La mariposa monarca ha llegado a C¨¢diz para quedarse
La especie aut¨®ctona de Norteam¨¦rica encuentra en Espa?a el clima y el alimento para su supervivencia
No est¨¢ de vacaciones, aunque como muchos turistas busca el calor y la gastronom¨ªa andaluces. La mariposa monarca (Danaus plexipus), aut¨®ctona de Norteam¨¦rica, ya vive tambi¨¦n de manera permanente en el sur de Espa?a, seg¨²n ha constatado un proyecto de investigaci¨®n de la Universidad de C¨®rdoba, financiado por la Fundaci¨®n Migres.
Este insecto tiene colores muy llamativos tanto en su fase de oruga como de mariposa, en la que alcanza un tama?o de diez cent¨ªmetros. ¡°Es un aviso para que los animales no se la coman, es t¨®xica¡±, explica Juan Fern¨¢ndez Haeger, investigador que ha participado en el estudio.
Es f¨¢cil verla en EE UU, sobre todo en sus viajes migratorios hacia M¨¦xico en invierno y en su retorno al norte en primavera. Pero en su vuelo, que puede llegar a alcanzar una altura de 2.000 metros, a veces se ven sorprendidas por tormentas cuyos vientos las arrastran hasta Europa. Cuando recaen en Inglaterra o el norte peninsular acaban muriendo, pero en C¨¢diz han encontrado un hogar para quedarse, con el clima c¨¢lido y las plantas -adelfillas y matas de seda- que necesitan para sobrevivir.
La existencia de estas plantas es fundamental para que la mariposa monarca haya podido asentarse en el Parque Natural del Estrecho y en el de Los Alcornocales, seg¨²n revela el estudio.
Ambas especies fueron introducidas en Espa?a por el hombre. La adelfilla debi¨® llegar desde Am¨¦rica Central durante el siglo XVI; y la mata de seda desde ?frica en el XVIII. Desde entonces crecen en nuestro pa¨ªs pese a que forman parte del cat¨¢logo de especies invasoras de la comunidad, aunque Fern¨¢ndez Haeger no cree que representen un peligro para el ecosistema. Tampoco las mariposas.
Aunque son plantas t¨®xicas ¨Cproducen problemas card¨ªacos- y el ganado no se las come, la oruga monarca consume estas plantas e incorpora sus compuestos venenosos a sus tejidos, lo que les sirve de defensa ante depredadores.
Los investigadores han observado que algunas llegan a vivir un mes, lo que es raro, la mayor¨ªa de especies de mariposas viven una o dos semanas. Su conducta en nuestro pa¨ªs es, adem¨¢s, diferente al de sus hermanas norteamericanas. ¡°Aqu¨ª no se comportan como una especie migratoria¡±, explica Fern¨¢ndez Haeger, ¡°sino que dispersan entre los rodales de plantas¡±. Se expanden en verano y en oto?o ocupan menos fragmentos.
Los investigadores de la Universidad de C¨®rdoba Diego Jordano y Juan Fern¨¢ndez, que han realizado este estudio durante los ¨²ltimos tres a?os con la financiaci¨®n de la Fundaci¨®n Migres, continuar¨¢n su labor con fondos propios para conocer mejor a esta bella inquilina del campo andaluz. Quieren conocer su ciclo biol¨®gico y ver si persisten mejor en zonas con menos viento. Otra tarea pendiente es observar la fluctuaci¨®n num¨¦rica de las colonias. ¡°El a?o pasado hab¨ªa cientos, era un espect¨¢culo¡±, comenta Fern¨¢ndez. Sin embargo, en los a?os precedentes la comunidad era mucho m¨¢s reducida. Destacan que el conocimiento de estos insectos es la base para su protecci¨®n.
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