil¨®n. ¡°A ese nivel no son conscientes del impacto o la situaci¨®n social. Lo son los jugadores de clase b o c o, por ejemplo, en equipos en suspensi¨®n de pagos. En estos casos tienen los pies m¨¢s en el suelo¡±.
En t¨¦rminos parecidos se expresa Josep Mar¨ªa Casanovas ¡ªeditor del peri¨®dico deportivo Sport y profesional experimentado en este universo¡ª cuando asegura que los futbolistas de ¨¦lite ¡°van m¨¢s al marcador y al dinero que ganan¡± y menos a comprender una realidad social que los sit¨²a como ¡°personas que alimentan la pasi¨®n de la gente¡± e influyen sobre ella.
¡°Es una afici¨®n. No vamos al campo a olvidar problemas¡±, dice un madridista
Ese desapego de la realidad, quiz¨¢ achacable a su juventud y a ciertas carencias formativas, es algo que siempre se les ha reprochado, pero que seg¨²n Jordi Cardoner, directivo del FC Barcelona, est¨¢ cambiando. Al menos en sus colores. ¡°Los jugadores son j¨®venes por edad pero de car¨¢cter adulto. Esta madurez la han trasladado a su sensibilidad social. El nivel cultural del futbolista se est¨¢ elevando. Y para nosotros el crecimiento personal del jugador es tan importante como su excelencia deportiva¡±, afirma este responsable del club catal¨¢n.
Estos ¨²ltimos son los valores que impregnan la Mas¨ªa (la escuela de formaci¨®n de futbolistas del Barcelona) y que sin duda justifican buena parte de sus ¨¦xitos deportivos, que en gran medida radican en tener las ideas claras. ¡°Messis o Iniestas [dos jugadores que se formaron en la Mas¨ªa] surgen uno entre miles. Esto es algo que inculcamos a los chavales, y a sus familias, por lo que el valor de la educaci¨®n como tal cobra un papel esencial y no se descuida. No se puede jugar el futuro de un chico a una sola carta¡±, explicaba a este periodista hace unos meses Carles Folguera, director de la Mas¨ªa.
Claro que no todo el mundo lo ve as¨ª. ¡°No quiero un jugador que sea un hombre perfecto, que tenga un car¨¢cter fant¨¢stico; ese es el tipo de hombre que quiero para mi hija¡±. La frase, por si se lo est¨¢n preguntando, se le atribuye Jos¨¦ Mourinho, entrenador del Real Madrid. Y refleja las lecturas tan distintas que se pueden hacer de un mismo juego.
Tal vez la clave de todo resida en saber mantener la atenci¨®n del p¨²blico. El f¨²tbol es un circuito que retroalimenta su inter¨¦s constantemente. Se generan noticias antes, durante y despu¨¦s de los encuentros. Nunca se produce un vac¨ªo. Haya o no competiciones, los mensajes fluyen de manera constante para mantener captada la atenci¨®n de los aficionados. Algo tan nimio, en principio, como el esguince de un jugador puede convertirse en tema de apertura de los peri¨®dicos deportivos. La rueda gira y gira sin parar. Y el resultado es una especie de realidad sobreaumentada.
En esto tienen mucho que ver, l¨®gicamente, los medios de comunicaci¨®n. ¡°Los ¨ªndices de consumo de f¨²tbol en televisi¨®n no dejan de crecer y tambi¨¦n se ha producido una revoluci¨®n a la hora de consumirlo¡±, precisa Juan Carlos Santamar¨ªa, responsable de prensa de la LFP (Liga de F¨²tbol Profesional). ?A qu¨¦ se refiere? Adem¨¢s de soportes como Internet, el usuario puede, por un precio muy reducido, comprar partidos a las diversas plataformas televisivas que los comercializan. Y luego est¨¢n los diarios tradicionales, los especializados, las radios, los blogs¡ En el universo del f¨²tbol cada d¨ªa viven m¨¢s estrellas. Y renunciar a ¨¦l es algo que muy pocos aficionados quieren hacer, a pesar de las dificultades.
¡°El f¨²tbol, al menos ir al Bernabeu, resulta caro y cada vez m¨¢s es un ocio dirigido a privilegiados¡±, se queja Jos¨¦ Gallego, director de la pe?a madridista de Legan¨¦s. De los precios tambi¨¦n se queja Jos¨¦ Luis Pel¨¢ez, responsable de la pe?a blanca de Villacast¨ªn (Segovia). ¡°Una entrada como la m¨ªa ¡ª3? anfiteatro¡ª para el Bernabeu cuesta 80 euros¡±, dice Pel¨¢ez. Pero, ¡°de momento¡±, y a pesar de estar en paro, ¡°se la puede seguir permitiendo¡±. Eso s¨ª, ninguno de los dos pe?istas cree que sea un refugio frente a la situaci¨®n actual. ¡°Es una afici¨®n. No vamos al campo a olvidar problemas¡±, puntualiza Jos¨¦ Luis Pel¨¢ez. Pero no es igual para todo el mundo.
A 707 kil¨®metros de Villacast¨ªn, en Barcelona, Oriol Molina lleva 30 a?os siendo socio del FC Barcelona. Ahora, adem¨¢s, es el secretario de la pe?a Xavi Hern¨¢ndez (lleva el nombre del jugador del Bar?a) y reivindica esa virtud que tiene el f¨²tbol para abrir una fisura en la realidad. ¡°Los ¨¦xitos del Barcelona en estos tres ¨²ltimos a?os la verdad es que nos han ayudado a llevar las cosas de otra manera. Es una forma de encontrar alicientes durante la semana¡±, asegura Molina. ?l mismo, que pasa por una grave situaci¨®n familiar, admite que a las 9.30 (hora habitual de los partidos de su club), y durante 90 minutos, ¡°desconecta¡± de todos sus problemas.
Por eso, tal vez, habr¨ªa que recordar que ¡°hay tres cosas que funcionan siempre: los espect¨¢culos para ni?os, la m¨²sica para los j¨®venes y el f¨²tbol para los hombres. La gente deja de ir al restaurante un d¨ªa a la semana para poder acudir al campo¡±, asegura Josep Mar¨ªa Casanovas, del diario Sport. Y a?ade: ¡°Este deporte est¨¢ por encima del bien y del mal¡±. Pero ?lo podr¨¢ seguir estando si la crisis que nos azota se alarga a¨²n m¨¢s tiempo? Millones de espa?oles que tienen que apurar todas las semanas sus ingresos para ir a los estadios lo decidir¨¢n. Entonces, tal vez, muchos privilegiados del f¨²tbol tendr¨¢n que aprender que la vida tambi¨¦n se juega a ras de suelo.
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