¡°Privatizarnos supondr¨ªa hurtar a muchos el derecho a tener hijos¡±
El presidente de la Asociaci¨®n para la Biolog¨ªa de la Reproducci¨®n cree que recortar en tratamientos de fecundaci¨®n ser¨ªa fatal para la natalidad en Espa?a
La medicina reproductiva est¨¢ en el punto de mira. Y el presidente de la Asociaci¨®n para el Estudio de la Biolog¨ªa de la Reproducci¨®n (Asebir), Manuel Ardoy, es consciente. ¡°Cuando se habla de recortes siempre se nos menciona en el mismo paquete que el aborto y el cambio de sexo. Pero no tenemos nada que ver con ellos, salvo la relaci¨®n con los genitales, que parece la obsesi¨®n de algunos. Lo que necesitamos no es que nos recorten, sino que nos regulen¡±, afirma tajante. ¡°En Espa?a la ley establece que hay que crear un registro de donantes y otro de actividad, y ning¨²n Gobierno lo ha hecho¡±.
Adem¨¢s, Ardoy est¨¢ convencido que quienes mencionan las pr¨¢cticas de fecundaci¨®n asistida y otros tratamientos de la infertilidad como una de las prestaciones que pueden desaparecer de la futura cartera de servicios lo hacen ¡°m¨¢s por criterios ¨¦tico-morales que econ¨®micos¡±. ¡°Las cifras del posible ahorro son muy bajas, unos 50 millones¡±, afirma.
A falta de un registro nacional, el m¨¦dico utiliza el de la Sociedad Espa?ola de Fertilidad (SEF) para sacar los datos que lo demuestran. ¡°Cada a?o se hacen m¨¢s de 86.000 ciclos en Espa?a. De ellos, aproximadamente el 30% en la sanidad p¨²blica. Gracias a nuestra pr¨¢ctica se produce el 3,5% de los nacimientos de Espa?a. Es el doble de lo que baj¨® la natalidad seg¨²n los ¨²ltimos datos, y hay que ver la que se arm¨®. Pues imagine lo que ser¨ªa sin nosotros¡±, argumenta.
La idea de que alguien decida privatizar los tratamientos ¡°dejar¨ªa a muchos sin el derecho a tener hijos¡±, afirma. ¡°Hay que tener en cuenta que el 15% de las personas va a tener problemas para engendrar; no es un porcentaje peque?o¡±. ¡°En la sanidad p¨²blica, por ejemplo, cada ciclo para la fecundaci¨®n in vitro sale por unos 1.000 euros, seg¨²n nuestras cuentas, aparte de la medicaci¨®n, que son aproximadamente otros 1.000. Pero en la privada cuesta m¨¢s de 3.000, con lo que habr¨ªa una discriminaci¨®n para las personas con pocos recursos¡±, explica Ardoy. ¡°Y eso muchas parejas no se lo pueden permitir, y menos de golpe. Porque, adem¨¢s, aunque lo que hacemos lo hacemos muy bien, la tasa de ¨¦xito es del 40% por ciclo, as¨ª que muchos van a necesitar un segundo e incluso un tercero¡±. Claro que, a cambio de este coste, el trabajo de los especialistas tiene como resultado ¡°un bien no solo humano, sino tambi¨¦n econ¨®mico: un ni?o, que va a generar dinero desde el principio¡±, indica.
¡°Gracias a nuestras pr¨¢cticas se produce el 3,5% de los nacimientos¡±
Esta defensa de su labor no impide que el m¨¦dico vea posibilidades de mejora. Ah¨ª es donde entra su apreciaci¨®n de que, en lugar de recortar lo que hay que hacer es regular. ¡°Se suele decir que los tratamientos de fertilidad obedecen a dos causas, las m¨¦dicas y las sociales, aunque muchas veces no hay una frontera clara entre ambas¡±, afirma. A la primera, corresponder¨ªan los tratamientos de infertilidad biol¨®gica. En los segundos podr¨ªan entrar otros, como los tratamientos ¡°preventivos¡± de mujeres que deciden congelar sus ovocitos o los embriones cuando son j¨®venes para usarlos m¨¢s adelante, o, alguno ¡°muy raro, como el caso del hombre que se ha hecho la vasectom¨ªa, por ejemplo, y luego quiere tener hijos¡±. Aunque ¨¦l no est¨¢ de acuerdo, cree que es una de las posibles limitaciones que se pueden llegar a implantar cuando se revise la cartera de servicios. Otra posibilidad es que se restrinja el n¨²mero de ciclos a que tiene derecho una pareja, aunque ¡°lo normal en la p¨²blica es hacer dos o tres, no m¨¢s, porque a partir del tercero la probabilidad de que el proceso prospere cae mucho¡±, aclara.
