La ciencia gana un pulso a la seguridad
La publicaci¨®n del trabajo sobre el virus mutante H5N1 es un triunfo de los investigadores sobre el aparato pol¨ªtico La histeria del ¨¢ntrax tras el 11-S llev¨® a una vigilancia ahora cuestionada
En ocasiones, los Gobiernos, en nombre de la seguridad nacional, intentan ponerle puertas al campo de la ciencia. Ha sucedido con mayor frecuencia desde los ataques terroristas contra Estados Unidos de 2001. Desde entonces, pol¨ªticos de todo signo han alertado sobre el riesgo de un ataque bioterrorista, el empleo de pat¨®genos para provocar muerte y terror generalizado. A finales del a?o pasado, un consejo que asesora a la Casa Blanca orden¨® la censura de dos estudios que describen mutaciones que convertir¨ªan en letal al virus de la gripe aviar. En marzo dio marcha atr¨¢s, ante las protestas generadas, y el primero de los estudios se public¨® finalmente este jueves. Aun as¨ª, EE UU ha abierto una pol¨¦mica que dista mucho de haber concluido.
¡°Nuestro estudio muestra que hay relativamente pocas mutaciones de amino¨¢cidos que sean suficientes como para que la prote¨ªna hemaglutinina del virus de gripe aviar H5 adquiera la capacidad de transmitirse entre mam¨ªferos¡±, asegura Yoshihiro Kawaoka, de la Universidad de Wisconsin en Madison, autor del estudio publicado esta semana en Nature. ¡°Este estudio puede conllevar unos beneficios para la salud p¨²blica notables, y supone una aportaci¨®n a nuestro entendimiento de un pat¨®geno tan importante¡±, a?ade. El otro estudio, elaborado por Ron Fouchier, del Colegio M¨¦dico Erasmus de Holanda, se publicar¨¢ en la revista Science.
En nombre de la seguridad hay quien intenta poner puertas
a la ciencia
El intento de censura de dos estudios no es algo que haya sucedido de la noche a la ma?ana. Es el resultado de una d¨¦cada de recelos y sospechas, desatados por los ataques terroristas de 2001 contra EE UU. Justo una semana despu¨¦s de esos atentados, un desconocido comenz¨® a enviar esporas de ¨¢ntrax a medios de comunicaci¨®n y a senadores dem¨®cratas. Murieron cinco personas y otras 17 resultaron heridas. El FBI acab¨® centrando sus investigaciones en Bruce Ivins, uno de los expertos m¨¢s reputados en ¨¢ntrax de EE UU, empleado por los laboratorios de biodefensa del Pent¨¢gono en Fort Detrick, Maryland. Se suicid¨® en 2008, sin confesar, dejando a la naci¨®n con la duda de si era el verdadero autor o si hab¨ªa actuado en solitario.
Muchos hab¨ªan pensado entonces que los ataques con ¨¢ntrax eran cosa de Al Qaeda. Pero no. La naci¨®n qued¨® estupefacta al saber que los hab¨ªa acometido, seg¨²n la versi¨®n del FBI, un cient¨ªfico traidor a su patria, capaz de emplear el objeto de sus investigaciones para atacar a sus conciudadanos. La Administraci¨®n de George W. Bush no perdi¨® tiempo y decidi¨® crear inmediatamente un comit¨¦, compuesto en gran parte por cient¨ªficos, que le asesorara sobre los riesgos de la ciencia, para evitar que sus avances acabaran en las manos equivocadas. Le dio el nombre de Consejo Nacional de Asesoramiento para la Bioseguridad de la Ciencia, y lo puso en marcha 2004.
Un consejo asesor de la Casa Blanca orden¨® censurar dos estudios
¡°El poder de curar puede ser tambi¨¦n el poder de destruir¡±, dijo el entonces Secretario de Sanidad norteamericano, Tommy Thompson. ¡°Los mismos instrumentos que se emplean para mejorar la salud y las condiciones de vida de la humanidad tambi¨¦n se pueden emplear para da?arla¡±. El Gobierno identific¨® tres posibles v¨ªas de ataque cient¨ªfico: ¡°Estudios que describieran la forma de incrementar la letalidad de una toxina; manipulaciones de agentes pat¨®genos que pudieran inutilizar vacunas, o v¨ªas para convertir agentes biol¨®gicos o toxinas en armas¡±.
