Gente que mira las nubes
Una asociaci¨®n re¨²ne a 30.000 amantes de observar estas formaciones Desde meteor¨®logos a artistas de 93 pa¨ªses que las "coleccionan"
Mirar a las nubes se considera tradicionalmente cosa de poetas, de so?adores, o, simplemente, de vagos. ¡°Mira, yo en esa veo un drag¨®n¡±, ¡°pues yo veo la cara de mi padre¡±, ¡°pues yo veo un inodoro¡±, dicen los ociosos tumbados felizmente en la hierba. Pero esto es un prejuicio: observar las nubes, adem¨¢s de una actividad muy hermosa, es una cosa muy seria, como demuestran los casi 30.000 socios de la Cloud Appreciation Society (la Asociaci¨®n para la apreciaci¨®n de las nubes), a los que les gusta perder la cabeza entre c¨²mulos, cirros y cumulonimbos. De todos ellos, 243 observadores de nubes son espa?oles. Uno de ellos es Jorge Fin.
Jorge Fin se adelant¨® al actual descr¨¦dito (en todos los sentidos) del mundo bancario y abandon¨® hace 23 a?os su puesto de trabajo en un banco. ¡°Fui muy obediente con mis padres, estudi¨¦ Econom¨ªa, me puse a trabajar en el NatWest, y a los dos a?os estaba harto¡±, explica. ¡°A m¨ª lo que me gustaba era pintar, as¨ª que, cuando me sali¨® una exposici¨®n en San Sebasti¨¢n, me cog¨ª un a?o sab¨¢tico. Me dec¨ªan que volviera, que me sub¨ªan el sueldo, pero no lo hice¡±. Pintando y pintando dio con las nubes. ¡°Yo pintaba series de cuadros de otras tem¨¢ticas para las exposiciones, y las nubes las pintaba para relajarme y tenerlas en casa. Pero un galerista me anim¨® a exponerlas y cada vez me fui metiendo m¨¢s¡±. Ahora se define como pintor de nubes y, adem¨¢s de pintar cuadros, llena de enormes nubes fachadas y murales. Una tradici¨®n pict¨®rica bastante fecunda, por cierto, sobre todo en el Romanticismo, de los pinceles de autores paisajistas como Turner o Caspar David Friedich, de quien su mujer dec¨ªa que cuando pintaba nubes no se le pod¨ªa interrumpir pues estaba ¡°hablando con Dios¡±.
¡°Lo bueno de la afici¨®n a las nubes es que es muy democr¨¢tica, est¨¢ al alcance de todos. Se ven desde el palacio del poderoso, pero tambi¨¦n en el cuadrado de cielo que les queda a los presos¡±, dice Fin, que tiene el numero 27 de la Asociaci¨®n tras ser recomendado por un gur¨² del sector, el profesor John Day, fallecido en 2008, que fue meteor¨®logo en el Pac¨ªfico durante la Segunda Guerra Mundial y manten¨ªa la web Cloudman (El Hombre Nube) y con el que Fin manten¨ªa una relaci¨®n epistolar. El pintor le mandaba sus cat¨¢logos al profesor, y ¨¦ste le enviaba sus libros al pintor, a Murcia, donde vive hace 18 a?os.
Pero la Asociaci¨®n para la apreciaci¨®n de las nubes viene de la mente de otro loco del asunto, el brit¨¢nico Gavin Pretor-Pinney, autor del libro Gu¨ªa del observador de nubes (Salamandra) donde, en tono de humor, se explica todo lo que hay que saber sobre los tipos de nube que pueblan el cielo, por qu¨¦ se forman, y c¨®mo y cu¨¢ndo observarlas. Pretor-Pinney decidi¨® reunir a este selecto club que mira hacia arriba para defender y difundir su extra?a filia. ¡°Tenemos una relaci¨®n intrigante con las nubes. Aunque nos gusten de ni?os, luego mucha gente se queja de ellas en la vida cotidiana, porque pueden bloquear la luz y la calidez del sol. Pero las nubes son grandes estimuladores de nuestra imaginaci¨®n que, por ejemplo, hacen m¨¢s hermosos los crep¨²sculos¡±, afirma.
¡°Las nubes tambi¨¦n me fascinan como objeto. Leonardo Da Vinci las llam¨® ¡®cuerpos sin superficie¡¯. Cuando ves un c¨²mulo en el cielo, parece un objeto, pero no lo es. En realidad, es una colecci¨®n de millones de gotas microsc¨®picas de agua. Las nubes constituyen un fen¨®meno que puede ser explicado con las leyes de la F¨ªsica, pero tambi¨¦n resultan muy po¨¦ticas, y a m¨ª me interesan ambos aspectos¡±, relata Pretor-Pinney. Ser miembro de la asociaci¨®n de por vida cuesta cinco libras brit¨¢nicas (unos seis euros). En la actualidad hay 30.000 miembros repartidos por 93 pa¨ªses escrutando a nuestras acompa?antes a¨¦reas. El miembro m¨¢s longevo tiene 102 a?os. ¡°Hay un amplio rango de perfiles en la asociaci¨®n¡±, dice este nub¨®logo. ¡°Algunos vienen del mundo de la meteorolog¨ªa o tienen alguna conexi¨®n profesional con el tiempo o el clima. Pero otros son artistas, quiz¨¢s saben que las nubes suponen el mayor desaf¨ªo a la hora de pintar un paisaje¡ Hay socios de todo el mundo, desde Estados Unidos a Irak o pa¨ªses africanos. Al estar todos bajo el mismo cielo, el inter¨¦s en las nubes es bastante universal¡±. Seg¨²n explica, cualquier lugar es bueno para ver nubes: se pueden observar de todos los tipos desde cualquier lugar del mundo. Pero, simplemente, la gente se olvida de mirar. Los miembros de la asociaci¨®n dicen ¡°coleccionar¡± nubes, aunque esto no quiere decir que las metan en un bote de cristal y se las lleven a casa. Por el mero hecho de observarla y, tal vez, fotografiarla, ya es parte de su colecci¨®n. En su website acostumbrar a compartir asombrosas fotos de nubes (http://cloudappreciationsociety.org/gallery/#p=1&i=0) cazadas por todo el orbe terrestre. Porque, aunque hayan sido tratadas de domesticar o coleccionar, presas en fotos y clasificaciones cient¨ªficas, no hay dos nubes iguales.
Es de esperar que estos observadores tengan una nube favorita. Jorge Fin elige las nubes lenticulares: ¡°Son muy raras de ver, con forma de platillo volante y muchas veces los uf¨®logos quieren hacer pasar fraudulentamente por ovnis, porque adem¨¢s aparecen en grupos. A veces, en d¨ªas de mucho viento y fr¨ªo, estas nubes aparecen sobre monta?as escarpadas, por ejemplo en Sierra Nevada, y se posan sobre ellas como boinas¡±. Gavin Pretor-Pinney se decanta por los c¨²mulos: ¡°Las nubes hinchadas que ves en d¨ªas soleados de buen tiempo, son mis favoritas desde ni?o, era las que ve¨ªa cuando iba a la escuela y son las mejores para encontrar formas, porque tienen unos bordes muy bien definidos. Puedes ver muchos rostros en el perfil de un c¨²mulo. Adem¨¢s, como curiosidad, dir¨¦ que si juntas el peso de todas las gotas de agua que forman un c¨²mulo, pesar¨ªa lo mismo que 80 elefantes¡±.
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