La pederastia acosa otra vez a los Legionarios de Cristo
El Vaticano investiga a siete sacerdotes por supuestos abusos a menores, uno reciente Los propios herederos de Maciel denunciaron los casos en Roma
Los Legionarios de Cristo no aguantan la luz de los focos. Durante d¨¦cadas, el fundador de una de las m¨¢s conservadoras y poderosas congregaciones de la Iglesia cat¨®lica, el mexicano Marcial Maciel (1920-2008), logr¨® llevar una vida p¨²blica ejemplar mientras en la oscuridad robaba, se drogaba con morfina y abusaba de menores, incluidos algunos de los hijos que tuvo con dos mujeres. Ensalzado en vida por Juan Pablo II, el papa Benedicto XVI orden¨® dos a?os despu¨¦s de su muerte intervenir la organizaci¨®n y someterla a vigilancia. No lo ha soportado. El Vaticano est¨¢ investigando a siete sacerdotes de los Legionarios de Cristo por supuestos abusos sexuales a menores de edad y a otros dos m¨¢s por utilizar su misi¨®n espiritual para mantener relaciones sexuales con mujeres.
Los propios Legionarios, a trav¨¦s de un comunicado a Associated Press, han admitido que pusieron en conocimiento de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, el organismo del Vaticano que se encarga de investigar los presuntos casos de pederastia en el seno de la Iglesia, las acusaciones contra sus sacerdotes. ¡°Hace unos a?os¡±, reconocen, ¡°responsables de los Legionarios de Cristo recibieron en varios pa¨ªses algunas denuncias de actos gravemente inmorales y m¨¢s infracciones serias cometidas por algunos legionarios¡±. Los herederos de Maciel aseguran que solo hay un caso de abusos recientes y que los dem¨¢s habr¨ªan sido cometidos hace d¨¦cadas. Un largo periodo de oscuridad en el que el Padre dirigi¨® con mano de hierro su congregaci¨®n ¡ª900 sacerdotes, 3.000 seminaristas y 70.000 miembros laicos repartidos por 18 pa¨ªses¡ª mientras llevaba una doble vida casi perfecta.
Ahora se sabe que en Roma se apellidaba Maciel. En M¨¦xico, unas veces Rivas y otras Gonz¨¢lez. Al tiempo que el Vaticano lo trataba con las complacencias que se merece el l¨ªder de una poderosa orden fundada por ¨¦l mismo en 1941, en su otra vida mexicana dec¨ªa que trabajaba en la Shell y otras que era agente de la CIA. En Europa era c¨¦libe. En Am¨¦rica era la pareja ¡ªpor lo menos¡ª de Blanca Estela Lara, una mujer a la que conoci¨® cuando ella ten¨ªa 19 a?os y ¨¦l 56. Maciel adopt¨® al hijo que Blanca acababa de tener y le propuso matrimonio. Nunca se casaron, pero tuvieron dos hijos m¨¢s. Tres hijos que, junto a su madre, desvelaron el pasado a?o en la televisi¨®n mexicana la otra vida del fundador de los Legionarios. ¡°La primera vez que abus¨® de m¨ª¡±, cont¨® Ra¨²l Gonz¨¢lez Lara, ¡°fue en Colombia, cuando yo ten¨ªa siete a?os. Yo estaba acostado con ¨¦l, como cualquier ni?o con su padre a esa edad. ?l me baj¨® los calzoncillos y me intent¨® violar. Fue el primer abuso. Pero hubo muchos abusos sexuales m¨¢s. Tambi¨¦n en Madrid. Hac¨ªa que mi hermano y yo lo masturb¨¢ramos y que le sac¨¢ramos fotos. ?l se quedaba con las fotos Nos dec¨ªa que su t¨ªo tambi¨¦n lo hab¨ªa hecho con ¨¦l¡¡±.
Incluso despu¨¦s de que, en 2006, el papa Benedicto XVI lo castigara apart¨¢ndolo del ministerio sacerdotal, la congregaci¨®n ultraconservadora lo sigui¨® protegiendo con el beneficio de la duda, pero, ante una revelaciones tan tremendas, los Legionarios de Cristo no tuvieron m¨¢s remedio que admitir la evidencia, reconocer la verg¨¹enza y apear a su fundador del cari?oso apelativo de Padre. En un comunicado fechado en Roma y firmado por su actual director general, ?lvaro Corcuera, la orden admiti¨®: ¡°Estamos profundamente consternados y tenemos que reconocer que son ciertas las acusaciones contra el Padre Maciel, entre las que se inclu¨ªan abusos sexuales a seminaristas menores¡±. La esperanza era que Maciel fuese la ¨²nica fruta podrida del cesto. Pero, hete aqu¨ª que, para protegerse a s¨ª mismo, el fundador de los Legionarios de Cristo hab¨ªa incluido en sus reglas de funcionamiento interno la prohibici¨®n de denunciar a un superior. As¨ª que, cuando Aaron Loughrey, que ahora tiene 35 a?os, ten¨ªa 17 a?os y era seminarista en Irlanda no supo decir que no cuando un superior, alegando que ten¨ªa calambres en el abdomen, se meti¨® en su cama, le pidi¨® que le diera masajes y luego que lo masturbara.
Loughrey, que no lleg¨® a ordenarse sacerdote, ha contado a la agencia AP: ¡°En mi coraz¨®n y en mi conciencia, yo cre¨ªa que hab¨ªa actuado de esa noche como un verdadero legionario, al anteponer las necesidades de mi superior a las m¨ªas¡±. El exseminarista dice estar convencido de que hay m¨¢s abusadores en los Legionarios. Aunque tard¨ªa, la Iglesia cat¨®lica parece dispuesta a cortar por lo sano la epidemia de abusos a menores cometidos por cl¨¦rigos en todo el mundo. La puesta en escena de esa decisi¨®n se produjo el pasado mes de febrero, durante un organizado por el Vaticano en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. El encuentro supuso un giro copernicano en su pol¨ªtica. No solo porque por primera vez ¡ªen directo, con luz y taqu¨ªgrafos¡ª representantes de 100 conferencias episcopales y superiores de 30 ¨®rdenes escucharan el testimonio en directo de una de sus v¨ªctimas, sino tambi¨¦n porque el mensaje, rubricado con el sello papal, es n¨ªtido y contundente: ¡°Las v¨ªctimas son nuestra prioridad. Los curas, ante el juez¡±.
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