Desde un primer momento, el inter¨¦s del Gobierno se centr¨® en la gripe, por la mortandad que ha demostrado en ¨¦pocas pasadas. En octubre de 2005, por ejemplo, meses antes de que se anunciara la primera composici¨®n formal de ese Consejo de Bioseguridad, dos equipos de cient¨ªficos revelaron que hab¨ªan regenerado el virus de la gripe espa?ola, que en 1918 caus¨® entre 20 y 50 millones de muertos. Los investigadores lograron la reconstrucci¨®n gracias a tejidos pulmonares preservados de los cad¨¢veres de dos soldados y una mujer congelada en Alaska. Ya entonces, la Casa Blanca expres¨® preocupaci¨®n por el uso de ese virus que se tiene bajo recaudo en el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta. Bush incluso hizo acudir a la Casa Blanca a los mayores fabricantes de vacunas del mundo para pedirles una mayor preparaci¨®n.
La amenaza viva
- 18 de septiembre de 2001. Cartas con esporas de ¨¢ntrax llegan a medios de comunicaci¨®n y al Capitolio.
- 4 de marzo de 2004. El Gobierno de EE UU crea un Consejo de Bioseguridad.
- 5 de octubre de 2005. Cient¨ªficos anuncian que han regenerado el virus de la gripe espa?ola de 1918
- 26 de enero de 2010. El Congreso concluye que el pa¨ªs no est¨¢ preparado para un ataque bioterrorista
- 20 de diciembre de 2011. El Comit¨¦ de Bioseguridad pide censurar dos estudios de Science y Nature sobre el N5H1.
- 30 de marzo de 2012. El Consejo da marcha atr¨¢s y permite su publicaci¨®n.
En el apartado de alarmas sociales, aquel a?o no solo se habl¨® de gripe. Algunos pol¨ªticos y expertos se opusieron a la publicaci¨®n de otro estudio, con un t¨ªtulo bastante descriptivo: An¨¢lisis de un ataque bioterrorista sobre la cadena alimenticia: el caso de la toxina botul¨ªnica en la leche. Aun as¨ª, el de los estudios de la gripe es el g¨¦nero que m¨¢s recelos ha causado en el Gobierno norteamericano y sus investigadores afines. ¡°Hay un grave riesgo, que roza la inevitabilidad, de una liberaci¨®n accidental de ese virus; y hay un riesgo, tambi¨¦n, de la liberaci¨®n intencional de ese virus¡±, dijo en 2004 al diario The New York Times un experto, el bi¨®logo molecular de la Universidad de Rutgers Richard Ebright, quien a?adi¨® que el de la gripe ¡°puede llegar a ser uno de los agentes bioarmament¨ªsticos m¨¢s efectivos que conocemos¡±.
Con la inquiteud en aumento, a finales del a?o pasado, las revistas Science y Nature anunciaron la publicaci¨®n de dos estudios sobre mutaciones provocadas en laboratorios del virus de la gripe aviar (H5N1), altamente transmisibles y letales en hurones. El autor de uno de ellos, Fouchier, del Colegio M¨¦dico Erasmus, dijo en un art¨ªculo de Science que era ¡°probablemente uno de los virus m¨¢s peligrosos que se pueden crear¡±. En aquel mismo art¨ªculo, y prepar¨¢ndose ya para la gran caja de truenos que iba a abrir, el presidente del Consejo de Bioseguridad de EE UU, el genetista Paul Keim, a?adi¨®: ¡°No creo que haya otro agente pat¨®geno tan terror¨ªfico como este... Ni siquiera creo que el ¨¢ntrax sea tan terror¨ªfico como esto¡±.
¡°Hay un componente de alarmismo sobre la gripe que se ha incrementado en los pasado 15 o 20 a?os¡±, explica el doctor Vincent Racaniello, profesor de Microbiolog¨ªa e Inmunolog¨ªa en la Universidad de Columbia. ¡°En ello ha contribuido notablemente la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, con diversos informes que en mi opini¨®n han exagerado la mortandad del virus entre humanos, que sit¨²an en un 50% o un 60%. Ha habido declaraciones muy inflamantes al respecto, que han llevado a reacciones exageradas. No hay evidencias cient¨ªficas que sustenten esa idea de que el virus de la gripe ser¨ªa un agente tan efectivo en un ataque bioterrorista a gran escala, y adem¨¢s es la labor de los cient¨ªficos la que puede dar medios a los Gobiernos para proteger a los ciudadanos y tomar medidas preventivas¡±.