La prestaci¨®n en los hospitales del servicio nacional de salud tiene otras limitaciones. ¡°Por ejemplo, no se hace donaci¨®n de ovocitos o de esperma, porque no est¨¢ regulado el tema de la compensaci¨®n a los donantes. Por eso mismo, solo se trata a matrimonios o parejas¡±.
En su ¨¢rea, el m¨¦dico no conoce casos de abuso por parte de los extranjeros. ¡°Aproximadamente un 20% de las personas que tratamos son extranjeras, pero eso se corresponde con la tasa de poblaci¨®n inmigrante de Espa?a, porque la infertilidad es global, no var¨ªa por nacionalidades. Otra cosa son las cl¨ªnicas privadas. Alguna est¨¢ especializada en extranjeras, pero eso es una fuente de ingresos para el pa¨ªs¡±, afirma.
¡°La tasa de ¨¦xito es de
un 40% por ciclo de
¡®fecundaci¨®n in vitro¡±
Eso no quiere decir que no haya cosas que se puedan hacer en el campo de la gesti¨®n, ese ¡°que nos regulen¡± que argumenta Ardoy como una alternativa. ¡°Lo que pasa es que no ha habido inter¨¦s, y no s¨¦ si conocimiento. A m¨ª nunca me han llamado para preguntarme qu¨¦ se podr¨ªa hacer para mejorar el servicio, y lo primero que tiene que hacer un gestor es saber qu¨¦ se trae entre manos. Que nos gestionen bien, y abarataremos a¨²n m¨¢s¡±, dice.
Entre sus sugerencias est¨¢ la posibilidad de establecer listas de espera ¨²nicas. ¡°En el hospital donde trabajo, el Gregorio Mara?¨®n de Madrid, es de un a?o, pero la media est¨¢ en dos. Nosotros intentamos priorizar a las mujeres que se acercan a los 40 a?os, porque por encima de esa edad no las tratamos ya que las probabilidades de ¨¦xito caen dram¨¢ticamente. Pero sabemos que hay parejas que est¨¢n apuntadas en las listas de varios sitios, a ver d¨®nde las cogen antes. Si la lista fuera ¨²nica podr¨ªamos priorizar mejor las necesidades¡±.
Ardoy tambi¨¦n plantea que, ¡°a lo mejor, es preferible que haya menos centros, pero con m¨¢s actividad¡±. ¡°Y se puede avanzar mucho en los materiales. La idea de una central de compras est¨¢ bien, pero con cuidado. Porque nosotros vemos que el tipo de pl¨¢stico influye en los embriones, y por comprar lo m¨¢s barato podemos estar reduciendo las posibilidades de ¨¦xito, y no hay nada m¨¢s caro que un mal material¡±, asegura. Por eso, para ¨¦l la calidad es la clave, y ya est¨¢n tramitando una certificaci¨®n de Aenor. ¡°Adem¨¢s, en alguna comunidad la central de compras se ha privatizado, con lo que se pierde parte del ahorro, ya que esa empresa que la gestiona se tiene que llevar una comisi¨®n¡±.
Por ¨²ltimo, est¨¢ la cuesti¨®n de la preparaci¨®n de los especialistas. ¡°No existe una formaci¨®n reglada. En el nuevo ordenamiento, nos han dicho que nos van a meter con gen¨¦tica. Y tenemos cosas en com¨²n, como el tema del diagn¨®stico preimplantacional, pero eso es solo una parte ¨ªnfima de nuestro trabajo¡±.
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