Argentina regula la muerte digna tras la lucha de dos madres

Argentina y el Gobierno de Cristina Fern¨¢ndez han dado un gran paso en el terreno de los derechos humanos. En la misma jornada, el Senado aprob¨® por unanimidad la ley de muerte digna, por la que se permite rechazar la prolongaci¨®n artificial de la vida, y tambi¨¦n la ley de identidad de g¨¦nero, por la que se autoriza a las personas a cambiar de nombre, de foto y de sexo en su DNI.

Cuando se aprob¨® la ley de muerte digna, varios familiares de enfermos en estado vegetativo presentes en los palcos se abrazaron. Pero todos los ojos estaban pendientes de dos mujeres: Susana Bustamante y Selva Herb¨®n. Susana era la madre de Melina Gonz¨¢lez, una chica de 19 a?os que sufr¨ªa una enfermedad degenerativa del sistema nervioso y a la que le sobrevino un tumor en la espalda. Melina hab¨ªa fallecido sedada en marzo de 2011, despu¨¦s de una larga lucha por su derecho a la sedaci¨®n y tras dictarle una carta a su madre: ¡°Nadie deber¨ªa sufrir este calvario. Les pido a nuestros legisladores y pol¨ªticos que despierten del letargo. Donde hay una necesidad hay un derecho. Yo tengo una necesidad y no hay leyes, no existen. Pido una ley de muerte digna¡±, le dec¨ªa.

Este mi¨¦rcoles, Susana Bustamante recordaba: ¡°Solo quien ve partir con sufrimiento al ser m¨¢s amado sabe lo que es pedir dignidad a la hora de partir. Yo le promet¨ª a Melina que el calvario que pas¨® no lo iba a pasar nadie m¨¢s¡±. Susana ha acompa?ado en su lucha a Selva Herb¨®n, madre de Camila, una ni?a de tres a?os que yace inm¨®vil en una cama sin respirar, ni ver, ni o¨ªr, ni sentir. Selva hab¨ªa escrito hace medio a?o una carta a la presidenta Fern¨¢ndez que conmovi¨® a todo el pa¨ªs: ¡°Usted sabe de sufrimiento, ha sufrido dos p¨¦rdidas inmensas e irreparables, el dolor no tiene medida, nadie puede decir su real dimensi¨®n. Hace dos a?os y cinco meses que este dolor nos acompa?a; debo ver a mi hija de a ratos, con su cuerpito lacerado por sondas y c¨¢nulas, por quemaduras, por el insistente accionar de la tecnolog¨ªa utilizada en medicina en una demostraci¨®n clara de obstinaci¨®n terap¨¦utica que lleva al encarnizamiento del cual es v¨ªctima mi beb¨¦. Es entonces que le pido que me ayude en este dolor, que no solo es m¨ªo, sino de una parte de la sociedad que sufre situaciones tan extremas como la de tener un familiar en situaci¨®n de salud irreversible¡±, dec¨ªa la misiva. Y conclu¨ªa: ¡°Es nuestro deseo que esta ley sea reglamentada en forma urgente; no queremos pensar en otra Navidad para mi familia viendo c¨®mo se deteriora el estado general de Camila por la existencia de un vac¨ªo legal. Postergar esta decisi¨®n para el pr¨®ximo a?o significa para nuestra familia, y para tantas otras en situaci¨®n similar, algo que nos cuesta entender¡±.

Herb¨®n espera que, en cuanto se promulgue la ley, los m¨¦dicos decidan de qu¨¦ manera facilitan ¡°el descanso¡± de su hija. Con esta ley, Argentina se suma a Holanda, B¨¦lgica, Luxemburgo, Suiza y Colombia, pa¨ªses con reglamento sobre la muerte digna. Espa?a regul¨® el rechazo al encarnizamiento terap¨¦utico en 2002.

En cuanto a la ley de identidad de g¨¦nero, tambi¨¦n fue festejada en las afueras del Congreso por unas 1.000 personas, muchas pertenecientes a colectivos de gais y lesbianas. ¡°Por fin se abri¨® la puerta del reconocimiento a la diversidad sexual¡±, declaraba en P¨¢gina 12 Malva, argentina de 90 a?os. ¡°Fui perseguida toda mi vida. Fui arrestada, encarcelada, vilipendiada, ultrajada y apaleada. (...). Desde el Gobierno de Per¨®n hasta ac¨¢ nos ignoraron ol¨ªmpicamente¡±.

Esta ley se aprob¨®, tras dos horas y media de debate, con 55 votos a favor, una abstenci¨®n y ninguno en contra. Una vez promulgada, solo se requerir¨¢ un mero tr¨¢mite administrativo para que una persona pueda cambiar el nombre, el sexo y la foto en el documento nacional de identidad. Adem¨¢s, los tratamientos hormonales estar¨¢n cubiertos en la sanidad p¨²blica. A partir de ahora, en Argentina, la identidad de g¨¦nero es ¡°la vivencia del g¨¦nero tal como cada persona la siente, corresponda o no con el sexo asignado en el nacimiento¡±. Palabra de ley.