¡°Ning¨²n poder jur¨ªdico puede separarnos¡±
Una mujer lucha por mantener el contacto con su hijo, engendrado por otra La madre biol¨®gica ha sido encarcelada, y su familia no permite las visitas
Maribel Blanco ha reiniciado la lucha. Cuando se separ¨® de su expareja, otra mujer, en 2006, tuvo que llegar hasta el Tribunal Supremo para que se le reconociera un r¨¦gimen de visitas con Miguel ¨Cnombre supuesto-, un ni?o a quien ella solo acepta llamar ¨Cy que se le llame- como su hijo. Ahora ha vuelto otra vez al combate, pero esta vez contra la hermana de su expareja, que es la que desde hace dos meses se encarga del ni?o, despu¨¦s de que la madre biol¨®gica del peque?o, una asesora fiscal, entrara en prisi¨®n por apropiaci¨®n indebida. Cansada, pero en¨¦rgica, Maribel no lo duda: ¡°Ning¨²n poder jur¨ªdico puede separarnos¡±.
Las dos mujeres se convirtieron en pareja a finales de 1995. En 2003, cuando la relaci¨®n les pareci¨® que estaba suficientemente consolidada, decidieron tener un hijo. Como la otra mujer era m¨¢s joven (Maribel tiene ahora 60 a?os), fue ella la que se someti¨® a la inseminaci¨®n. Para tenerlo, se fueron de Madrid a vivir a Talavera de la Reina (Toledo), una localidad a 110 kil¨®metros de la capital. ¡°Nos parec¨ªa que era mejor para el ni?o, con un ambiente m¨¢s relajado¡±. Todo ello, no sin sacrificios por parte de la mujer, que mantuvo durante un tiempo su gabinete de masajes en Madrid. De aquel proceso naci¨® Miguel. Eran los buenos tiempos, y el ni?o se inscribi¨® con un nombre compuesto que inclu¨ªa el apellido de su segunda madre, "M. Blanco", y con el apellido de la biol¨®gica. ¡°Era para que se fuera acostumbrando. Est¨¢ as¨ª desde la guarder¨ªa¡±, dice Maribel.
En 2005 el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero aprob¨® el matrimonio entre personas del mismo sexo. Era su oportunidad para regularizar la relaci¨®n entre los tres miembros de la familia. Pero la madre biol¨®gica fue demorando el proceso. ¡°Luego dijo en el juicio que ella no cre¨ªa en el matrimonio gay¡±, cuenta Maribel. En 2006 se separaron.
Maribel consigui¨® un r¨¦gimen de visitas "como allegada". ¡°Media hora dos d¨ªas a la semana, fines de semana alternos y las vacaciones a medias¡±, cuenta. ¡°Igual que cualquier pareja que se separa¡±. Los informes periciales de aquel juicio fueron ¡°demoledores¡±. ¡°La psic¨®loga dijo que tiene puesto el papel de madre en m¨ª¡±, cuenta Maribel. La ¨²nica diferencia fue que Maribel no le pasa ninguna pensi¨®n, pero ¡°porque su madre no quiere. As¨ª no se puede demostrar la relaci¨®n¡±, dice. Eso s¨ª, ella cuida y est¨¢ pendiente de lo que el ni?o necesita. ¡°Le regalo ropa, y lo mantengo cuando est¨¢ conmigo¡±.
La relaci¨®n, por tanto, entre madre e hijo ha continuado con igual intensidad, aunque no sin problemas. ¡°Ha habido m¨²ltiples incumplimientos del r¨¦gimen de visitas¡±, dice la mujer. Pero ahora la situaci¨®n se ha enrevesado a¨²n m¨¢s. ¡°La t¨ªa del ni?o no me deja verlo. No lo lleva ni al punto de encuentro¡±, dice la mujer, quien ¡°desde el primer incumplimiento¡± lo ha denunciado ante el juzgado n¨²mero 1 de Talavera de la Reina.
Ella sabe que tambi¨¦n su hijo la echa de menos. ¡°Me han dicho otras madres del colegio que le han visto llorar porque le dijeron que no iba a volver a verme nunca m¨¢s¡±, dice con un tono apesadumbrado. ¡°Es un ni?o muy duro. Le han rega?ado y le han dejado sin Reyes [Magos], pero ¨¦l se mantiene firme en que yo soy su madre¡±, dice con orgullo.
Para esta madre, cada d¨ªa que pasa es un calvario. Por eso no ha dudado en volver a hacer p¨²blico su caso otra vez. Pero no desmaya. ¡°El horror no es para m¨ª, es para el ni?o, que quiere verme. Mi hijo es mi hijo, y nadie me lo va a quitar, porque es lo que ¨¦l quiere¡±, afirma convencida de que esta vez, tambi¨¦n, la justicia acabar¨¢ por darle la raz¨®n.
¡°Este caso tiene como principal problema que parte de una base discriminatoria: el no reconocimiento de este ni?o al nacer de que ten¨ªa dos madres. Si ambas tuvieran los mismos derechos hoy el ni?o estar¨ªa con Maribel y ¨¦sta no estar¨ªa sufriendo por ignorar su paradero¡±, ha afirmado Boti Garc¨ªa Rodrigo, reci¨¦n elegida presidenta de la Federaci¨®n Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), que es la que ha dado de conocer el caso.
Este peri¨®dico est¨¢ a la espera de saber la versi¨®n de la t¨ªa del ni?o.
La regulaci¨®n de la maternidad de las lesbianas en pareja ha sido complicada aun desde que se aprobara la ley que permit¨ªa su matrimonio. A diferencia de las parejas heterosexuales, el registro de los ni?os por parte de la madre no biol¨®gica puede resultar muy complicado. Si ambas est¨¢n casadas antes de iniciar el proceso, el tr¨¢mite es, en teor¨ªa, el normal en cualquier matrimonio: ambas pueden inscribirse en el libro de familia como progenitoras del ni?o.
Pero en los casos en que los ni?os nacieron antes de que se aprobara la ley, las mujeres tienen? que iniciar un proceso de adopci¨®n por parte de la madre no biol¨®gica (y puede encontrarse con casos como el del juez Ferrin Calamita, sancionado por impedir el proceso). A diferencia de las parejas heterosexuales, donde da igual que el hombre est¨¦ casado con la madre o no, y el requisito que se pide es que lo reconozca verbalmente como propio a la hora de inscribirlo, en este caso no vale con acreditar dicha relaci¨®n.
En los casos de fecundaci¨®n asistida, tambi¨¦n hay diferencias. En las parejas heterosexuales, el hombre tiene que dar su consentimiento para que su esposa se someta al proceso, y la paternidad le queda atribuida inmediatamente. En el caso de las parejas de mujeres esto no estaba considerado en la bater¨ªa de leyes que se cambiaron en 2005, cuando se aprob¨® el matrimonio entre personas del mismo sexo. Hubo que regularlo despu¨¦s, aunque en muchos casos se sigue remitiendo a las mujeres a que adopten, lo que lleva un tiempo durante el que el ni?o no est¨¢ en condiciones de igualdad, ya que su relaci¨®n con su madre no biol¨®gica no est¨¢ reconocida.
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