¡°?Y c¨®mo podr¨¦ llegar a di¨¢lisis?¡±
Joan Suri¨¤, de 70 a?os, teme que las tasas dificulten un tratamiento esencial
Despu¨¦s de dos trasplantes y casi tres d¨¦cadas con los ri?ones ¡°parados¡±, Joan Suri¨¤, jubilado barcelon¨¦s de 70 a?os, subsiste gracias al transporte sanitario no urgente que le permite acudir a di¨¢lisis tres veces por semana. ¡°Lunes, mi¨¦rcoles y viernes. Piensa que en cada sesi¨®n pierdo unos tres kilos de peso: ni llego bien ni salgo bien de all¨ª¡±, detalla con preocupaci¨®n ante la pensi¨®n mensual que recibe, de unos 730 euros. ¡°Si pago recetas y medicamentos ya no me llega para el transporte¡ No s¨¦... ?Y c¨®mo podr¨¦ llegar a la di¨¢lisis? Porque... ?tambi¨¦n tenemos que comer, no?¡±.
Suri¨¤ acudir¨ªa a di¨¢lisis por sus propios medios de buena gana. ¡°Cuando me encontraba bien iba yo solo, pero la di¨¢lisis es cada vez m¨¢s dura y llega un punto en que ataca mucho¡±, se?ala. ¡°El transporte sanitario acaba siendo absolutamente imprescindible para casi todos¡±, insiste.
Las necesidades de Suri¨¤ no son un caso aparte: la mayor¨ªa de pacientes de di¨¢lisis requiere medios de transporte para recibir un tratamiento vital. ¡°Yo todav¨ªa soy de los que funciona bien¡±, ilustra el jubilado. ¡°Muchos llegan en silla de ruedas y otros en camilla as¨ª que a todos les tocar¨¢ pagar una parte¡±, detalla.
"Muchos pacientes vienen en silla de ruedas y otros en camilla", dice Suri¨¤
El transporte para todos ellos cuesta en Catalu?a entre 30 y 35 euros por persona y d¨ªa de servicio, calculan sindicatos del sector. Se trata de una estimaci¨®n imprecisa, porque el Gobierno catal¨¢n negocia el coste de la ambulancia colectiva con las empresas, y estas transportan un n¨²mero de pacientes que var¨ªa en funci¨®n de cada trayecto. ¡°No es un servicio de ambulancias corriente¡±, apunta el paciente. ¡°Suele ser colectivo y el itinerario est¨¢ tan mal trazado que para una sesi¨®n de di¨¢lisis de cuatro horas tardamos hasta ocho horas desde que nos recoge hasta que nos deja en casa¡±, precisa.
La sucesi¨®n de recortes en la sanidad p¨²blica y las tasas previstas por el Gobierno y la Generalitat han hecho mella entre los ciudadanos m¨¢s d¨¦biles, opina Suri¨¤. ¡°Somos como un perro al que le atacan todas las pulgas. Es injusto, no trabaj¨¦ y pagu¨¦ cotizaciones desde los 14 a?os para llegar a esto¡±, protesta.
Suri¨¤ era un gran aficionado al deporte cuando tuvo que dejar toda actividad f¨ªsica por el mal funcionamiento de sus ri?ones. ¡°Jugaba al f¨²tbol en plan un poco serio, nunca hab¨ªa fumado ni bebido, pero en 1986 descubrieron que los ri?ones no funcionaban¡±, detalla con voz seria. ¡°Se me cay¨® la casa encima, pero me advirtieron de que si no iba a di¨¢lisis saldr¨ªa con los pies por delante¡±, recuerda.
Desde entonces la rutina para salvar su vida ha ido alternando entre las sesiones de di¨¢lisis y los transplantes: dos en los ¨²ltimos veinte a?os. ¡°Al final, los ri?ones siempre acaban estrope¨¢ndose otra vez. Es algo muy complejo¡±, resopla Suri¨¤. Estas intervenciones acaban provocando otras complicaciones. ¡°La medicaci¨®n ataca el sistema inmunol¨®gico y cuando cae una hoja de alg¨²n ¨¢rbol, ya pillo una pulmon¨ªa¡±. La medicaci¨®n tambi¨¦n le atac¨® la vista y fue intervenido de cataratas. ¡°Es una dolencia que te cambia la vida y da muchos problemas¡±, resume.
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