El caso es que, finalmente, el Consejo de Bioseguridad decidi¨®, por primera vez en la historia de EE UU, pedir la censura de ambos estudios, ante la estupefacci¨®n de la mayor¨ªa de la comunidad cient¨ªfica. ¡°El Consejo ha decidido recomendarle al Departamento de Sanidad que le pida a los autores de los informes y a los editores de las revistas que los van a publicar que efect¨²en cambios en los manuscritos¡±, dijo el Departamento de Sanidad en un comunicado, en el que se ped¨ªa que los textos ¡°no incluyan los detalles metodol¨®gicos y de otra naturaleza que puedan permitir la r¨¦plica de los experimentos por aquellos individuos que quieran efectuar da?os¡±.
El intento de censura es el resultado de una d¨¦cada de recelos
Unos d¨ªas antes, la jefa de la diplomacia norteamericana, Hillary Clinton, hab¨ªa viajado a Ginebra para dar un discurso ante la Convenci¨®n de Armas Biol¨®gicas de las Naciones Unidas. ¡°Se puede crear un arma terrorista rudimentaria pero muy efectiva, empleando una peque?a muestra de pat¨®genos de f¨¢cil obtenci¨®n, con equipamiento barato y conocimientos de biolog¨ªa y qu¨ªmica a nivel universitario¡±, dijo. ¡°Hace menos de un a?o, Al Qaeda en la Pen¨ªnsula Ar¨¢biga hizo un llamamiento para que ¡®hermanos con t¨ªtulos en microbiolog¨ªa y qu¨ªmica¡¯ desarrollasen armas de destrucci¨®n masiva¡±.
Un grupo de cient¨ªficos, liderados por dos miembros del Consejo de Bioseguridad, Michael Osterholm y David Relman, se aline¨® inmediatamente con el Gobierno. En marzo, los dos publicaron un an¨¢lisis conjunto en el que aseguraban que las decisiones sobre las investigaciones potencialmente peligrosas no deb¨ªan depender ¨²nicamente de cient¨ªficos. ¡°El p¨²blico tiene el derecho de tomar parte en ese proceso de decisi¨®n, como parte de un contrato social que equilibre el privilegio de hacer investigaciones cient¨ªficas con la obligaci¨®n de no poner en peligro a la ciudadan¨ªa¡±, dijeron. Aseguraban que provocar mutaciones de la gripe aviar, como hab¨ªan hecho los autores censurados, no supon¨ªa ning¨²n avance concreto para la sociedad, m¨¢s all¨¢ de describir una v¨ªa evolutiva del propio virus. Se les unieron 20 investigadores, que publicaron un manifiesto en Science con el significativo t¨ªtulo de Las adaptaciones del virus de la gripe aviar son motivo de preocupaci¨®n.
Un bi¨®logo cree que la gripe puede ser una de las armas m¨¢s eficaces
Pero ?es posible ponerle puertas al campo cient¨ªfico? ¡°Es imposible esconder la metodolog¨ªa de un estudio de ese tipo seg¨²n los procedimientos cient¨ªficos vigentes¡±, explica el doctor William Shaffner, director del Departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Vanderbilt. ¡°Hay mucha gente inmiscuida en ese proceso. Normalmente, los proyectos los lidera un cient¨ªfico, pero le ayudan muchos otros en sus departamentos, como investigadores o estudiantes postdoctorales. Antes de enviar el estudio a una revista para su publicaci¨®n, lo leen colegas del autor. Los editores, posteriormente, lo someten a un gran escrutinio y lo env¨ªan a otros cient¨ªficos para que lo analicen. En el mundo actual, es muy dif¨ªcil mantener a la ciencia en secreto¡±.
Teniendo en cuenta esas poderosas razones, entre muchas otras, el Consejo de Bioseguridad acab¨® entrando en raz¨®n. Se vot¨® a favor de permitir la publicaci¨®n de los dos estudios. ¡°Como principio general, el Consejo se muestra a favor de la comunicaci¨®n sin restricciones de informaci¨®n investigadora siempre y cuando esta no pueda usarse de forma perniciosa, para poner en riesgo inmediato y significativo la salud y la seguridad p¨²blicas¡±, se?al¨® en un comunicado. La mayor parte de la comunidad cient¨ªfica consider¨® que era lo adecuado. Recog¨ªa su sentir Nature, en su editorial de esta semana: ¡°?Si hay un beneficio para la salud p¨²blica o la ciencia, siempre hay que publicar!¡±.
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